Tal día como hoy, 4 de julio de 1840, tuvo lugar la batalla de Berga, la última batalla de la Primera Guerra Carlista, que durante siete años, sumió al país en el caos más absoluto.
La Batalla de Berga, que tuvo lugar el 4 de julio de 1840, marcó el fin de la Primera Guerra Carlista en España. Tras la derrota del ejército carlista en Morella y la huida del general Ramón Cabrera a Berga, la batalla representó el punto final, de la resistencia carlista en el norte de España.
El origen del conflicto se remonta a marzo de 1830, momento en el que el Rey Fernando VII "el deseado" promulgaba la Pragmática Sanción, seis meses antes del nacimiento de su hija Isabel. Esta acción dejaba sin efecto, el reglamento aprobado el 10 de mayo de 1713 por el monarca Felipe V, que excluía la sucesión femenina al trono, hasta agotar la descendencia masculina, del primer Rey de España de la casa Borbón.
De esta forma, se restablecía el derecho sucesorio tradicional castellano,recogido en Las Partidas. Derecho de sucesión según el cual, podían acceder al trono las hijas del Rey, en caso de morir sin hijos varones. En el año 1832 la Pragmática Sanción fue derogada, mientras el rey se encontraba enfermo, pero cuando Fernando VII recuperó su salud, la puso nuevamente en vigor.
Fernando VII falleció el 29 de septiembre de 1833, sin descendencia masculina. Por este motivo, su hija Isabel, de tan solo tres años, heredaba la Corona española y su madre María Cristina pasó a ser la Reina regente, hasta que su hija alcanzase la mayoría de edad.
Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, nunca llegó a reconocer a Isabel como heredera al trono, al considerar ilegal la Pragmática Sanción. Así lo hizo saber el 1 de octubre de 1833, con el manifiesto de Abrantes, en el que hizo públicos sus derechos dinásticos. Su deseo por sentarse en el trono, llevó al país a una gran guerra civil, que comenzó al día siguiente, el 2 de octubre de 1833.
La Primera Guerra Carlista sumió a España en el caos más absoluto. La dividió por la mitad. Por un lado se encontraban los carlistas, partidarios del hermano de Fernando VII, Carlos María Isidro, que bajo el lema “Dios, Patria y Rey” luchaban por la defensa de la monarquía tradicional, los derechos de la Iglesia y los fueros.
Por el otro se encontraban los liberales, personas que exigían hondas reformas políticas por medio de un Gobierno constitucional y parlamentario y que vieron en la figura de Isabel, la posibilidad de lograrlo.
Tras siete años de intensas luchas, la guerra se dio prácticamente por acabada en el norte de España el 31 de agosto de 1839 con el Abrazo de Vergara. Sin embargo, el trato alcanzado no fue aceptado en Cataluña, lugar en el que los carlistas continuarían su lucha, hasta julio de 1840 siendo la localidad barcelonesa de Berga, el último foco de la resistencia carlista.
El encargado de la defensa de la villa, fue Ramón Cabrera y Griñó, quien consiguió que sus fuerzas aguantaran el asedio de los liberalistas, durante cuatro días. Cuando las tropas fieles a Isabel, encabezados por Baldomero Espartero, entraron en Berga, Ramón Cabrera y Griñó ya había escapado.
También lo habían hecho, casi 5.000 soldados que se encontraban bajo su mando. La caída de Berga les obligó a exiliarse en Francia, pero no solo eso, también supuso el fin de la Primera Guerra Carlista.
Con la caída de la villa, el castillo y las fortificaciones, se perdieron 17 piezas de artillería, y Ramón Cabrera y Griñó ,tuvo que pasar en Francia el 6 de julio del 1840 con 4600 infantes y 300 jinetes por Castellar de Nuch, cosa que supuso el final de la guerra y el exilio en Francia de los carlistas, hasta la amnistía de 1841.
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