jueves, 30 de julio de 2015

"La batalla de Ilerda", cuando el Imperio Romano se decidió en Hispania.


Tal día como hoy 30 de julio del año 49 a. C., se inicia la “Batalla de Ilerda”, en la actual provincia de Lérida, - Lleida - donde se enfrentaron los ejércitos de Pompeyo Magno y Julio César.

Julio Cesar, tras el golpe de estado que supuso  haber cruzado el rio Rúbicón - frontera entra la Galia e Italia - se apoderó de toda la península italiana, gracias al apoyo de las ciudades y la velocidad de su ejército, asegurando la llegada de trigo a Roma, tras tomar de forma audaz  las islas de Sicilia, Corcega y Cerdeña.

Una vez conquistada Italia y tomada Roma, César sabía que tenía que llevar la iniciativa de la guerra, aún a pesar de tener que afrontar riesgos y combatir en territorio enemigo, pues Pompeyo, que había huido a Grecia, tenía legiones en Hispania, por lo que no hacer nada habría sido su fin y, por ello, decidió marchar primero a Hispania para eliminar el peligro que supondría para su retaguardia, si se dirigía hacia Grecia:  "Me enfrentaré primero a un ejército sin general y después a un general sin ejército", fueron sus palabras.

En el caso de Hispania, los ejércitos estaban igualados en número de soldados, pero la habilidad de César y la experiencia de sus tropas, adiestradas en las guerras galas, provocaron que el bando de Pompeyo se rindiese el 2 de agosto del mismo año prácticamente sin combatir.

El ejército pompeyano, al mando de los generales Afranio y Petreyo, estaba situado junto a la ciudad amurallada de Ilerda y Cesar colocó su campamento cerca de ellos, en la margen derecha del Segre y cuando tras una riada de este rio a finales de junio, soló quedó en pie el puente de piedra de Ilerda, los pompeyanos lo controlaron y consiguieron refugiarse tras los muros.

No obstante Afranio, temiendo ser sitiados en la ciudad, decidió marchar - probablemente hacia Mequinenza o Ribarroja - siendo perseguido por Cesar hostigándolo, pero sin presentar batalla, cortándole el paso en Mayals a finales de julio, provocando deserciones en la filas de Afranio, al dejarles sin abastecimiento de agua, pues sus tropas controlaban las salidas.

Cortada su retirada, Afranio intentó desesperadamente volver a Ilerda pero acorralado y sin provisiones, el 2 de agosto decidió rendirse sin apenas haber luchado, de una forma pacifica y no deshonrosa, pues los soldados que quisieron pudieron alistarse en el ejército de César, aunque la mayoría fueron licenciados.

Pese a su total victoria, la situación de César era todavía muy complicada, sin embargo esta  primera campaña había sido un éxito táctico y estratégico, pues había conquistado Marsella, todo el el sur de la Galia y tomado Corcega, Cerdaña y Sicilia.

El libro de Comentarios sobre la Guerra Civil ”Commentarii de bello civili” texto de Julio César, dónde relata en tercera persona – como es norma de este autor -las operaciones militares y políticas durante la Segunda Guerra Civil de Roma, refleja detalladamente la campaña de Ilerda y era libro de texto en el antiguo Bachillerato, en la asignatura de latín.

Para los estrategas bélicos, el  arte máximo de la guerra consiste en vencer al enemigo sin combate y esto fue lo que aquellos días consiguió César hacer en Ilerda.

En este sentido, creemos que desde un punto de vista táctico es esta, sin duda su mejor batalla, pues logró una victoria total sin pérdidas propias o ajenas y por lo tanto sin una masacre, como era lo habitual en el bando perdedor, de una batalla campal en aquella época.


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