Tal día como hoy 14 de agosto de 1084 “el Cid Campeador”, al mando del ejército del rey moro de la Taifa de Zaragoza, vence a la coalición formada por el rey moro Al-Mundir de Lérida y Sancho Ramírez de Aragón en la Batalla de Morella, en la actual provincia de Castellón.
La batalla de Morella, o de Olocau, fue un enfrentamiento culminación de una campaña de fortificación de un castillo en Pobleta de Alcolea – Castellón - por El Cid, con objeto de hostigar la importante plaza de Morella, del rey taifa de Lérida
Las operaciones se iniciaron en 1083, tras varias escaramuzas en la frontera entre el Cid y Sancho Ramírez, cuando el rey moro de la taifa de Zaragoza, Al-Mutamán encargó al Cid amenazar la ciudad de Morella, mediante la reconstrucción de una fortaleza situada unos veinte kilómetros al norte de esta plaza, que se ha identificado con el castillo de Olocau y con Pobleta de Alcolea.
Ante la amenaza que suponía este punto avanzado para la taifa de Lérida, su rey Al-Mundir al-Hayib concertó una entrevista con Sancho Ramírez de Aragón para aliarse y entre los dos expulsar de su posición al Cid.
Los ejércitos de la coalición, islámico – aragonesa, reunidos a orillas del Ebro, avanzaron juntos hacia el sur, y se aproximaron a donde estaban las mesnadas del Campeador, en el primer semestre de 1084.
La “Historia Roderici” - principal fuente sobre este suceso - relata que el rey de Aragón envió emisarios al Cid para que dejara libre el territorio, a lo que el castellano respondió , “que si el rey aragonés quería atravesar lo controlado por él, podía hacerlo e incluso se prestaba a proporcionarle protección y escolta personal, pero que si su deseo era que abandonara la plaza, tendría que enfrentarse con él.”
En todo caso, el 14 de agosto se inició la batalla que fue bastante reñida, hasta que, finalmente, al-Mundir y Sancho Ramírez se vieron obligados a huir, mientras el ejército de Rodrigo los persiguió.
La derrota, debió ser catastrófica, a juzgar por la calidad y cantidad de prisioneros capturados por el Cid, entre los que figuraban importantes nobles de Aragón, Pamplona, Portugal, Castilla y Galicia y muchos caballeros cristianos, que - posiblemente buscando fortuna - engrosaban las filas del ejército leridano-aragonés.
Entre los capturados, se contaban el obispo de Roda, el gobernador del “condado de Navarra”; su sobrino, el mayordomo del rey de Aragón y su caballerizo; el conde portugués Nuño Menéndez, los gallegos Anaya Suárez y Gudesteo Guntádiz y el castellano García Díaz, entre muchos otros.
Esta decisiva victoria habría hecho aumentar el prestigio del Cid y es posible que en su estancia en Zaragoza entre 1081 y 1086, recibiese el apelativo de sidi “mi señor'” que daría origen al sobrenombre “Cid”.
De cualquier modo, tal fue la importancia para la Taifa de Zaragoza de esta victoria que una vez conocida la noticia, el rey y su familia salió, junto con gran parte de la población, a recibir al “Campeador” a 25 km de Zaragoza, para aclamar al castellano con su fabuloso botín.
Los que aún piensan que la Reconquista fue una lucha constante y unidireccional entre “moros y cristianos”, están en un grave error histórico
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