miércoles, 16 de abril de 2025

La odisea de la misión espacial Apolo 13: "Houston, tenemos un problema"

Tal día como hoy, el 17 de abril de 1970, la cápsula del Apolo 13, con los tres astronautas a bordo, amerizada en el Océano Pacífico, cerca de Samoa.

Dos días después del despegue, el 13 de abril de 1970, nada parecía augurar lo que iba a ocurrir. De hecho, según informa la NASA en la página dedicada a la misión, Apolo 13 parecía la misión más tranquila hasta la fecha, del programa de exploración espacial.

El programa Apolo de la NASA, ha sido uno de los mayores logros del ser humano y uno de los grandes éxitos, de la ingeniería de sistemas. 

Permitió cumplir el reto que planteó John F. Kennedy en 1961, formulado en la incipiente carrera espacial con la URSS, dos años antes de ser asesinado, al decir que Estados Unidos pondría un hombre en la Luna, y lo traería sano y salvo de vuelta a la Tierra, antes del final de la década.

El 20 de julio de 1969, dos astronautas del Apolo 11 caminaron sobre la Luna. Como dijo Neil Armstrong al pisar la Luna, "Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad".

Un año después, el mundo entero contuvo la respiración, cuando se supo el percance que había sufrido el Odyssey, el módulo de servicio del Apolo 13 al estallar un tanque de oxígeno, en una maniobra rutinaria dos días después del lanzamiento, desde Cabo Cañaveral, y que dio lugar a la célebre frase, del piloto Jack Swigert: "Houston, tenemos un problema."  La frase se dijo el 13 de abril de 1970, cuando la nave espacial, se encontraba en el espacio.

Desde entonces, la frase:"Houston, tenemos un problema.", se ha popularizado,​usándose para dar cuenta —de manera informal— del surgimiento de un problema imprevisto.

Durante varios días los tres astronautas del Apolo 13 (James Lovell, comandante de la misión; Jack Swigert, piloto del módulo de mando; y Fred Haise, piloto del módulo lunar) debieron instalarse en el módulo lunar Aquarius, concebido para acoger a dos personas durante dos días y que ahora debía albergar, a los tres astronautas durante cuatro días.

Hubo que resolver innumerables problemas, como el de la falta de estandarización de los filtros de aire, para reducir el nivel de CO2, que alcanzó por momentos niveles letales. Fue necesario habilitar con urgencia, una solución ad-hoc para usar filtros redondos de repuesto del módulo de servicio, en las aberturas redondas del módulo lunar.

Gracias a su preparación y al excelente e incansable trabajo, de todo el personal de apoyo en Tierra, que trabajó sin descanso, para resolver todos los problemas que se iban presentando, se logró que la cápsula amerizara el 17 de abril, seis días después del lanzamiento.

Si el Apolo 11 fue un éxito por la llegada del ser humano a la Luna, el Apolo 13 se convirtió en un icono, por el exitoso final de una misión fallida. Se dijo que la misión fue "un fracaso triunfal".

Una página muy hermosa de la historia, que muestran lo que la ciencia y la tecnología permiten alcanzar, especialmente con trabajo en equipo de tantas personas, tan formadas como motivadas. Una maravillosa lección para todos.

martes, 15 de abril de 2025

El pintor Francisco de Goya y sus cuadros sobre el 2 de mayo de 1808, en Madrid

Tal día como hoy, 16 de abril de 1828.muere en Burdeos el pintor español, Francisco de Goya y Lucientes

Francisco de Goya no fue, en absoluto, un pintor que cultivara las temáticas militares, pese a ser ésta, muy común entre sus contemporáneos. La vida de la milicia, apenas se refleja en su abundante producción, tanto de óleos como dibujos y grabados.

Sí dedicó retratos a algunos militares, como los generales Antonio Ricardos en 1793, o José de Palafox a caballo en 1814. También retrató en atuendo militar, a los reyes Carlos IV y Fernando VII.

En el de este último, realizado para la Escuela de Ingenieros de Caminos, hoy en el Museo del Prado, Goya, sorprendentemente, desarrolla un fondo de campamento militar, al pie del rey, muy similar al fondo de batalla, del retrato de Fernando VII que posee el Cuartel General del Ejército. Ciertamente, unos y otros, pueden ser considerados una aportación de Goya a la retratística, más que a la pintura de tema militar.

Sin embargo y pese a esta ausencia de temas militares en su producción, Goya ha pasado a ser uno de los artistas que mejor ha plasmado, el hecho y las consecuencias de la guerra, no solo a través de su serie de grabados "Los desastres de la guerra", sino también por dos de sus más grandes y significativas obras, firmadas en 1814:

El Dos de mayo en Madrid, o La lucha con los Mamelucos y El Tres de mayo en Madrid, o Los fusilamientos. Ambos cuadros fueron encargados por la Regencia, con motivo del regreso triunfante de Fernando VII a Madrid, en la primavera de 1814 y finalmente pagados por el rey, una vez recuperado su poder absoluto.

En estas dos obras, el elemento militar solo está representado por el ejército francés, del general Murat. Sin que aparezca la más mínima alusión al ejército español, el verdadero héroe y a la vez víctima es el español de a pie, el pueblo en armas.

Algunos ven en ello, un rechazo de Goya a la milicia, cuando en un sentido mucho más amplio, su actitud fue de rechazo a la guerra, guerra que él mismo conoció y sufrió.

La carga con los Mamelucos o El dos de Mayo en Madrid, nos sitúa en medio de una lucha encarnizada y desproporcionada, entre el pueblo llano levantado en armas y los temibles Mamelucos y Dragones, de la Guardia Imperial. 

La historia, de la que como espectadores aún no sabemos el final, no podría estar mejor contada, e incluye todos los elementos propios del género pictórico “de batallas”: el movimiento, la composición compleja, la abundancia de personajes, el color intenso, el dramatismo,, creado por la sorpresa…

Los Fusilamientos, por el contrario, nos cuentan las crueles consecuencias de aquel enfrentamiento desigual: vemos a los mismos héroes anónimos de la mañana sometidos y ajusticiados en la madrugada del día siguiente. Ni siquiera merecen morir batiéndose en el campo de batalla, sino que son ignominiosamente fusilados entre sombras.

La fuerza expresiva de ambos cuadros, solo se explica por ser éstos obra de un genio. El primero, logra transmitirnos la profunda furia, una furia justa resultado de la desesperación, tanto de españoles como de franceses. Al cabo, estos también luchan por su vida. El segundo, en cambio, produce al espectador un sentimiento hondo de dolor por lo que, a todas luces, consideramos un final injusto. 

El grupo de los soldados sin rostro, inflexibles, contrasta en su estructura disciplinada y mecánica con el desorden de sus víctimas, entre las que destaca el héroe anónimo que se enfrenta de nuevo a ellos, ahora arrodillado y con los brazos en cruz, con su expresión de terror y asombro, sin comprender la razón de tan brutal represalia. 

Goya le ha vestido de blanco, proclamando con ello su inocencia, convirtiéndole en símbolo del pueblo español, de todos los ­caídos durante la invasión del "tirano" de Europa, a los que el pintor había rendido ya un homenaje estremecedor en sus estampas de los Desastres de la guerra.

lunes, 14 de abril de 2025

Desde la Real Compañía de Caballeros Guardias Marinas hasta la Escuela Naval Militar

Tal día como hoy, 15 de abril de 1717, el Intendente General de la Marina Real, José Patiño, creaba por Real Decreto la Compañía de Caballeros Guardias Marinas. Lo hacía en Cádiz, con el objetivo de formar a los futuros oficiales de la Armada.

La Compañía de Caballeros Guardias Marinas, era considerada la tropa de la Casa Real y era la sustituta, de los Guardias de Estandarte y de los Cadetes de Cartagena.

La Academia, considerada el antecedente de la actual Escuela Naval Militar, se estableció en el Departamento Marítimo de Cádiz y pretendía dar, una formación tanto práctica como teórica, basada en la formación de las armadas británica y francesa.

En febrero de 1717, la Academia ya contaba con sus primeros 37 futuros alumnos. Para entrar en la Academia, era necesario ser hijo de noble o de algún oficial, de hecho, el primer cadete en apuntarse fue el príncipe de Yaché, hijo del marqués de Campoflorido, miembro del Consejo Real y que envió a su hijo, a la Academia como muestra de su apoyo al Rey.

Los cadetes procedían de diferentes puntos de la Península Ibérica, aunque también había quiénes acudían desde América e Italia. Pronto hubo multitud de alumnos, que finalizaron su formación y se unieron, a la Marina española.

Entre los oficiales más destacados que salieron de la Academia, destacan Jorge Juan, Antonio de Ulloa, Vicente Tofiño y Antonio de Escaño entre muchos otros. Todos ellos contribuyeron, a que España viviese una época de esplendor científico, durante la Ilustración.

Medio siglo después, el Marqués de la Victoria la traslada a la Isla de León, situada en la propia Bahía de Cádiz, aunque por poco tiempo pues, en tiempos de Carlos III, cuando la Armada Real había tomado un auge importante, se organiza otra Real Compañía de 60 Guardias Marinas en Ferrol,  pero dependiendo siempre de la de San Fernando, situación que duraría hasta 1824, en que se hace otra reducción a una sola Real Compañía, pasando a ser un Colegio Real y Militar, para alojarse en la Carraca - Cádiz_ bajo la protección y autoridad del director y capitán general, de la Real Armada.

Una nueva etapa se abrió, para esta Escuela en San Fernando, cuando en el año 1845 y tras el diseño de nuevos planes de estudios y preparación militar, se abre  el Colegio Naval en San Carlos, creándose la clase de “Aspirante de Marina” habiendo sido el primer ingresado Cesáreo Fernández Duro, que fuera ayudante de Alfonso XII.

