Tal día como hoy, 5 de julio de 2011:en la ciudad de Santiago de Compostela, es robado el Códice Calixtino.
El 5 de julio de 2011, el Códice Calixtino, un manuscrito medieval de gran valor histórico y cultural, fue robado de la Catedral de Santiago de Compostela. El robo fue perpetrado por Manuel Fernández Castiñeiras, el electricista del templo, quien lo hizo por venganza contra el entonces deán José María Fernández. El Códice fue recuperado en un garaje de Milladoiro, localidad cercana a Santiago
Ha sido calificado, como el robo del siglo o como robo de película, digno de un guión cinematográfico. A principios de julio de 2011 el manuscrito medieval conocido como el Códice Calixtino, desapareció del Archivo de la Catedral de Santiago de Compostela.
El Códice se considera, como la primera guía de viajes de la historia: miles de viajeros lo usaban para peregrinar a Santiago. Además de su utilidad en época medieval, es una obra bibliográfica e histórica, de valor incalculable- porque es una edición única – y conocida en todo el mundo.
Antes del robo, el Códice se conservaba en una sala acorazada del archivo, pero en un espacio, con medidas de seguridad cuestionables. No se sabe la fecha exacta en que desapareció, los primeros en notar su falta, el 5 de julio a última hora de la tarde, fueron los responsables del Archivo, que informaron al deán de la Catedral, José María Díaz, que la obra original, no estaba en su lugar.
Pocas horas después, y tras buscarlo en vano, avisaron a la policía que revisó las grabaciones, de las cámaras de seguridad y registró el lugar. El Archivo contaba con sistemas de alarma y contra incendios, pero un problema en la ubicación de las cámaras, resultó fatal en este caso. Ninguna de las cámaras, enfocaba directamente el manuscrito, ni registraban todos los movimientos.
A la habitación en la que está la sala del Códice se puede acceder por dos puertas: una de madera que estaba siempre abierta y otra blindada, con un sistema de apertura especial, que se abría con unas llaves, que sólo tenía el deán de la Catedral.
Poco después del robo, la policía comunicaba a la prensa sus primeras sospechas, sobre los responsables, posiblemente una banda organizada que robaba el Códice para venderlo en el mercado negro o por encargo de algún coleccionista.
Mientras en España se ocupaba del robo, la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional, se pusieron en alerta las unidades especializadas, a nivel europeo para conocer su paradero y evitar la venta del manuscrito.
La desaparición del manuscrito, reabrió el debate sobre la seguridad de los bienes eclesiásticos en las iglesias y causó malestar, en el gobierno gallego. El deán José Mª Díaz se vió obligado a dimitir como archivero catedralicio, en octubre de 2011, por noticias que aseguraban que las llaves, estaban en la cerradura de la puerta.
Sin embargo, lo cierto es que pasaba el tiempo y el Códice no aparecía. Hasta que, un día antes del primer aniversario de la desaparición de la joya, del Archivo catedralicio, se anunció la detención de Manuel Fernández Castiñeiras, un electricista autónomo que trabajó para la Catedral de Santiago, durante 25 años.
Fue despedido en 2005, cuando la Iglesia regularizó la situación laboral de sus trabajadores, incluso el ladrón llegó a falsificar un contrato de trabajo para evitarlo. La Policía también detuvo a su mujer, su hijo y la novia de éste.
Pocas horas después de la detención de la familia, el Códice fue recuperado por la policía, el 4 de julio 2012, en Milladoiro (A Coruña), a pocos kilómetros de Santiago. Estaba envuelto en una bolsa de plástico y cartones, guardado en el garaje del detenido, junto a su domicilio.
Tras el registro de cuatro domicilios, relacionados con los detenidos, la policía encontró 1.200.000€ en efectivo, otros objetos desaparecidos de la Catedral – varios libros religiosos, entre ellos un Libro de las Horas, usado para los rezos- y ocho facsímiles del Códice Calixtino.
El ladrón, Manuel Fernández, afirmó al ser interrogado, que no recordaba nada de lo sucedido… Más tarde se reconoció autor del robo del Códice y además, confesó que había estado robando objetos de valor de la iglesia, durante 20 años, además de donaciones a la Catedral, dinero del cepillo, etc.
Parece ser que la venganza contra el deán José María Díaz, por haberle despedido fue el motivo del robo del Códice, pero eso no explica los robos continuados. Fernández reclamaba al deán la cantidad de 40.000€ como indemnización, por el despido que él considera improcedente.
Después de su detención, Fernández Castiñeiras ingresó en el penal coruñés de Teixeiro. La Audiencia Provincial decretó su puesta en libertad provisional en enero de 2013, a la espera de un juicio que se celebró dos años después. Fue condenado a diez años de prisión, y a una multa de 268.425,11 euros, por los delitos de hurto, robo continuado y blanqueo de capitales.
No obstante, en el mismo 2015 el Tribunal Supremo rebajó su pena. Al final se quedó en ocho años y dos meses, al percatarse de un error material en el fallo, concretamente en el castigo por el delito continuado de robo, en el que se habían excedido, siendo puesto mas tarde, en libertad condicional por motivos de salud.
En el tren turístico que recorre la capital gallega, el guía da este verano de 2025 muchas explicaciones, pero la que más seduce a los que pisan suelo gallego y se suben es: "Hace años aquí robaron un Códice famosísimo. Seguro que habrán escuchado hablar de él". Es ahí cuando empieza el torrente de preguntas sobre los hechos.
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