El bikini es una prenda de baño de dos piezas, creada por el francés Louis Reard, aunque tenía ya precedentes en la más remota antigüedad, compuesto de un sujetador y una braga imitando la ropa interior femenina.
El nombre “bikini” se debe al atolón de Bikini, donde los estadounidenses realizaron ensayos con bombas atómicas, en la misma época en la que se presentó la prenda, y su nombre sugería los efectos que provocaría la mujer que la vistiera - similares a una explosión atómica - ante los hombres.
Por eso, el bikini fue siempre prenda objeto de deseo y desde luego mucho más que un par de minúsculas piezas de tela, por otra parte ya inventado tiempo atrás, como lo demuestran los frescos griegos y romanos en los que aparecen mujeres haciendo gimnasia con “el dos piezas”.
Como es secular tradición, las autoridades religiosas lo condenaron y en muchos países lo prohibieron, pero en los años 60 del pasado siglo, la popularidad del bikini subió imparable al aparecer en escenas míticas del cine como Úrsula Andress haciendo de “chica Bond”, Raquel Welch con bikini prehistórico o Marilyn Monroe y su foto con esta prenda, que despertaron el deseo irrefrenable del sexo masculino.
Lejos quedaba ya el inicio de un largo camino, cuando en 1890 surgió el “traje de baño” - igual para hombres y mujeres - con camisa, pantalón y calcetines... y en 1930 el primer bañador femenino, que tapaba los muslos, hasta que poco después se descubrío la lycra, fibra que permitía fabricar bañadores elásticos.
En las competiciones de natación, el bikini nunca se usa, pues ofrece más resistencia al agua que un bañador, pero se prefiere sin embargo para tomar sol, al permitir más exposición en la piel a sus rayos.
Actualmente para mostrar aún más piel, se recurre al “topless” con el tanga como prenda inferior única, en su versión de “hilo dental”, fabricado con un mínimo uso de material textil.
La efemérides de hoy – amigo lector – es una concesión al verano...
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