Tal día como hoy 8 de mayo de 1561 Felipe II, mediante una Real Cédula dictada en Toledo, anuncia su decisión de trasladar la Corte española, a la villa del Manzanares - actual Madrid - iniciando una política fuertemente centralista.
Fueron varias las razones que movieron a Felipe II para elegir Madrid como sede permanente de la monarquía española en perjuicio de otras ciudades como Toledo o Valladolid.
Madrid era una ciudad cruce de caminos y en la cual se celebraron las Cortes de Castilla en nueve ocasiones desde 1309, con largas estancias de la Corte en el Alcázar.
La abundancia de agua, salubridad, clima benigno y el estar rodeada de abundantes bosques.
La escasa implantación en la villa de los poderes nobiliario y eclesiástico, pues no había obispado, que siguió dependiendo de Toledo durante todo el Antiguo Régimen y los aristócratas más cercanos con poder territorial eran los Mendoza de Guadalajara.
La existencia del Real Alcázar de Madrid, una importante fortaleza real y una de las mayores de Castilla.
El hecho de que la Casa de Campo fuera una extensa propiedad real inmediata al mismo Alcázar, así como la relativa cercanía del monte de El Pardo.
La circunstancia de que Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, sentía un gran aprecio por Madrid y su salubridad, quejándose con frecuencia del triste ambiente toledano y su clima extremo.
En cualquier caso, alejada del mar y de ríos navegables, Madrid no deja de constituir una anomalía entre las ciudades capital del Antiguo Régimen, que dificultó enormemente su desarrollo hasta la llegada del ferrocarril a mediados del siglo XIX.
La conciencia de estos inconvenientes está presente en el supuesto consejo atribuido a Carlos V para su hijo Felipe II: “Si quieres conservar tus reinos deja la capital en Toledo, si quieres aumentarlos, llévala a Lisboa, y si quieres perderlos, trasládala a Madrid”
La frase, muy impactante, contiene alguna imprecisión y un evidente anacronismo: Toledo, aunque ostentaba el título de ciudad imperial, y capital religiosa como "Primada" de España, no era capital ni disponía de ninguna institución judicial o administrativa, en cuanto a Lisboa, no perteneció a la monarquía Hispánica hasta 1580.
Por otro lado, las supuestas ventajas que la situación central otorgaba a Madrid no se hubieran podido materializar sin decisiones políticas, como el establecimiento de la red de carreteras con Madrid como centro. Modelo de ejes radiales que sólo se puede entender desde la lógica de un centralismo creciente del Estado, que inició un proceso de concentración en torno a la capital.
El hecho de su capitalidad, supondrá para Madrid un rápido y anárquico crecimiento de la población y, por ende, la degradación de su medio ambiente.
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