Tal día como hoy 8 de junio de 1949, se publica la novela “1984” del escritor inglés George Orwell.
Su trama refleja una supuesta sociedad policial, en la que el estado ha conseguido el control total sobre el individuo.
La novela nos presenta una sociedad que evoluciona colectivamente, en la que solo hay dos clases sociales: los miembros del partido gobernante, y el proletariado, que constituye el ochenta y cinco por ciento de la población y de manera residual, nos encontramos a los esclavos, los cuáles, han sido capturados en las sucesivas guerras, pero no son considerados parte de la sociedad.
En ella, se produce una descripción aterradora de la vida bajo la vigilancia constante del "Gran Hermano" y sitúa su acción en un Estado totalitario, donde la dirección del partido de ese estado, entiende el poder como valor absoluto y único, y para conquistarlo justifica todos los sacrificios y usa los medios necesarios y una vez alcanzado este, lo único importante es conservarlo a cualquier precio.
El partido único, a su vez, está dividido en dos grupos: la clase social alta, es decir, el cerebro del Estado, y los miembros del partido que son la mano de obra, constituyendo así, la clase media y todos sus miembros, viven desde su nacimiento hasta su fallecimiento, vigilados por los diferentes instrumentos de control, de forma que dondequiera que estén, puede ser inspeccionado sin previo aviso y sin que él sepa por qué los inspeccionan.
La vigilancia del estado, ha llegado a apoderarse de la vida y las conciencias de sus súbditos – no ciudadanos - interviniendo incluso en las esferas más íntimas de los sentimientos humanos.
La “Policía del Pensamiento” lo controla todo con métodos inquisitoriales, aunque para ello sea necesario acusar a inocentes y todo está controlado por la sombría y omnipresente figura del Gran Hermano, que todo lo ve, todo lo escucha y todo lo dispone.
Además, todas sus acciones y palabras son analizadas y todo súbdito carece de libertad para dirigirse por una determinada dirección y un solo desvío en su conducta, puede acarrearle un duro castigo e incluso, la muerte.
Todos ellos trabajan para el partido, desempeñando un trabajo asignado por este y a cambio, reciben casa, ropa y cupones para la comida, la cuál, es de muy mala calidad.
El protagonista aparece como símbolo de la rebelión contra este poder monstruoso, pero conforme el relato avanza está cada vez más controlado por este engranaje, omnipotente y cruel.
Por su magnífico análisis del poder y de las relaciones y dependencias que crea en los individuos, la novela, es una de las más inquietantes y atractivas del siglo XX.
La odisea situada en Londres es una crítica de toda dictadura, y una descripción analítica de los regímenes totalitarios, tanto el comunista como el fascista.
La novela cobra nueva vigencia en la sociedad actual, en la que el control a los ciudadanos, ya sea o no coercitivo, se halla más perfeccionado, que en ningún otro momento de la historia de la humanidad.
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