Nace entonces, lo que se conoce como es hoy la Escuela Naval Militar, cuatro años después de ser clausurada la Escuela Naval  Flotante y vuelve a ocupar en San Fernando el edificio de San Carlos, donde había estado de 1845 a 1868  y ahí permanece, hasta que se traslada definitivamente a Marín en 1943.

El Almirante Augusto Miranda, durante sus varias etapas desempeñando la Cartera de Marina, llevó a la práctica el aprovechamiento de la Ría de Marín, para fines marítimo militares y, teniendo en cuenta, que ya estaba aquí instalada la Base ideada por él mismo, el Polígono de Tiro inaugurado por Jaime Janer en el año 1931, se aprovechó, para consolidar la actual Escuela Naval Militar, por iniciativa del almirante Moreno Fernández, inaugurándose la academia el 15 de agosto de 1943, como primer centro escolar de Oficiales de la Armada Española.

Actualmente, además de la carrera militar propiamente dicha, quienes llegan al final de la misma, obtienen paralelamente un título universitario de ingeniería mecánica, cuya preparación tiene una gran importancia, en la formación de este alumnado.

En la actualidad, la institución encargada de dar formación académica a los nuevos cadetes es la Escuela Naval Militar de Marín, en Pontevedra.

domingo, 13 de abril de 2025

El asedio romano de la fortaleza judía de Masada

Tal día como hoy, 14 de abril del año 73 d.C. en Masada, cerca de Jerusalén -Judea-, los judíos defensores de la fortaleza, cometen un suicidio colectivo, para no entregarse a los romanos.

En el año 44, tras la muerte de Herodes Agripa I, sobrino-nieto de Herodes el Grande, Judea se convirtió definitivamente, en una provincia romana.

El rechazo de los judíos, a la presencia romana en su territorio, había sido una constante desde la muerte de Herodes el Grande, en el año 4 a. de C., pero se agudizó tras la muerte de Herodes Agripa I, hasta que en el año 66 estalló una revuelta en Cesárea, contra el gobernador romano. Este primer conato fue sofocado, pero el levantamiento llegó hasta Jerusalén, donde el ejército romano fue derrotado.

El emperador romano Nerón, envió entonces en el año 67 a su general Vespasiano a combatir a los judíos. Durante los dos siguientes años, Vespasiano fue recuperando Galilea y Samaria, hasta llegar a las puertas de Jerusalén. Pero entonces fue nombrado emperador y dejó a su hijo Tito. para que concluyese la toma de Jerusalén, lo que este haría, tras un duro sitio, en agosto del 70. Tito regresó a Roma a celebrar su triunfo, pero la guerra contra los judíos no había terminado.

El 14 de abril del 73 cayó la ciudad de Masada en manos romanas después de un largo asedio, que puso a prueba al imperio. Esta población situada en una roca, a 400 metros sobre el Mar Muerto, resistió hasta la última gota de sangre, de sus habitantes.

Los judíos se habían rebelado contra el Imperio romano unos años antes. La respuesta de Vespasiano fue brutal: arrasó Jerusalén. Tito fue el encargado de acabar con la resistencia, localizada en tres focos: Maqueronte, Herodion y Masada.

Las dos primeras poblaciones cayeron rápido, pero la última no se doblegó tan fácilmente. Este lugar era una guarnición romana, desde los tiempos de Herodes a principios del siglo I. 

Menahem y sus sicarios —recibían ese nombre por usar el sica, un puñal—, integrados en los zelotas, un movimiento beligerante dentro de los judíos, que abogaba por la lucha armada para acabar con la denominación romana, tomaron este lugar y lo modificaron, para recibir a los hebreos huidos del resto del país.

Flavio Silva fue el encargado de empezar con el asedio de Masada. Roma quería acabar, con este último foco de resistencia por razones políticas, pero también económicas: la situación de este bastión, imposibilitaba el comercio de bálsamo —una resina aromática con propiedades medicinales, muy cotizada en la antigüedad— de una localidad próxima, Eingedi.

La orografía jugaba a favor de los sublevados, pero los invasores no iban a renunciar a su conquista y construyeron una enorme rampa, para realizar el asalto.

Sabedores de su final, los judíos decidieron quitarse la vida. Pero su ley impedía el suicidio. La solución fue reclutar a una partida de hombres, que se encargó de quemar los víveres y asesinar a sus vecinos.

Cuando las tropas romanas consiguieron entrar en Masada, se encontraron con una montaña de cadáveres. Más de mil fallecidos estaban esparcidos por las calles, de esta población de Judea.

Como el suicidio era el peor de los pecados, decidieron que cada líder matara a su propia familia y echaron a suertes quién sería el último, el encargado de matar a los demás. Cuando los romanos alcanzaron la cima de Masada, encontraron mas de mil  cadáveres e infinidad de comida, lo que demostraba que los judíos habían elegido morir.

El historiador judío Flavio Josefo cuenta que los sitiados, al saberse perdidos, decidieron suicidarse en masa, antes que caer prisioneros de los romanos. Sin embargo, hoy hay dudas sobre este relato y es posible, que la mayor parte de los sitiados, cayeran ante las armas romanas. 

En el yacimiento arqueológico de Masada, se han encontrado doce piezas de arcilla, con el nombre de los líderes judíos que disputaron su destino.

sábado, 12 de abril de 2025

Isabel de Valois: la reina que iluminó la corte de Felipe II de España

Tal día como hoy, 13 de abril de 1546, nacía en la localidad francesa de Fontainebleau, la Reina Isabel de Valois, la tercera esposa del Rey Felipe II.

Nacida del matrimonio entre Enrique II de Francia y Catalina de Médici, Isabel de Valois estuvo prometida desde muy joven con el futuro Eduardo VI de Inglaterra, sin embargo, al morir éste, Isabel de Valois entró en las negociaciones previas del tratado de Cateau-Cambrésis, por el cual se acordó su boda, con el príncipe Carlos de España en 1559.

Ese mismo año, la muerte de María Tudor, segunda esposa de Felipe II, y la influencia del cardenal Granvela y sus consejeros de los Países Bajos, determinaron que Isabel de Valois se convirtiera en la tercera esposa de Felipe II.

El matrimonio, como era habitual entre personas de su clase y condición, se debió a razones de Estado. Concretamente a la firma, en 1559, de la paz de Cateau-Cambrésis con la que se daba por concluida, una larga etapa de enfrentamientos bélicos entre Francia y España. 

En el tratado se estipulaba, además de una serie de pactos políticos y territoriales, el enlace entre Carlos, príncipe de Asturias, y la hija del rey de Francia. Pero la delicada salud del heredero de la corona y la reciente viudez del monarca, hicieron creer más oportuno que fuera Felipe II quien desposara a la princesa francesa, segunda de los diez hijos de Enrique II de Francia y Catalina de Médicis.

La unión de las coronas española y francesa, fue acogida con gran entusiasmo en Francia. Su matrimonio estrechó la alianza franco-española, contra el protestantismo.

Isabel había nacido el 13 de abril de 1546 en Fontainebleau, a unos 60 kilómetros de París. Tenía, pues, trece años cuando el 22 de junio de 1559, se celebraron los esponsales en la catedral parisina de Nôtre Dame. 

A la solemne ceremonia, siguió una semana de grandes celebraciones, que se vio brutalmente interrumpida cuando, en el transcurso de uno de los muchos torneos disputados, la lanza que empuñaba el duque de Montgomery, se clavó en el ojo de su oponente, el rey Enrique de Francia.

Pese a que le atendieron los mejores médicos –entre ellos el propio Andrea Vesalio, que fue enviado por Felipe II–, el monarca francés murió, tras diez días de terrible agonía. La tragedia alteró los planes de la joven Isabel, que hubo de retrasar su viaje a España, para asistir primero a las honras fúnebres de su padre y luego a la proclamación de su hermano, Francisco II, como nuevo rey de Francia.

IIsabel de Valois cruzó los Pirineos seis meses después. El 31 de enero de 1560 se confirmó el matrimonio, ya en presencia de ambos contrayentes, en el palacio del duque del Infantado de Guadalajara, ante la corte en pleno. Una corte que no tardó en caer rendida, ante la nueva esposa de su rey. Isabel de Valois no era una belleza, pero poseía un gran encanto. De su madre, Catalina de Médicis, había heredado rasgos esencialmente mediterráneos; de su padre, Enrique II, una gran capacidad de seducción. 

Alta y esbelta, de ojos y cabellos oscuros, tenía el rostro ovalado y la tez muy blanca. Amante del lujo y del refinamiento, se decía –y así lo atestiguan los libros de cuentas de palacio– que jamás repetía un vestido y exigía verse rodeada, de un considerable ejército de damas y camareras.

Felipe II tenía nueve años más que su esposa. Era todavía un hombre joven, pero las circunstancias no le habían permitido, gozar de los placeres de una juventud sin responsabilidades. La temprana muerte de su madre, la abdicación de su padre y las complejidades del gobierno de territorios tan dispares, le habían forzado a madurar antes de tiempo. 

Por otra parte, había estado casado con una niña, María Manuela de Portugal, y con una mujer que le aventajaba sobradamente en edad, María Tudor. No es de extrañar pues, que la ingenua alegria de vivir de su joven esposa, le subyugara por completo.

En torno a Isabel surgió un animado grupo formado por el propio rey, sus hermanos, Juana y Juan de Austria, el príncipe Carlos y otros cortesanos, entre los que se encontraban Alejandro Farnesio, hijo de Margarita de Parma, y Ana de Mendoza, princesa de Éboli. Juntos realizaban excursiones, representaban farsas, danzaban, cazaban… Isabel de Valois, además, entretenía su ocio, con la música y el dibujo. 

