Tal día como hoy 21 de abril del 1503, en el transcurso de la Guerra de Nápoles, las tropas de Castilla y Aragón derrotan a las francesas en la batalla de Seminara.
En noviembre de 1500 Luis XII de Francia y Fernando el Católico de Aragón firmaron el tratado de Granada por el que ambos acordaban repartirse el reino de Nápoles a partes iguales, todavía bajo el reinado de Federico I.
Con este fin, en 1501 el ejército francés de Robert Stuart d'Aubigny penetró en Nápoles desde el norte, mientras las fuerzas españolas bajo el mando del Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba ocupaban la parte sur.
Federico I fue derrocado y su reino dividido entre ambos ocupantes según lo estipulado, pero pronto surgieron disensiones entre franceses y españoles por la posesión de la franja que separaba sus respectivos territorios, y en junio de 1502 se llegó al enfrentamiento armado entre ambos.
A principios de abril de 1503 parecía que la paz estuviera próxima, por las gestiones diplomáticas que Felipe el Hermoso, yerno de Fernando el Católico, llevara a cabo con el rey francés firmando el tratado de Lyon, pero la negativa del rey aragonés a ratificar el acuerdo dejó las cosas como estaban.
Dos meses antes - mediados de febrero - zarpó de Cartagena la armada enviada por el rey Fernando a Nápoles en apoyo del Gran Capitán, que llegó el 5 de marzo a Mesina y de allí a Regio, ya en la península italiana.
Ante la llegada de refuerzos españoles, Aubigny marchó hacia San Martino, mientras el jefe español Andrade reunía todas sus fuerzas en Seminara y tras un acuerdo entre ambos bandos, concertaron entrar en batalla el viernes, 21 de abril.
Fijada la fecha del encuentro, los soldados españoles se amotinaron, rehusando entrar en combate hasta no cobrar sus pagas atrasadas, por lo que el capitán Hugo de Cardona y el virrey de Sicilia les dieron un anticipo, con lo que el asunto quedó resuelto.
El día señalado se encontraron ambos ejércitos entre Seminara y Gioia, pero el grueso del ejercito español pasó el río por otro camino, sin ser advertidos por los franceses.
Cuando Aubigny se dio cuenta, se movió con gran celeridad, pero los españoles ya avanzaban contra los franceses en formación compacta, mientras estos, al acelerar el paso se desordenaron, por lo que los españoles pudieron derrotarlos antes de que la retaguardia francesa llegara a participar en el combate.
La infantería de Aubigny se refugió en un bosque, donde fue aniquilada, y su ejército perdió más de 800 efectivos, mientras los españoles, por su parte, capturaron 600 caballos y 400 acémilas y sufrieron la baja tan solo de dos hombres de armas y un artillero.
Una semana después de este enfrentamiento, el Gran Capitán derrotaría a los franceses en la batalla de Ceriñola, dando un nuevo giro a la guerra, que a partir de ese momento se inclinaría a favor de los españoles.
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