Tal día como hoy 21 de marzo del 1556, en Oxford -Inglaterra- es quemado vivo el arzobispo de Canterbury Thomas Cranmer, acusado de herejía.
Thomas Cranmer fue el arzobispo de Canterbury durante los reinados de Enrique VIII, si hijo Eduardo VI y la hija del primero de María I y colaboró en el caso de anulación matrimonial de Enrique con Catalina de Aragón, que era una de las causas de la separación del cisma de Inglaterra con la Santa Sede.
Junto a Thomas Cromwell apoyó la supremacía real, por la que el monarca era considerado el jefe de la Iglesia dentro de su reinado.
Bajo el reinado de Enrique VIII, no hizo cambios radicales en la Iglesia anglicana, debido a los conflictos de poder entre conservadores religiosos y reformistas, aunque tuvo éxito en la publicación del primer oficio religioso en lengua inglesa autorizado oficialmente.
Cuando Eduardo VI llegó al trono, pudo promover reformas importantes y escribió y compiló las dos primeras ediciones del “Libro de Oración Común”, una liturgia especial para la Iglesia de Inglaterra.
Con la ayuda de varios reformistas europeos, a los que dio refugio, cambió la doctrina en áreas como la eucaristía, el celibato clerical, el papel de las imágenes y la veneración de santos.
Tras la coronación de la católica María I, fue enjuiciado por alta traición y herejía y encarcelado durante más de dos años y bajo presión de las autoridades eclesiásticas, hizo varias retractaciones y, al parecer, se reconcilió con la Iglesia católica.
Sin embargo fue ejecutado y el día de su ejecución, se retractó de sus palabras en la cárcel y murió como un hereje para los católicos y como un mártir para los reformistas ingleses.
La muerte de Cranmer fue inmortalizada en “El libro de los mártires” y su legado sigue vivo dentro de la Iglesia de Inglaterra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario