Tal día como hoy 21 de mayo de 1502, el navegante español Juan de Noya, al servicio de la corona de Portugal, de vuelta de un viaje desde la India, descubre un islote al que bautiza como Santa Elena, por Helena de Constantinopla, santa de la iglesia ortodoxa.
Santa Elena es una isla del océano Atlántico, ubicada a más de 1800 kilómetros de distancia de la costa occidental de Angola, muy conocida debido a que sirvió de prisión militar al exiliado emperador Napoleón I de Francia, desde su derrota final en 1815 hasta su muerte, en 1821.
Cuando se encontró, aunque la isla estaba deshabitada, había en ella muchos bosques y agua dulce, por lo que importaron ganado, verduras y árboles frutales, construyeron una capilla y varias viviendas, donde dejaban a los enfermos para volverlos a casa en el siguiente viaje si se recuperaban, pero sin llegar a formar un asentamiento permanente.
Los portugueses la mantuvieron en secreto, sobre todo por su posición geográfica, siendo su primer residente permanente Fernando López, un portugués que se convirtió en traidor y fue mutilado por orden del gobernador de Goa.
La isla, continuó deshabitada hasta la llegada de colonos neerlandeses en 1645 y en 1651, fue transferida a la Compañía Británica de las Indias Orientales, que estableció un destacamento en ella y construyó un fuerte en 1658. En 1673 los holandeses tomaron posesión de nuevo de la isla, pero fueron expulsados unos meses después.
Durante el mandato de la Compañía, la isla prosperó hasta 1870, cuando la apertura del canal de Suez de 1869 que facilitó las comunicaciones marítimas entre Europa y Asia, evitando la navegación rodeando África, ruta en la cual Santa Elena servía como un punto de escala.
La isla a lo largo del tiempo debido a su lejanía e inaccesibilidad, sirvió como prisión para grandes personalidades de la historia, tal es el caso de Napoleón Bonaparte que pasó sus últimos años de vida deportado en ella y también estuvieron presos allí el jefe zulú Dinizulu kaCetshawayo, en 1890, cerca de 6.000 prisioneros boers entre 1900 y 1902 e incluso tres príncipes bahreiníes en 1957.
Desde 1854, el emperador francés Napoleón III negoció con el gobierno británico la compra de una pequeña parte de la isla para convertirlas en propiedades de Francia, pero no obstante y pese al nombre de “dominios franceses”, las propiedades no constituyen una dependencia de Francia, sino que son propiedades privadas de ese país dentro de la isla británica.
Su economía se basa principalmente en la ayuda del Reino Unido y en la exportación pesquera, cría de ganado y venta de artesanías. Actualmente tiene un pequeño centro bancario y la emisión de sellos postales, destinados al coleccionismo, es una importante fuente de ingresos para su economía
En el año 2012, el gobierno británico construyó el Aeropuerto Internacional de Santa Elena que se abrió en forma oficial en junio de 2016 y el turismo que se realiza en la isla se desarrolla, sobre todo, en los lugares donde estuvo Napoleón.
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