Como cada verano - al objeto de cargar las pilas para el resto del año - la vuelta a los orígenes la pensé hacer una vez más en avión, ya que la carretera, entre el precio de la gasolina y la inestimable ayuda del Director General de Trafico, multando hasta por abrir la ventanilla del coche, actúan como elementos disuasorios del uso de este medio.
Por eso, buscando vuelos baratos, con la debida antelación, por aquello de las subidas de última hora, encaminé mis pasos a una agencia de viajes - tenida por fiable – en donde una joven empleada tras invitarme a sentar, me sometió a lo que más tarde pude comprobar, era casi un tercer grado...
- Deseo un billete de ida y vuelta para Málaga en agosto – demandé.
-Muy buena elección – expuso sonriente, y tras consultar con su ordenador me dijo. -Son desquientos euros ...- y añadió - Claro, es agosto, se comprende...
Pese a todo - pensé para mi – no es tan caro y desde luego no merece la pena pasar los nervios de la carretera.
-Bueno naturalmente – agregó la empleada interrumpiendo mis pensamientos – a esto hay que sumar las tasas aeroportuarias de cada pasajero, que son trincadós euros..., como es lógico...- aclaró.
-Bien, bien, pues súmelas y expídame el billete…
-Un momento señor – añadió de nuevo - hemos de añadir también el servicio de terminal...
-¿Que es eso del servicio de terminal - pregunté ingenuo
-¿Pues que va a ser, señor...? Las atenciones que usted recibe de nuestros servicios en las terminales del aeropuerto, que han de pagarse aparte, claro...- y agregó - Solo son catatrés euros por billete.
-En fin – respondí resignado - añádalo usted y acabemos... dije mientras intentaba calcular mentalmente el nuevo precio del billete.
-¿Lleva usted maletas...?- me espetó decidida.
- Claro, señorita... ¡voy de vacaciones!. Al menos unas mudas y unas camisas...
- ¡Ah, muy bien!... son zarantán euros por maleta, ida y otros tantos vuelta, naturalmente...
- Bien, bien, pues ponga una...
- De acuerdo señor - agregó mientras tecleaba.
-¿Querrá usted asiento verdad...? - preguntó.
-¿Como que si quiero asiento...? - indagué atónito
-Señorita ¡no pretenderán ustedes llevarme de pie...!
- No caballero, nada de eso, pero claro, de no reservarlos, les daremos los que queden y con toda seguridad será de los de atrás...
- Bueno, bueno, y ¿cuando cuesta ir todo el rato el lado de un extraño?.
-Poca cosa señor, son tramparán euros de ida y otros tantos de vuelta, como es obvio, porque, ¿también los querrá para la vuelta verdad...?
-Si claro, para ambos trayectos – contesté.
-¿Queda aún algo más...? pregunté temiendo que aquello no acabase nunca.
- Otra cosa, aunque esta es opcional... -¿Está usted interesado en contratar un seguro de cancelación...? y aclaró- -Verá, las ventajas son muchas, porque caso de una enfermedad o inconveniente, usted lo perdería todo, y sin embargo pagando trapecín euros más por cada billete, queda cubierta esa eventualidad..
- De acuerdo, de acuerdo... suscríbalo, no sea que tenga un “mal fario” ese día...
- Hace usted muy bien caballero - agregó mientras arreciaba en su teclear
-Solo una cosa más...¿Me puede facilitar el número y entidad de su tarjeta de crédito..? y anadió;
-Es que no aceptamos dinero al contado y, el pago con tarjeta tiene una pequeña comisión de trepatal euros por billete...
-Señorita hemos acabado ya...? - pregunté casi a media voz - ¿Podría decirme entonces el monto total del viaje...?
-En total son – dijo tras un breve repaso en la pantalla - trascacien cinquientos euros, con cuarenta, señor... Una baratura, tenga en cuenta que es una tarifa económica. Este billete en vuelo ordinario costaría más del doble...
-Le quiero informar por último – concluyó mientras me daba las tarjetas - que a bordo dispondrá de los servicios de prensa, catering y bar, ya que nuestra empresa mima mucho al pasaje..
-¿Están incluidos en el billete ?, pregunté candoroso.
– No, señor - contestó con una compasiva sonrisa - pero tenga presente que los precios de esta compañía son muy asequibles... Le dejo una tarifa...
Ya con los billetes en la mano y el saldo de mi cuenta notablemente aligerado, miré el catálogo...
El agua mineral – que era lo más barato – costaba trascamandán euros cada botella, como si te hubieses bebido medio manantial.
Menos mal, pensé para mi , que la tarifa es económica.
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