Tal día como hoy 4 de mayo de 1938 el Vaticano reconocía al Gobierno Nacional de Franco como único legítimo en España, enviando al nuncio Gaetano Cicognani.
En la Carta Colectiva de los obispos españoles, del 1 de mayo de 1937, éstos denunciaban la persecución religiosa que se estaba dando en España, apoyaban el Movimiento Nacional y denominaban la contienda como Cruzada.
Al Papa Pío XI le costó hasta mayo de 1938 aceptar a los sublevados, porque temía una deriva fascista de Franco, a quien pidió una tregua para la Navidad de ese año que le fue denegada, según documentos desclasificados del Vaticano.
Según el historiador Vicente Cárcel Ortí, Doctor en Derecho Canónico y en Historia Eclesiástica, Pío XI reconoció la República el 21 de abril para evitar males mayores porque la Iglesia -dice- "siempre ha sido pragmática y reconoce a la autoridad que de hecho controla un territorio".
En mayo del 1931 comenzaron las quemas de conventos e iglesias, bibliotecas, obras de la imaginería española de Salzillo y Mena, retablos y cuadros valiosos fueron pasto de las llamas, y el Gobierno ni siquiera buscó a los responsables.
El papa Pío XI tuvo una reacción durísima al pronunciar un discurso en el Vaticano en el que dijo: "España es igual que la URSS", y eso a los republicanos "le sentó mal porque presumían de demócratas", refirió el investigador.
Al estallar la sublevación encabezada por Franco en julio de 1936, los nacionales pidieron inmediatamente al papa que les reconociera y Pío XI se negó y por tanto, la Santa Sede siguió reconociendo a la República de Madrid y a su embajador ante la Santa Sede .
Del Gobierno de Burgos, el Papa recibió insistentes presiones de generales, enviados de Franco al Vaticano para que les reconociera, pero no se atrevía porque temía que derivara en fascismo.
El 1 de junio de 1937, y cuando los sacerdotes asesinados alcanzaban los 6.000, la Iglesia española escribió una carta abierta denunciando las masacres y cuando Pío XI vio que Francia negociaba con Franco y Reino Unido llegaba a acuerdos con el general, la Santa Sede reconoció oficialmente el Gobierno de Franco y rompió de hecho con la República, según el referido historiador.
Pero el Papa, no dejó de recibir informaciones sobre la República a través del nuncio en París, adonde llegaban los exiliados, que decían - según apunta el experto - que la guerra la iba a ganar Franco porque tenía "un ejército disciplinado que donde llegaba ponía orden a base de matar a mansalva, pero los otros, eran una banda de salvajes que se mataban entre ellos".
Existen documentos en los que el Papa "intercede ante Franco para evitar ejecuciones capitales o para reducciones de penas, pero no siempre fue escuchado", añade.
En cuanto a la petición de tregua del Papa en diciembre de 1938, Franco le envió un telegrama de respuesta: "La guerra es la guerra y esta guerra la tenemos casi terminada. Y si hacemos una tregua, las treguas sólo sirven para que el que esté perdiendo se reorganice".
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