Contaba para ello con una maestra de excepción, Sofonisba de Anguissola, el mejor pincel femenino del Renacimiento, y disponía en sus habitaciones de un órgano, dos arpas y una cítara, así como un clavicordio traído de Francia. A su lado, Felipe II recuperó una juventud de la que nunca había disfrutado y, en consecuencia, Isabel acabó por convertirse, en la razón principal de su vida.

En medio de toda esta felicidad, sólo una cuestión ensombrecía la vida de la real pareja: la falta de hijos. El matrimonio entre Felipe e Isabel había tardado en consumarse, a la espera de que la reina alcanzara la edad núbil, pero la Corona ya contaba con un heredero, el príncipe Carlos, nacido del primer matrimonio del rey, aunque la salud mental y física del príncipe de Asturias, no permitía abrigar demasiadas esperanzas de que un día ocupara el trono de su padre.

La preocupación aumentó cuando, en 1564, la reina sufrió la interrupción de un embarazo gemelar. El golpe hundió a Isabel en una profunda depresión, que la mantuvo alejada de todo y de todos, convencida de que nunca podría dar a su esposo, el hijo que tanto deseaban. Sin embargo, sus temores no tardaron en desvanecerse. 

A finales del mismo año, se anunció que la soberana volvía a estar embarazada y pocos meses más tarde, el 12 de agosto de 1565, nació en el palacio de Valsaín (Segovia) la mayor de las hijas de la real pareja: la infanta Isabel Clara Eugenia. Dos años después, el 10 de octubre de 1567, Isabel dio a luz a una segunda hija, que recibió los nombres de Catalina Micaela.

Por entonces, el príncipe de Asturias ya había dado sobradas muestras de tener perturbadas sus facultades mentales. Su salud, además, se vio muy afectada en 1562, tras caer por las escaleras de su residencia, en Alcalá de Henares. Sólo Isabel conseguía calmar sus inopinados ataques de ira, o hacerle olvidar la sospecha, de que se tramaba un complot contra él.

Fue precisamente este ascendiente lo que dio lugar, al rumor de unos presuntos amores entre madrastra e hijastro. Una falacia romántica que alimentó la leyenda negra e inspiró obras como el Don Carlos de Schiller (1787) o la ópera homónima de Giuseppe Verdi (1867). No hay testimonio alguno que lo confirme. 

Si en enero de 1568, Felipe II se vio forzado a recluir a su hijo en sus aposentos, no fue por sentirse traicionado, sino porque el príncipe estaba claramente perturbado. Su delicada salud, no soportó el cautiverio y falleció el 28 de julio de 1568.

La muerte del príncipe heredero fue el principio del fin. La felicidad que parecía reinar en palacio, se reveló terriblemente efímera. Cuando don Carlos murió, Isabel estaba de nuevo embarazada; sin embargo, algunos síntomas contradictorios hacían dudar a los médicos de su gravidez y, en consecuencia, para aliviar su malestar le aplicaron los remedios que creyeron oportunos, pero que no eran los más adecuados para una mujer embarazada.

Dos meses después, a finales de septiembre, confirmado el embarazo, la reina dio a luz a una criatura de poco más de cinco meses de gestación, que apenas vivió unos minutos. Consciente de que su final se acercaba, Isabel de Valois dictó testamento. 

En él solicitaba, que la amortajaran con el hábito franciscano e indicaba que sus restos, debían recibir sepultura en el monasterio madrileño de las Descalzas Reales, fundado por su cuñada Juana de Austria. 

Luego, se despidió de su esposo y de todos sus allegados, y se sumió en un sopor del que ya no despertó. En el escaso lapso de tres meses, Felipe II había enterrado a su primogénito y a su esposa más querida. Sin duda, 1568 acabó por ser su annus horribilis.

viernes, 11 de abril de 2025

Historia de Charles Messier astrónomo y "cazacometas"; francés

Tal día como hoy, 12 de abril de 1817, murió  en París el astrónomo Charles Messier a los 86 años de edad,

Charles Messier fue un astrónomo y ‘cazacometas’ francés, que realizó importantes descubrimientos astronómicos, a lo largo de toda su vida. El culmen de todos estos descubrimientos, es el primer catálogo de objetos del espacio profundo.

Este catálogo que lleva su nombre, recoge 110 objetos diferentes del espacio profundo, en el que se encuentran nebulosas, galaxias y cúmulos de estrellas. A Charles Messier se le asocia también el descubrimiento, de 13 cometas y otras muchas cosas más.

Charles Messier, nacía el 26 de junio del año 1720, en la ciudad de Badenville (Francia), siendo el décimo, de los doce hijos, del matrimonio entre Nicolás Messier y Francoise B. Grandblaise.

Gracias al trabajo de su padre como oficial de policía, en el principado de Salm, Charles y sus hermanos, pudieron vivir cómodamente. Pero seis de sus hermanos, murieron prematuramente y en 1741, también lo hacía su padre.

A partir de este momento, sería su hermano mayor Jacinto de 24 años, el que ejercería de padre y se encargaría personalmente de su educación. Ya que la idea de Jacinto es que su hermano, terminase trabajando como él en la corte del principado. Pero la vida tenía, otros planes para Charles.

Su habilidad por el dibujo y la observación del cielo nocturno, hicieron que en 1751 Charles Messier consiguiera un trabajo con Joseph-Nicolás Delisle, astrónomo real de la marina en Francia. En este primer trabajo, Messier se dedicaba a dibujar, mapas geográficos y mapas celestes, para los que era necesario tener una gran precisión.

Como el astrónomo Delisle no tenía hijos, decidió acoger a Messier en su propia casa en el Real Colegio de Francia en París. Messier se trasladó al Hotel de Cluny, en cuya torre se encontraba, el Observatorio de la Marina Real, en el que Delisle tenía su despacho.

Su primer trabajo, fue hacer un gran mapa de China. En 1753 Charles Messier se encargó de hacer los dibujos, del tránsito de Mercurio y también, bajo las órdenes de su mentor, se ocupó de medir y encontrar, la posición exacta de los astros. Un año más tarde, Charles Messier ya trabajaba como empleado, en la Marina de Francia, en el Observatorio Naval de París.

Gracias a la destreza que fue adquiriendo, para manejar todo tipo de aparatos astronómicos, y a una vista excelente, Charles se convirtió en un gran observador del universo. La posible llegada del cometa Halley, tenía a todos los astrónomos en vilo. De hecho, Messier se dedicó por completo a la labor, de buscar y conocer estos cometas. En su vida, el astrónomo francés descubrió 20 nuevos cometas, el primer descubrimiento tuvo lugar en 1758.

Después de descubrir un cometa el 14 de agosto, Messier y Delisle encontraron un objeto difuso, similar a un cometa, pero con algunas diferencias. En una segunda observación se certificó, que realmente se trataba de una nebulosa. En los siguientes años, este "cazacometas", encontró muchos otros cometas más, que le llevaron a otros muchos más descubrimientos inesperados.

Messier seguía en la búsqueda del cometa Halley, bajo la dirección de Delise. Nuestro astrónomo dibujó un mapa con la supuesta trayectoria, que estableció Edmund Halley en 1682 y que supuestamente, había seguido este cometa. Pero por un error que tuvo Delisle, en estos cálculos, Messier tardó 18 meses en localizar el cometa Halley. Finalmente dio con él el 21 de enero de 1759, en una zona diferente a la calculada por Delisle. Aunque este no dejó, que su pupilo comunicara este hallazgo.

Unos meses después, llegó a ellos la noticia de que el alemán Johan Georg Palitzsch, astrónomo aficionado, había divisado el cometa, el 25 de diciembre de 1758 en Sajonia (Alemania).

Delisle se retiró en 1765, pero Messier sigue observando el cielo, en busca de otros astros errantes. La poca calidad de los instrumentos para observar el cielo, hizo que en primera instancia muchos de estos objetos, fueran confundidos por cometas.

Pero para no volver a confundirlos, Charles Messier decide clasificarlos con números, para anotar la posición exacta y una breve descripción, de sus características. Así fue dando forma al catálogo de objetos Messier. El primer objeto que descubre en la constelación de Taurus, le puso por nombre M1.

El interés de Messier en catalogar aquellos objetos fijos, estaba en poder distinguirlos de los errantes, lo que le facilitaría la tarea de buscar cometas. Gracias a la publicación de su catálogo, William Herschel se vio estimulado para iniciar en 1783, un ambicioso proyecto que, a lo largo de 20 años de investigación, le permitió catalogar un gran número de nebulosas y cúmulos, en el hemisferio norte.

Pese a que el rey francés Luis XV se refiriera a él como "El hurón de los cometas", Messier no pasaría a la historia por su gran trabajo como cazacometas, sino que su nombre ha quedado asociado, al catálogo de objetos nebulosos que creó, "el Catálogo Messier."

Tras una vida dedicada por completo a la astronomía, murió a los 86 años, en París, el 12 de abril de 1817.


jueves, 10 de abril de 2025

UNA HISTORIA DE AMOR

Desde joven había sido siempre tímido y más bien poco brillante con el sexo opuesto, pues salvo una efímera aventura en su época estudiantil, nadie recordaba haber visto a Nicanor Zapenagos con una compañía femenina estable.

Nicanor, desde su juventud, había dedicado todas sus energías y afanes al mundo de los negocios, en el que se demostró como un auténtico lince, y sus intereses se extendían desde el ámbito de la banca y la bolsa, hasta la posesión de propiedades inmobiliarias y fincas rústicas, todo lo cual le convertían a sus setenta años, en un hombre más que acomodado, francamente rico.

