domingo, 18 de agosto de 2024

La trágica vida de María Estuardo, la reina de Escocia

Tal día como hoy, 19 de agosto de 1561: La reina escocesa María Estuardo, con 18 años, vuelve a Escocia después de trece años en Francia

Muy pocas reinas, han tenido una vida más azarosa y trágica que la de María Estuardo, una soberana bella y cultivada, vilipendiada por muchos de sus contemporáneos, pero que desde su muerte, ha despertado el interés de historiadores, literatos, cineastas y del público en general.

María Estuardo nació en 1542 en Linlithgow, en el condado de West Lothian, a 24 kilómetros al noroeste de Edimburgo, en un tiempo en el que Escocia era uno de los territorios más periféricos y, en cierto modo, atrasados de Europa. Además, el país tenía como vecino a Inglaterra, un reino mucho más rico y una potencia amenazadora, que pretendía conquistar el reino del norte.

De todos los monarcas escoceses, María Estuardo fue la más famosa. Fue también la última en reinar sobre una Escocia por entero independiente y la que seguramente, más desdichas personales padeció.

Hija casi póstuma de Jacobo V, fue coronada a los seis días de nacer. En aquel momento Gran Bretaña se desangraba en guerras religiosas, por lo que su madre, la francesa María de Guisa, la envió a Francia donde fue prometida con el delfín Francisco de Valois, hijo de Enrique II de Francia.

Allí pasó casi toda su infancia y llegó a ser incluso reina consorte de Francia, cuando Francisco ascendió al trono en 1559. Durante año y medio Francisco y María, fueron a un tiempo reyes de Francia y Escocia, justo lo que María de Guisa había buscado para emparedar a la Inglaterra de Isabel I, que codiciaba la corona escocesa y perseguía a los católicos.

La temprana muerte de Francisco cuando tenía sólo 16 años, le obligó a regresar a Escocia, donde no fue del todo bien recibida. En 1560 el parlamento había aprobado el acta de reforma, en virtud de la cual el reino pasaba a ser oficialmente protestante y se prohibía, la celebración de misas católicas.

Pero María había nacido y se había criado como católica. No estaba dispuesta a renunciar a su fe, pero si a contemporizar con los escoceses reformados, muchos de ellos poderosos aristócratas ,que miraban a Isabel I de Inglaterra, como su verdadera reina.

Isabel veía en María como simple competencia ya que, en tanto que su abuela era Margarita Tudor, hermana de Enrique VIII, se situaba tras ella en la sucesión al trono de Inglaterra. Si Isabel no se casaba y concebía descendencia, serían los hijos de María quienes heredasen el trono inglés.

El matrimonio entre María y Francisco II de Francia fue breve y no tuvieron hijos, pero a su regreso a Escocia se casó con su primo Enrique Estuardo, más conocido como Lord Darnley, católico como ella, con quien tuvo un hijo, el príncipe Jacobo que, con el correr de los años terminaría reinando en Escocia e Inglaterra.

María no tuvo tanta suerte como su hijo. Se vio involucrada en el asesinato de Lord Darnley y poco después contrajo matrimonio con uno de sus asesinos, James Hepburn, un conde escocés muy impopular.

El último matrimonio, provocó una revuelta de varios aristócratas, que se alzaron en armas contra la corona. Estalló una breve guerra civil que concluyó con la abdicación de María en su hijo, todavía un niño de corta edad. Tras ello fue recluida en un castillo, pero la reina se la ingenió para fugarse y huir a Inglaterra, donde esperaba que su prima se apiadase de ella y la ayudase a recuperar el trono escocés.

Pero Isabel no estaba por la labor de hacerlo, temerosa de los católicos, sospechaba que María tuviese la tentación, de arrebatarle la corona.

La mantuvo encerrada en varios castillos durante 18 años, mientras realizaba una investigación que aclarase quién había mandado asesinar a Lord Darnley. Fue sometida a juicio y condenada a muerte.

La sentencia se ejecutó, en febrero de 1587 en el castillo de Fotheringhay, en el centro de Inglaterra Isabel I de Inglaterra mandó decapitar a María Estuardo, la reina de Escocia, y murió allí ,como una mártir católica.

A no mucha distancia de la ciudad de Peterborough en cuya catedral fueron enterrados sus restos junto a los de Catalina de Aragón, otra reina casi tan desdichada como ella.

Años más tarde su hijo Jacobo ordenaría que fuesen trasladados hasta la abadía de Westminster.

No hay comentarios:

Publicar un comentario