Tal día como hoy 19 de agosto de 1692, en Salem -Massachusetts- USA, una mujer y cuatro hombres, uno de ellos clérigo, son ahorcados acusados de brujería en los famosos “Juicios de Salem”.
Los juicios por brujería de Salem fueron investigaciones seguidas por procesos judiciales formales, llevados a cabo por las autoridades con el objetivo de procesar y castigar delitos de brujería en varios condados de Massachusetts, entre 1692 y 1693.
Este acontecimiento, ha sido usado en la política y la literatura como una advertencia real sobre los peligros del extremismo religioso, acusaciones falsas, fallos en el proceso judicial y la intromisión gubernamental en las libertades de las personas.
Los juicios comenzaron con las acusaciones de dos menores; Betty Parris, hija del Reverendo Samuel Parris, y su prima Abigail, siendo detenidas tres mujeres: Tituba, sirvienta en la casa de los Parris, Sarah Osburne, terrateniente que se había granjeado el odio de sus vecinos y Sarah Good, una indigente.
Pronto las acusaciones se hicieron masivas, pues algunos vecinos utilizaron el pánico para vengar rencillas personales y al final más de 150 personas fueron detenidas y encarceladas tal solo por simples acusaciones y al menos cinco de estos acusados, fallecieron en prisión, mientras las veintiséis personas que fueron a juicio, resultaron condenadas por el tribunal.
Las denuncias de alucinaciones y contactos demoníacos, surgieron entre un grupo de mujeres de Salem, pero nunca se realizaron actuaciones serias para obtener pruebas, pues casi todas las acusaciones se basaban en rumores y hasta los propios jueces, se dejaron llevar por la histeria religiosa de la comunidad, formada por puritanos, que exigía condenas ejemplares a las presuntas brujas.
Los jueces condenaron a veintinueve personas y catorce mujeres y cinco hombres – uno de ellos un clérigo - fueron ahorcados, mientras el acusado Giles Corey, que se negó a declarar murió durante las torturas para hacerlo hablar.
La explicación del por qué la comunidad de Salem explotó en ese delirio de brujas y demonios, es que los puritanos - que gobernaban la colonia de Massachusetts prácticamente sin control - atravesaban un período de alucinaciones masivas e histeria provocadas por su fanatismo religioso.
En la comunidad de Salem existía una estricta conducta religiosa, por la que cada persona vigilaba a sus vecinos y a su vez era vigilada por éstos en sus acciones, generando dudas y sospechas en caso de que su conducta no se ajustase a las norma puritanas.
Las mujeres estaban destinadas a servir a sus esposos y carecían de derechos, mientras los niños eran educados severamente desde temprana edad, todo ello para evitar la “ira de Dios” y, por tanto, debían sujetarse a los dictados religiosos del puritanismo para así evitar el castigo divino que suponía la pérdida de las cosechas o la muerte de su ganado.
Los resultados de los juicios tuvieron profunda influencia en la región y contribuyeron a la perdida de poder de los puritanos en Nueva Inglaterra y la desaparición de los valores puritanos de su población.
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