Vivía desde tiempo inmemorial en una suntuosa mansión situada en la mejor zona de la capital, teniendo como única compañía viviente, a su criada - que ya había servido a su difunta madre  - y a sus cinco perros de caza.

Naturalmente, Nicanor tenía más familia, un hermano aún mayor que él y dos sobrinos hijos de este último, que desde que había cumplido los sesenta y cinco y cada día con mayor asiduidad, acudían a visitar al tío Nicanor, con la sana intención de saber de su salud e interesarse, además, de por su bienestar material, por conocer cuantos más datos mejor, sobre el estado del testamento de su rico pariente.

Un día, la vida del tío Nicanor se vio súbitamente alterada en su rutina, sufrió un cólico nefrítico agudo, y hubo de ser internado de urgencia en el hospital más próximo, en donde permaneció en tratamiento durante dos semanas, recibiendo todo tipo de cuidados médicos y familiares,  todo ello conforme a lo que su posición económica y social  exigía.

A su vuelta a casa, todos - empezando por su vieja criada que tanto le conocía - pudieron advertir que algo había cambiado en la forma de ser y actuar de nuestro hombre. 

Nicanor estaba más alegre, con más ganas de vivir, se preocupaba mucho más de su aspecto e indumentaria, y tardaba más tiempo del ordinario en su aseo personal, saliendo cada tarde a pasear - contra lo que era su costumbre - perfectamente acicalado y contento, como cuando era un mozalbete.

Cuando toda la familia empezaba ya a hacer cábalas, e incluso a investigar discretamente las causas de tan rara conducta, el mismo Nicanor dio a todos la gran noticia; se había enamorado locamente de la enfermera - treinta y cinco años más joven que él - que le había cuidado durante su enfermedad y al parecer ella le correspondía, estando ya haciendo planes para una próxima boda.

La noticia cayó como una bomba entre sus familiares más allegados, y salvo su anciana criada, que le animaba en su aventura amorosa, tanto su hermano como sus sobrinos, temiendo por el futuro de una herencia que ya daban como segura, se convirtieron desde ese día en permanentes "consejeros" de Nicanor intentando - siempre - naturalmente por su bien - alejar aquella loca idea de su cabeza.
 
-Nosotros - nunca lo dudes - queremos lo mejor para ti - le repetían una y otra vez - incluso hemos pensado infinidad de veces que debías haberte casado, pero no podemos estar de acuerdo con la mujer que has elegido. 

No puede ser más distinta que tú, en primer lugar es joven y guapa, no sería extraño que una vez casada puede, incluso, que te engañe con otro. Tú debes buscar una mujer de tu edad, modosa, de su casa, que te cuide, poco vistosa... en fin, ya me entiendes...

Nicanor asentía a todo con la cabeza, sin replicar nada, pero al fin, cansado del interminable sermón, y enamorado  como un colegial, por primera vez en su vida, acabó por contestar a sus consejeros:

-Mirad, sabéis lo que os digo, que a lo mejor tenéis hasta razón en lo que me advertís, pero aunque llegara a engañarme con otro, yo pienso que más vale un pastel para dos, que una mierda para uno.

Pocos meses más tarde, Nicanor y Cristina - que así se llamaba la novia - se casaron en la iglesia catedral de Málaga, con la pompa y esplendor que correspondía a la fortuna del novio.

Lo que sucedió después puso en evidencia la equivocación de todos. Tras diez años de felicidad absoluta, en los que Cristina se comportó como un modelo de esposa enamorada y virtuosa, unas fiebres infecciosas - de imposible curación entonces - acabaron con su vida, dejando sumido en la más absoluta soledad y tristeza a Nicanor, que solo la sobrevivió siete meses.
 
En los años que convivieron juntos y felices, Nicanor disfrutó en una fantástica y plena segunda juventud, y en total exclusiva, de su pastel tardío.

J.M.Hidalgo// Historias de gente singular

El Tratado de Utrecht, el fin de la hegemonía española

Tal día como hoy, 11 de abril de 1713, se firmaba en la ciudad de Utrecht el primero de los tratados, que conforman el Tratado de Uthrecht, pactos que también pasarían a la historia como la Paz de Uthrecht.

El Tratado estableció un nuevo orden europeo: Austria, Holanda e Inglaterra, aceptaron la monarquía borbónica en España, a cambio de la separación total con Francia y de unas ventajas territoriales y comerciales, que finiquitaron el imperio español, preponderante en los dos siglos anteriores.

El Tratado de Uthrecht, fue en realidad un conjunto de acuerdos firmados entre los países que formaron parte, de la Guerra de Sucesión Española. Su nombre se debe a la ciudad holandesa, de Uthrecht en la que se firmó el primero de dichos acuerdos, firma que tuvo lugar, el día 11 de abril de 1713.

La Guerra de Sucesión Española, se desató tras la muerte sin descendencia del monarca Carlos II "el Hechizado", el último Rey español de la Casa de Habsburgo. Este había nombrado heredero a un joven Felipe de Anjou, una decisión que alarmó a las grandes potencias europeas que, conscientes de que la unión entre Francia y España les pondría en serios apuros, entraron en guerra contra la casa de Borbón.

Los enfrentamientos duraron hasta 1713, año en el que Francia, Inglaterra, Prusia, Portugal, el ducado de Saboya, las Provincias Unidas de los Países Bajos y España acordaron el Tratado de Utrecht, sin embargo, hay que destacar que nuestro país no lo hizo hasta tres meses después del acuerdo inicial.

Con el Tratado de Utrecht Europa redefinió sus fronteras. Gran Bretaña fue la mayor beneficiada de estos acuerdos pues obtuvo Menorca y Gibraltar de España; Nueva Escocia, Terranova y la bahía de Hudson de Francia y otros privilegios, como un monopolio de treinta años, sobre el tráfico de esclavos con la América española. 

Por su parte, Felipe V fue reconocido como Rey de España y de las Indias, aunque, a un coste muy alto, pues debía renunciar a sus pretensiones al trono francés, ceder Sicilia a la casa de Saboya, así como el Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña a Austria.

A pesar de todo lo logrado en Utrecht, el archiduque Carlos de Austria, no renunció a la Corona española y el conflicto continuó,al menos un año más hasta que, en 1714, los tratados de Rastatt y Baden, pusieron fin a la Guerra de Sucesión Española.

El Tratado de Utrecht, equilibró el poder en el viejo continente. Gran Bretaña salió reforzada, hasta el punto de que se convertiría en el nuevo poder emergente, la Francia de Luis XIV se vio contenida en sus ambiciones, y España comenzaba el fin de su hegemonía.

Para la Monarquía de España, la paz de Utrecht supuso, como han señalado muchos historiadores, la conclusión política de la hegemonía, que había ostentado en Europa, desde principios del siglo XVI


miércoles, 9 de abril de 2025

El caso de Enriqueta Martí, la misteriosa "vampira" de Barcelona

Tal día como hoy, 10 de abril de 1913, ingresa en la prisión para mujeres, Enriqueta Martí, acusada de secuestrar y asesinar a varios niños..

El de Enriqueta Martí, es unos de los casos policiales más macabros, escabrosos y mediáticos de la Barcelona de principios del siglo XX. Es la historia de una mujer de los bajos fondos, que actuó como curandera y alcahueta, a la que se acusó del secuestro, explotación y asesinato de niños.
 
A finales del siglo XIX y principios del XX, una ola de secuestros azotó Barcelona, y la responsable fue Enriqueta Martí Ripollés. Después de tantos años de especulación e historias, es difícil distinguir entre la realidad y la ficción, estos truculentos sucesos. Lo que sí es cierto, es que esta mujer existió y fue condenada por los crímenes.

Enriqueta trabajaba como niñera. Sin embargo, fue un trabajo que abandonó pronto para ejercer la prostitución. En 1895 se casa con Juan Pujaló, un pintor, con el que tuvo una relación tormentosa y acabaron separados, por el inestable carácter de ella y sus frecuentes visitas, a ambientes de prostitución.

En su día a día, Martí se paseaba diariamente por las iglesias y las casas de caridad mendigando. Sin embargo, por las noches se arreglaba y se ponía sus mejores ropas, para recorrer el Teatre Liceu, el Casino de la Arrabassada y otros lugares frecuentados por la clase burguesa. Asistía a estos sitios, con el propósito de ofrecer sus servicios, como proxeneta de niños.

En el año 1909 fue detenida en su piso, que se ubicaba en la calle Minerva, en el barrio de Gracias. Se le acusaba de regentar un burdel, donde ofrecía los servicios de menores de edad, entre las edades de 3 y 14 años. Junto a ella fue detenido un joven, de una familia importante de Barcelona. Sin embargo, esta detención no llegó a mayores, ya que, al tener contactos entre las altas figuras de la ciudad, que contrataban sus servicios, nunca fue juzgada y su caso cayó en el olvido.

Martí, además de su trabajo de proxeneta, tenía otros oficios, por lo que, en realidad, no tenía la necesidad de mendigar. También ejercía como curandera. Ofrecía ungüentos, pomadas, filtros, cataplasmas y pociones, sobre todo para curar la tuberculosis. Se dice que los remedios que fabricaba, estaban hechos de restos humanos, de los niños que secuestraba y prostituía y así se deshacía de la evidencia.

En 1912 Enriqueta Martí secuestró a Teresita Guitart Congost. Durante dos semanas, la ciudad trabajó en conjunto para encontrarla. Además, ya había un descontento e indignación popular muy grande, ya que pensaban que las autoridades, no estaban haciendo lo suficiente, para acabar con esta ola de secuestros.

Una vecina de Martí, fue la que la delató. El 17 de febrero vio a una niña con el cabello rapado, mirando desde una ventana de su edificio. La vecina, Claudia Elías, nunca había visto a esta niña, por lo que se acercó a Enriqueta y le pregunto, si la pequeña era suya. 

Sin embargo, Enriqueta le cerró la puerta sin dar explicaciones. Elías, extrañada por la situación, se lo comentó a su amigo el colchonero de la misma calle. Le confesó que creía que se trataba de Teresita Guitart Congost, y que esto le había provocado dudas, sobre la extraña y secreta vida que llevaba su vecina.

Después de esta conversación, el colchonero le hizo saber este hecho a un agente municipal, que a su vez se lo comunicó  a su jefe el brigada Ribot. Así fue como el 27 de febrero la brigada de Ribot, con una excusa de denuncia, por tener gallinas en el piso, fue a buscar a Enriqueta. 

Esta actuó sorprendida, pero no se opuso a que los agentes entraran a su hogar. Al entrar, los policías encontraron a dos niñas en el piso, una de ellas Teresita Guitard Congost. La otra dijo que era "Angelita" y que supuestamente, era hija de Enriqueta.

Ambas niñas fueron interrogadas por la policía. Teresita Guitart Congost fue devuelta a sus padres y en cuanto a Angelita, se descubrió que no era su hija sino su sobrina. Enriqueta había asistido a su cuñada en el parto. Sin embargo, cuando llegó el momento de entregarle al bebe, le mintió y le dijo que había muerto, con el propósito de quedarse con la niña.

Su casa fue investigada y se encontró evidencia de haber cometido los crímenes. Asimismo, la policía la interrogó, sobre las cremas y pociones halladas en el domicilio. Enriqueta confesó que hacía de curandera y que utilizaba a los niños para hacer los productos. Añadió que era muy bien pagada por estos productos, sobre todo por gente adinerada. A pesar de la presión que le ejercieron, jamás delató a ninguno de sus clientes.

Enriqueta fue encarcelada en la prisión Reina Amalia de Barcelona. Esperando al juicio, un año y tres meses después de que la apresaran, falleció. 

Oficialmente la muerte fue causada, por una enfermedad que llevaba mucho tiempo sufriendo, se dice que probablemente se trataba de cáncer de útero. Sin embargo, hay otros que dicen, que su muerte fue ocasionada por sus compañeras de celda.


martes, 8 de abril de 2025

Vagos

  

Dicen, que en el jardín del Edén, el único esfuerzo que se había de realizar para aprovisionarse de la manduca, era extender la mano y los frutos caían en ella - como por magia -  hasta no poder acabar con todos, por más hambre que tuvieses. Aunque – bien es verdad - que poca hambre puede tenerse, si te pasas el día tendido a la sombra sin otra preocupación, ni ejercicio, que el de extender la mano de vez en cuando.

Analizado lo anterior, no hay que ser un lince, para colegir que venimos de ancestros haraganes, gandules y vagos de solemnidad, por lo que no resulta nada extraño, que pese al tiempo transcurrido desde entonces, sean muchos los genes que - de cuando el hombre era marmota, por lo mucho que dormía - los humanos conserven, y que un pecado capital como es la pereza, esté mucho más justificado de lo que en principio parece.

Y si el no hacer nada es – para muchos - agradable por demás, solo faltaba para acabarlo de sacralizar, lo que sucedió en el Edén – o mejor dicho a sus puertas – cuando Yahvé, seguramente cansado de tanto zángano, y con la excusa de la manzanita, decidió poner de patitas en el mundo cruel a todo aquel fárrago de ociosos, no sin antes advertirles, que a partir de aquel momento, deberían ganarse el pan con el sudor de su frente, con lo que estableció - y ya para siempre jamás – el trabajo como castigo divino, y desde ese momento, el hombre – al que nunca le gustó ser castigado – procuró sustraerse cuando más pudo, a tal condena.

Claro que tampoco es que el Creador, se mostrase como un dechado de laboriosidad. La única vez de la que se tiene constancia que se coscase - que fue cuando hizo el mundo - tardó en esta tarea nada menos que seis días, que para alguien cuyos deseos son al momento realidades, se antoja harta tardanza. Para colmo, cuando al final acabó por concluir la labor – según dicen - el séptimo descansó. 

No queda claro si el cansancio fue provocado por el agotamiento, o por el respingo que debió tener al contemplar la chapuza final obtenida. De cualquier modo, y puesto que se afirma que el hombre esta hecho a su imagen y semejanza, visto el hombre y su impronta, quedo sumido en un  mundo de dudas e incertidumbre con  respeto a Dios.
   
Pero sigamos - querido lector- tras esta breve disquisición en voz alta - por la que ruego me disculpes - hablando de los vagos. Tiempos hubo, en los que el tener en las manos callos por realizar cualquier actividad física – excluyendo el arte de romper las cabezas a los semejantes que de siempre tuvo muy buena prensa - estaba socialmente mal visto, lo cual - de seguro - hizo feliz, a más de un espécimen de nuestra mal llamada raza de Homo Sapiens, porque si realmente fuésemos “Sapiens”, seguro que no seríamos como somos.

En la China milenaria - por ejemplo - era signo de distinción, tener las uñas largas, y se daba el caso de mandarines, nobles, gobernadores y demás prebostes, que llegaron a tener sus garras de hasta cuarenta centímetros de longitud, con lo que es de suponer, que les sería sumamente difícil realizar cualquier actividad, aunque esta fuese tan simple como hacer pipi.
 
Hay quien hasta llega a sostener, que las ideologías políticas, arraigan o no en determinados países, según el porcentaje de remolones, holgazanes y zánganos que en los mismos haya, así un conocido mio decía, que los movimientos ultraderechistas que se dieron en Europa en el primer tercio del pasado siglo, no tuvieron un excesivo predicamento en otros lugares, porque estar levantando el brazo para saludar aquí y allá, y cantar canciones en esa postura, eran unos ejercicios extremadamente cansados.

No obstante la teoría de mi amigo se queda corta, en cuando conoces – amigo lector – la historia del calé Pichano, porque no solo de posturas vive el hombre, y a veces hasta los símbolos cansan.

Pichano, apodo por el que era conocido en el pueblo nuestro personaje, debido el excelso tamaño de su órgano viril, músculo único de su cuerpo que usaba, al parecer  con asiduidad y, desde luego, con probada eficacia, pues tenía una caterva de hijos, era un gandul de carrera. 

Nuestro hombre consideraba que el trabajo, además de castigo divino, era nocivo para la salud, perjudicial para el espíritu y dañino para la naturaleza. Es decir, nuestro héroe era un vago, filosófico, teórico y práctico.

Cuando llegaron a España como fruto de la democracia los partidos políticos, una comisión del partido comunista - a modo de banderín de enganche - fue a casa de nuestro hombre con la intención de conseguir su afiliación, lo cual parecía lo lógico, dado el estado de absoluta indigencia en que vivía Pichano,  básicamente por el hecho, de que él no había dado en su vida, ni un palo al agua.

Cuando tras una extensa y dilatada charla, en la que los visitantes se esforzaron por demostrar las múltiples ventajas que tendría el hecho de afiliarse, nuestro héroe, arrellanado en el sillón del que pocas veces se movía, les espetó dé forma que no quedaba lugar a dudas.

-Quita hombre, quita... ¿cómo me voy yo a apuntar a un “partio”, que tiene “jerramientas” hasta en la bandera...?

Definitivamente, nuestro personaje siguió militando en el partido al que había pertenecido desde su nacimiento, el de los “vagos genéticos integrales”... y en él siguió - como fiel y destacado miembro – hasta su muerte.

J.M. Hidalgo // Historias de gente singular

El día que se anunció, la legalización del Partido Comunista de España

Tal día como hoy,  9 de abril de 1977, tenía lugar un importante y tenso paso, del proceso de transición española hacia la democracia, la legalización del Partido Comunista español.

El partido comunista, se fundó en el 14 de noviembre de 1921 a raíz de una escisión del Partido Socialista Obrero Español, y tras la guerra civil y posterior dictadura, se pasó más de cuatro décadas sobreviviendo, en la clandestinidad.

El 9 de abril de 1977, un sábado santo, el entonces presidente del Gobierno de España, Adolfo Suárez, anunció la legalización del Partido Comunista español, tras más de cuarenta años operando en la clandestinidad.

La legalización del Partido Comunista español,se produce después de que el partido presentase el 11 de febrero de 1977, la documentación para ser incluido en el Registro de Asociaciones y tras mantener, varias reuniones que el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, y el líder del Partido Comunista español, Santiago Carrillo, y otros dirigentes mantuvieron de forma secreta.

El Partido Comunista español, ya era un partido político que contaba con el apoyo de miles de personas, que ansiaban el establecimiento efectivo del régimen democrático, prueba de ello son los 200.000 afiliados, con los que llegó a contar el partido el año en el que fue legalizado.

Su líder, Santiago Carrillo, era muy consciente de que el partido tenía que salir a la superficie, e imponer su legalización como parte del proceso de transición, hacia la democracia.

Es posible, que la legalización del Partido Comunista español fuese posible, gracias a la reacción ordenada que mantuvieron los militantes y simpatizantes, durante la jornada del entierro de los abogados de Atocha, que fueron asesinados, por un grupo de pistoleros de extrema derecha

La actitud de los militantes comunistas, en la conocida semana trágica de la Transición, fue clave para convencer al presidente del Gobierno de España, Adolfo Suárez, de legalizar el Partido Comunista español.

Finalmente, el 9 de abril de 1977, pocos días después de que el Gobierno disolviera la Secretaría General del Movimiento, se comunicó la legalización del Partido Comunista español, una decisión que suscitó una gran polémica y rechazo, por el sector más conservador de la sociedad, pero que supuso un acontecimiento imprescindible, para la normalización del proceso democrático.

Carrillo cumplió con las condiciones de Suárez, de conseguir que se contuviera la alegría comunista, para evitar confundirla con provocación. Y lo más importante: el Partido Comunista debería admitir la bandera nacional, roja y gualda, y aceptar la Monarquía como forma de Gobierno.

Y así lo hizo el 14 de abril, irónica y casualmente, el día conmemorativo del advenimiento de la República en 1931. Suárez y Carrillo habían ensamblado la pieza "maldita" que le faltaba al sistema democrático, por el que se regiría España.

Y la Historia les pasaría factura un tanto cruel: a la vuelta de unos años, ambos serían inmolados por sus respectivos partidos.

 

lunes, 7 de abril de 2025

El grave trastorno bipolar, en los últmos años del rey Felipe V de España

Tal día como hoy, 8 de abril de 1701, las Cortes españolas reconocían a Felipe V como Rey de España.

Felipe V, era el segundo hijo del gran delfín Luis de Francia y, por tanto, nieto de Luis XIV, el "Rey Sol", el perfecto ejemplo de monarca absolutista, y su modelo a seguir. Felipe V siguió sus pasos en España, tras proclamarse Rey, el 16 de noviembre de 1700 en el palacio de Versalles, una vez muere el último monarca español de la casa de Austria, Carlos II, Rey que le nombró heredero, del trono español.

Sus primeros años de reinado, no fueron fáciles. El miedo de muchas potencias europeas a una unión dinástica, entre Francia y España, acabó en un inevitable enfrentamiento por el trono español, entre Felipe V y el archiduque Carlos de Austria, que duraría catorce largos años y que pasaría a la historia, como la Guerra de Sucesión española.

Con el tratado de Utrecht y el posterior sitio de Barcelona, Felipe V es reconocido como Rey de España y de las Indias, por parte de todos los países firmantes, pero el precio es renunciar a cualquier derecho al trono francés.

Felipe V fue el primer Rey de España de la casa Borbón. También el primero de nuestro país en abdicar. Lo hizo de forma inesperada en enero de 1724. Los motivos de la abdicación de Felipe V en favor de su hijo Luis, no se saben a ciencia cierta.

En su momento se dijo, que el monarca esperaba acceder al trono de Francia, ante una posible muerte prematura de Luis XV y para ello, no podía ser Rey de España, según el Tratado de Utrecht. Otro motivo que pudiese explicar la abdicación de Felipe V, es que esta acción fuera la de un hombre enfermo que, consciente de que no se encontraba en condiciones de gobernar, eligió apartarse de las responsabilidades de Gobierno.

Su hijo Luis, no duraría mucho en el trono. Tan solo siete meses y medio, tras fallecer el 31 de agosto de 1724 victima de la viruela. Tras su muerte, Felipe V volvía a ocupar nuevamente el trono de España, para afrontar su segunda etapa como Rey, esta vez hasta su muerte.

Durante los últimos años de su reinado, la enfermedad mental y el deterioro físico de Felipe V, se fueron acentuando, se puede apreciar al rey en obras célebres de los pintores franceses, como Jean Ranc y Van Loo, se observa el cansancio que presenta, producto de problemas alimenticios y males psicológicos, hasta que en la noche del 9 de julio de 1746 murió de un ataque cerebrovascular.

El rey Felipe V,  padecía una severa depresión y trastorno bipolar, con síntomas psicóticos como alucinaciones y delirio. Tenía crisis con estado descuidado, con mala higiene personal, en algún momento se creyó una rana y croaba y saltaba por el Palacio de La Granja, o creía que le faltan las extremidades o estaba muerto.

En la mañana del 4 de octubre de 1717, como si fuera una locura programada para estallar de golpe, Felipe V sufrió un ataque de histeria, cuando salió a cabalgar y creía, que el sol le atacaba.

Pensó, que querían envenenarlo y no se cambiaba de ropa, durante días. Por ese motivo era recluido en sus habitaciones, con chequeo permanente y guardias, para impedirle escapar. Luego se recuperaba hasta la próxima crisis. 

El Rey sufría oscilaciones de euforia y depresión, Tenía una personalidad neurótica y sufría fobias, como miedo al ridículo, hipocondría y pánico al Infierno

En sus momentos más delirantes, trató de montar en los caballos de los tapices del palacio, y se creyó una rana, saltando como si lo fuera . Los estudios recientes, dejan al descubierto una vida truncada por un grave trastorno bipolar. La reina, siempre estuvo al tanto de su salud, hasta su muerte.


domingo, 6 de abril de 2025

TITO PEPE


Desde niño, se había dedicado a las faenas agrícolas, y como es normal en estas tareas, se acostaba cuando las gallinas, se levantaba a las cinco de la mañana, pasaba los días deslomado, mirando al cíelo por si llovía o ventaba, y acababa cada año más pobre que el anterior.   

Tras una efímera estancia en la Guardia Civil, que tampoco satisfizo sus aspiraciones, un día, Pepe decidió romper su dinámica vital, en la que no barruntaba futuro alguno, y tras entramparse con banco y amigos, optó por poner un bar – actividad a la que nunca antes había estado vinculado - en la plaza de la Fuente de Arriba,  de Álora mi pueblo,  en donde se ubicaba entre otros edificios emblemáticos, el ayuntamiento del municipio.

El bar - que llamaba la atención por sus pequeñas dimensiones -  estaba situado en una esquina de la plaza, y constaba de un pequeño mostrador y un salón, en donde, si se sentaban cinco personas, impedían el paso a la barra. Carecía - además - de cocina, por lo que las tapas – más frías que un  muerto - eran siempre de lata o embutido. 

Por todo ello, el establecimiento de nuestro héroe – y en mi tierra - reunía todos los requisitos necesarios para fracasar de la manera más estrepitosa, pero por algún misterioso designio del destino, el bar de “Tito Pepe” como se le conoció nada más abrir, siempre estaba lleno hasta los topes

.Pero, si sorprendente era este hecho, lo era muchísimo más, cuando se analizaba el servicio que allí recibía la clientela. Siempre he pensado, que los seres humanos - con escasas excepciones - tienen un altísimo componente masoquista en sus genes, y la dinámica de actuación del bar del Tito Pepe, acabó por convencerme de ello, de forma absoluta

Pepe, que había puesto el bar para escapar a la tiranía de la azada y el arado romano, y sus dotes como camarero dejaban mucho que desear, vio no obstante, como ese desconocimiento y lo desabrido y a veces hasta grosero de su trato hacia él publico, fue precisamente la causa de su éxito.

 No había nadie, que no recalase en el singular establecimiento y recibiese – de paso – su ración, y no precisamente de tapas.-Tito Pepe, sírveme otra cerveza – pedía por cuarta vez un cliente, y el aludido en su habitual tono contestaba; -¿Cuándo vas a dejar de beber, te largas de una puñetera vez, y me dejas tranquilo...?.

-¿Tienes calamares calientes…? - preguntaba otro parroquiano que sabía de sobra que el bar no disponía de cocina. El tito Pepe, mirándolo con desprecio, en mal estilo contestaba-¿Calamares calientes?.... vete  a tu casa si quieres comer caliente... ¿no te fastidia este...? -

¿Puedes ponernos un vermú...? Pedían las señoras que en grupo habían salido a pasear, Pepe, mientras servía de mala gana lo solicitado rezongaba -¿No es un poco tarde, para que andéis por la calle de pingoneo?... en vuestra casa fregando y cuidando de los niños y los maridos, es donde deberíais estar, y no de cachondeo por ahí...

Todas las fuerzas vivas de la localidad, pasaban por la barra del establecimiento de nuestro hombre y este, sin importarle su cargo, les trataba con su singular rasero.  

- Tito Pepe, quiero presentarte al nuevo juez de instrucción del pueblo – decía el secretario del juzgado, entrando con la primera autoridad judicial de la localidad recién llegado. Pepe, sin inmutarse lo más mínimo contestaba - Si viene contigo, seguro que es tan sinvergüenza como tú.... y seguía tan tranquilo con lo que estuviese haciendo.

La clientela – y esta era la base de su éxito - deliberadamente buscaba la provocación del personaje, al objeto de hacer chanza con sus ocurrencias. 

-Tito Pepe, ¿tú de pequeño cuidabas cerdos, verdad?... – le preguntaba uno de ellos - a lo que nuestro personaje aclaraba, mirando fijamente a su interlocutor, mientras limpiaba el mostrador...Y continúo.... y continúo... y sus palabras - lejos de enfadar a nadie - provocaban una carcajada general.

Un perote, poeta aficionado, escribió unos versos que se exponían en un cuadro colgado de unas de las paredes del local, y que la clientela del mismo, tarareaba con música del “Soldadito español”. Decía así;

        En este establecimiento, de solera y tradición,
        hay que seguir estas normas, “pa” no agarrar un tablón
        pedir las tapas fiambres y no mentar la cocina,
        aunque te mueras de hambre o te “jarten” de chacina,
        y si te mandan al sitio, que aquí no puedo nombrar
        aguántalo con paciencia, porque estás en el “luga”... 

Un mal día, el tito Pepe se sintió indispuesto y en poco más de diez minutos, había dejado el mundo de los vivos, sin que de nada valiesen sus desplantes ante la de la guadaña, que seguramente - y como suele pasarle siempre – no estaba para bromas. 

Con su muerte, se acabó la singladura del singular local, pero a los pocos meses de su deceso, un lagareño – apelativo con el que en mi tierra son conocidos los habitantes de las tierras de secano – pensó que si al tito Pepe le había ido tan bien, hora era ya, de hacer una nueva edición del establecimiento, y por supuesto en idéntica forma.

Buscó un local aparente, que aunque no en la plaza mayor - por no haber ninguno libre - estuviese céntrico, y tras reproducir lo más fielmente que supo y pudo el anterior, lo abrió al público, poniéndose él mismo, tras la barra. 

Uno de sus primeros clientes fue un camionero - grande como un armario - del cercano pueblo de Pizarra, que había estado toda la mañana cargando su camión de limones redrojos, y todo él – de pies a cabeza - era un río de sudor.

Resoplando como un tren de mercancías, se acodó en la barra del recién estrenado bar, y pidió una cerveza bien fría. Sintiéndose invadido por el espíritu de Tito Pepe, el lagareño miró con cara de asco al cliente mientras le decía -¿Una cerveza... una cerveza?... una mierda, es lo que voy a ponerte...

Al camionero se le pusieron los ojos como platos, y mientras juraba en arameo, agarró por el cuello al desprevenido camarero, y sacándolo por encima del mostrador, le descargó una ensalada de tortazos y mamporros, con unas manos tan grandes como palas de remero. 

Al día siguiente, el letrero de “cerrado por cambio de negocio”, estaba colgado en la puerta.

Mientras curaba sus hematomas y contusiones, el lagareño de nuestra historia, tuvo tiempo de comprender, que hacía falta ser algo más que descarado e insolente, para ser émulo del Tito Pepe.


  J.M.Hidalgo// Historia de gente singular
            
   

Pedro Téllez Girón y Velasco, el héroe español que arrinconó a los corsarios

Tal día como hoy, 7 de abril de 1621, el aristócrata Pedro Téllez Girón y Velasco, duque de Osuna, el olvidado héroe español que arrinconó a los corsarios, era apresado y acusado de corrupción

Nacido en la localidad sevillana de Osuna, Pedro Téllez Girón y Velasco fue descrito por Miguel de Cervantes, debido a su baja estatura como un “señor muy pequeño que era muy grande” y es que su instinto político y sus habilidades militares, eran incomparables.

Tras destacar en los ejércitos de Flandes, este noble sevillano fue nombrado virrey de Sicilia, por el Rey Felipe III en febrero de 1610. Cuando tomó posesión, del Reino de Sicilia este se hallaba en la más profunda miseria económica, al mismo tiempo que era acosado constantemente por corsarios.

El duque de Osuna, Pedro Téllez Girón y Velasco, restituyó el crédito de la hacienda pública siciliana, ajusto los impuestos y equilibró los presupuestos. Frente a la gran inseguridad de la isla, limpió los caminos de salteadores y reorganizó la marina, para defender Sicilia, de los corsarios turcos y berberiscos.

Osuna reorganizó la marina española en el Mediterráneo, con nuevas naves y estrategias, y desarrolló una política corsaria, altamente efectiva y rentable contra turcos, berberiscos y venecianos. Sus capitanes tuvieron éxitos militares como las batallas del cabo Celidonia, Ragusa y Constantinopla, además de un flujo constante de dinero, para las arcas reales, salido de sus botines de guerra y el comercio.

Los años de su mandato, lograron la hegemonía española en el Mediterráneo central, hasta el punto de que su poder naval combinado, llegaría a eclipsar al del propio sultán otomano

En 1616 fue designado virrey de Nápoles, un cargo de mayor importancia que el anterior. El Reino se encontraba en una situación similar a la de Sicilia, por la mala gestión de sus predecesores pero Pedro Girón, logró reconducir la situación. También fortaleció el ejército y la marina de esta parte del Imperio español, con cerca de 18.000 soldados, que le permitieron controlar el Adriático.

Durante su carrera, se enfrentó a las obstrucciones de la corte de Felipe III, que palió con grandes sobornos.​ Con la misma liberalidad, fue pionero en la administración naval, asegurando un continuo desarrollo y la estabilidad de los salarios, de la soldadesca y marinería, métodos que serían utilizados, por la Marina Real británica.

Sin embargo, sería acusado, probablemente con falsedad, de buscar alzarse contra la corona y de participar, en la oscura Conjuración de Venecia, tras lo cual el Conde-Duque de Olivares y su camarilla lo destituyeron y mandaron a prisión.

Tras la muerte del Rey Felipe III, los representantes del nuevo monarca, el Rey Felipe IV, pretendieron hacer una limpieza,.entre los elementos más insolentes, del anterior reinado como escarmiento, hacia los más notorios. Una política que iba a quedarse en amago pero que colocó al duque de Osuna en el punto de mira.

Solo un mes después, de la muerte de Felipe III, el duque de Osuna fue encarcelado y acusado de corrupción, parcialidad en la justicia, venalidad, aceptación de sobornos y otros tantos delitos. Fue apresado el 7 de abril de 1621, un miércoles santo, en el que fue conducido a la prisión madrileña, de la Alameda.

Sus últimos años de vida, fueron una lastimosa peregrinación por distintas prisiones españolas ,en las que mostrada cada día, mayores quebrantos físicos. Pedro Téllez Girón y Velasco falleció en prisión, en septiembre de 1624.

sábado, 5 de abril de 2025

Juan José de Austria, el "otro" Juan de Austria

Tal día como hoy, el 6 de abril de 1629, se cree que nació el militar y político español, Juan José de Austria.

Hijo natural del Rey Felipe IV y la actriz María Calderón, Juan José de Austria fue criado en secreto. Su destino fue en un comienzo la carrera eclesiástica pero, por consejo del conde-duque de Olivares, el Rey lo reconoció como su hijo para suplir la eventual falta, de herederos varones.

En 1643, fue elevado a la dignidad de Príncipe y se le nombró prior de la orden militar de San Juan, para los reinos de Castilla y León, sin embargo, el Rey rechazó en todo momento, su pretensión de ser legitimado y reconocido como Infante.

Con apenas 18, años empezó a emular las hazañas del primer Juan de Austria, al recibir el mando de la flota enviada a sofocar la revuelta de Nápoles. Su crédito aumentó al dirigir el sitio de Barcelona de 1652, sitio con el que puso fin a la rebelión de Cataluña. Un hecho por el que fue nombrado virrey de Cataluña.

Años más tarde, fue nombrado virrey de Flandes, cargo bajo el cual logró derrotar a los franceses, en el cerco de Valenciennes y en la toma de Condé.

A la muerte de su padre, el Rey Felipe IV, cambió la actividad militar por la política. Ante los problemas sucesorios y la debilidad de su hermanastro Carlos II, Juan José de Austria se esforzó por lograr una legitimación, que le facilitara el acceso a la gobernación de la Monarquía.

Incluso planeó casarse, con una hija del rey difunto y alarmó a la rama austriaca de la Casa de Habsburgo, con sus ansias de poder, ansias que le llevaron a enfrentar a la Reina Mariana de Austria, quien intentó alejarle de España, en reiteradas ocasiones.

Al cumplir Carlos II la mayoría de edad, en un intento del joven monarca de librarse de la regencia de su madre, Juan José de Austria, fue llamado para prestar juramento con honores de Infante.

El día 23 de enero de 1677 Juan José de Austria, hijo de Felipe IV, se convirtió en ministro de su hermanastro Carlos II. A pesar del entusiasmo inicial, su mandato fue breve y estuvo lleno de polémicas.

Tras hacerse con las riendas del gobierno, don Juan desarrolló una intensa actividad: decretos de repoblación, control de precios, penalización del lujo, reforma monetaria, protección de la producción, reducción de funcionarios y auditorías de cargos.

Pero los resultados fueron poco brillantes, quizá porque era difícil contentar a los grupos tan dispares, que le habían catapultado al poder. Agotado por su dedicación al trabajo, murió apenas dos años más tarde a causa de una repentina enfermedad,

Hubo grandes esperanzas sobre su administración, pero resultó decepcionante y corta; Juan murió, tal vez por envenenamiento, el 17 de septiembre de 1679, cuando tan solo tenía 50 años. .

Había representado bien su papel, pero dejaba a un rey voluble y frágil, en medio de una tormenta de ambiciones políticas desatadas.


viernes, 4 de abril de 2025

La fundación y trayectoria de la siniestra SS Hitleriana

Tal día como hoy, 5 de abril de 1925:Se funda las Schutzstaffel,(SS) organización militar, policial, política, penitenciaria y de seguridad al servicio de Adolf Hitler y del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, en la Alemania nazi y después por toda la Europa ocupada por los alemanes, durante la Segunda Guerra Mundial.

Desde sus modestos comienzos, la organización de las SS (Schutzstaffel o “escuadras de protección”), se convirtió en un estado virtual dentro del estado de la Alemania nazi, en el que trabajaban hombres, que se consideraban la “élite racial” del futuro nazi.

En el estado nazi, las SS se hicieron cargo de la seguridad, la identificación del origen étnico, la política de establecimiento demográfico, y la recopilación y el análisis de información de inteligencia. Controlaban las fuerzas policiales alemanas y el sistema de los campos de concentración. Además, concibieron e implementaron planes diseñados, para reestructurar la composición étnica de Europa oriental y la Unión Soviética, bajo ocupación.

A partir de 1939, las SS asumieron la responsabilidad de “resolver”, el llamado problema judío y después de 1941, sus líderes planificaron, coordinaron y dirigieron, la llamada “solución final”. Esta “solución” consistía en la aniquilación de los judíos europeos, lo que ahora conocemos como el Holocausto.

En 1925, Adolf Hitler, Führer del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, o partido nazi, fundó las SS. Esta organización, que estaba subordinada al jefe de personal de las SA, o tropas de asalto, tenía las siguientes obligaciones: proteger a Hitler y otros líderes y oradores nazis, proveer seguridad para las reuniones políticas, y conseguir suscriptores, para el periódico del partido nazi, llamado "El Observador del Pueblo".

El 20 de enero de 1929, cuando las SS contaban con 280 hombres, Hitler nombró a Heinrich Himmler líder de las SS del Reich. Himmler consideró que esta era una buena oportunidad, para desarrollar un cuerpo élite del partido nazi, basado en las visiones nacionalistas raciales de la “pureza racial”, y que la lealtad a Hitler, era la personificación del futuro de la nación alemana.

Mediante una rigurosa selección de candidatos, para el ingreso a las SS basada en la ascendencia “racial” y la fiabilidad política, transformó a las SS en una guardia de élite formada por el mejor “material racial”, disponible en Alemania con una absoluta lealtad al liderazgo de Hitler, del movimiento nazi y la nación alemana y a la visión de Hitler del futuro a largo plazo, del Tercer Reich.

Antes de que los nazis tomaran el poder en Alemania, Himmler introdujo dos funciones clave para las SS: seguridad interna y custodia de la pureza racial. Pocos meses después de que las SS, aplastaran un levantamiento contra el liderazgo de Hitler, iniciado por las SA de Berlín, inspirándose en el lema de las SS, “Mi honor es lealtad”, Himmler creó el Servicio de Seguridad, en el verano de 1931.

Adolf Hitler nombra en 1936 al jefe de las SS, a Heinrich Himmler, jefe de todas las unidades, de policía alemanas. Todos los poderes de la policía, ahora están centralizados. La Gestapo (policía secreta del estado alemán) queda bajo control de Himmler. Como responsable de la seguridad del estado, tiene la autoridad para mandar gente a los campos de concentración. Los miembros de la Gestapo suelen ser también miembros de las SS.

El SD - Servicio de Seguridad-  reunió información de inteligencia sobre los opositores de Hitler, dentro del partido nazi, los líderes y las actividades de otros partidos políticos, además de funcionarios del gobierno federal y local. En agosto de 1934, Rudolf Hess, segundo líder del partido nazi, anunció que el SD sería a partir de ese momento, la única agencia autorizada, para reunir y analizar, información de inteligencia política, en el Tercer Reich.

A fines de 1931, Himmler estableció una Oficina de Raza y Asentamiento de las SS, para evaluar las solicitudes de hombres de las SS que querían casarse, con un nuevo “decreto de matrimonio” interno. Esta “pericia”, desarrollada mediante el mantenimiento de la “pureza racial” en las SS, se utilizaría más tarde durante la guerra, para determinar si una persona era “alemana” o no.

Dicha determinación, como mínimo, podía significar trabajo y mejores raciones de alimentos, para los residentes en territorio bajo ocupación alemana, durante la Segunda Guerra Mundial. Para los polacos, que realizaban trabajos forzados en el Reich, acusados de tener relaciones sexuales, con mujeres alemanas, esta “evaluación racial” podía ser la diferencia, entre la vida y la muerte.

Cuando los nazis tomaron el poder en enero de 1933, las SS tenían más de 52.000 miembros. Como recompensa por su participación, en el asesinato de Ernst Röhm y el liderazgo máximo de las SA, entre el 30 de junio y el 2 de julio de 1934, Hitler anunció que las SS, era una organización independiente.

Himmler, el jefe de las SS, era ahora subordinado de Hitler, en la nueva función de este como Führer de Alemania. Como Führer, Hitler ya no era un político ni ejecutivo, regido por las limitaciones legales del estado alemán, sino más bien un símbolo de la supervivencia y la grandeza futura de Alemania, con autoridad para actuar más allá de las leyes del estado con el fin de garantizarlas. 

La subordinación de Himmler a Hitler dentro de esta cadena de mando, “Führer-Ejecutivo” fue la base del inmenso poder, que las SS acumuló durante el régimen nazi.

Como jefe de las SS, Himmler recibió autoridad directamente de Hitler, para llevar a cabo políticas ideológicas, que las leyes del estado no permitían. Esta “autoridad del Führer” basada en la ideología, permitió la autorización de la encarcelación indefinida, en el sistema de campos de concentración y el asesinato masivo.

Los líderes nazis, justificaron esta cadena legal de mando adicional y las políticas iniciadas con su autorización, con los decretos de emergencia nacional posteriores al Incendio del Reichstag en 1933 y, después de 1939, con la intensificada emergencia, generada por la guerra.

Después de la II Guerra Mundial, el Tribunal Militar Internacional en Núremberg declaró a las SS como organización criminal. Los integrantes de todas sus subdivisiones, incluyendo la Gestapo, las SD, las Unidades Calavera, las Waffen-SS y otras, fueron juzgados como criminales de guerra. Algunos fueron condenados a muerte o a cadena perpetua, pero muchos quedaron en libertad.

jueves, 3 de abril de 2025

Ignacio de Loyola, primer general de los Jesuitas

Tal día como hoy, 4 de abril de 1541, San Ignacio de Loyola era elegido en España, como primer general de los Jesuitas.

Ignacio de Loyola era el pequeño de un familia de trece hermanos. Hijo de Beltrán Ibáñez de Oñaz y Marina Sánchez de Licona y Balda, nació en el castillo de Loyola, en Azpeitia (Guipúzcoa). 

Llegaba al mundo casi al mismo tiempo, que Colón descubría América y el papa Borja se establecía en la Sede de San Pedro. Todavía era pequeño, cuando fue a Arévalo a servir a Juan Velázquez de Cuéllar, tesorero general de Castilla. Más tarde servirá al duque de Nájera, virrey de Navarra.

En el sitio de Pamplona, en mayo de 1521, un disparo de cañón le rompe la pierna derecha. Ignacio es un miembro de la nobleza y sueña con hazañas de caballeros, pero en su convalecencia, lee la vida de Jesús y vidas de santos y se convierte. 

Después de la herida en Pamplona y de la recuperación en Loyola, Ignacio decide ponerse en camino y peregrina de Loyola a Manresa, recorrido que ha dado lugar al Camino Ignaciano. Llega a Montserrat, el 21 de marzo de 1522, donde deja su espada a los pies de la Virgen de Montserrat y sustituye el vestido de caballero, por una tela de saco, símbolo del peregrino. 

El 25 de marzo, llega a Manresa donde tendrá que quedarse cerca de un año, ya que no puede emprender el viaje a Tierra Santa, que tenía previsto. La estancia de San Ignacio en Manresa -mucho más larga de lo que estaba previsto- tiene un gran relieve, en la biografía y obra del santo. 

En Manresa, tal y como él mismo escribe en su Autobiografía, vive una profunda experiencia espiritual, que lo transforma para siempre y que sería el origen de una serie de indicaciones metodológicas, para guiar experiencias similares: el Libro de los Ejercicios Espirituales, una ayuda para orientar, según Dios, la propia vida. 

Por este motivo, la ciudad de Manresa, donde hoy la Compañía de Jesús cuenta con el Centro Internacional de Espiritualidad , Cueva de San Ignacio, es uno de los lugares fundamentes, de la espiritualidad ignaciana. 

Peregrina a Montserrat y quiere llegar a Barcelona para embarcarse hacia Tierra Santa, pero la epidemia de peste que azota la ciudad, le obliga a quedarse en Manresa donde vive una profunda experiencia espiritual. Se entrega totalmente a la oración y a la pobreza y escribe las líneas fundamentales de sus "Ejercicios Espirituales".

En febrero de 1523, va finalmente a Tierra Santa y desea quedarse, pero a la vuelta de Jerusalén, entiende que debe hacer algo diferente, a lo que había previsto. Decide estudiar y lo hace en Barcelona, Alcalá, Salamanca y París. En esta última ciudad, reúne sus primeros compañeros y el año 1540, nace la Compañía de Jesús. Con sus compañeros marcha a Roma, para ponerse al servicio del Santo Padre. 

Algunos miembros del grupo (Laínez, Salmerón, Favre ...) tienen un papel muy importante en el Concilio de Trento. Su preocupación es la extensión y defensa de la fe, su empuje misionero y la educación de la juventud.

La Compañía crece por todo el mundo. Surgen colegios en Roma, España, Alemania, Francia y los Países Bajos. Aparecen las primeras universidades. Después de la muerte de Ignacio, se redacta la Ratio Studiorum en 1599, una guía o plan de estudios, que recoge la teoría y práctica docente de los jesuitas. 

Con el tiempo, la actividad de la Compañía se fue diversificando, hacia diferentes campos según los retos y problemas de cada generación. Ignacio de Loyola murió en Roma en julio de 1556, pero su labor perduraría. Su espíritu e ideal de acción quedaban asegurados.

San Ignacio hizo varias estancias, en la ciudad de Barcelona. En la Basílica de Santa María del Mar, la Capilla de San Ignacio, recuerda el lugar donde Ignacio pedía limosna entre 1524 y 1526. Está representado con una escultura de bronce, del artista Lau Feliu, que presenta Ignacio como un mendigo, con la mano extendida y los pies descalzos. 

La ruta por la Barcelona Ignaciana, recorre los principales lugares de interés vinculados al paso de Ignacio por la ciudad.

Muerto Ignacio, le sucedió como general de los jesuitas, su más estrecho colaborador, el castellano Diego Laínez. Años más tarde, en 1622, Ignacio fue canonizado por el Papa Gregorio XV.