Tal día como hoy 3 de diciembre de 1798, en España se comienza a inocular la vacuna antivariólica.
La viruela es una enfermedad infecciosa grave, muy contagiosa, que en algunos casos puede ser letal, aunque se considera erradicada desde 1980. El nombre de viruela proviene del latín variŭs y se refiere a los abultamientos que se presentan en la cara y en el cuerpo de una persona infectada.
La viruela era causada por el virus “variola” que surgió en torno al año 10.000 a. C. Era una enfermedad tan mortal entonces, que en algunas culturas antiguas estaba prohibido dar nombre a los niños hasta que contrajesen la enfermedad y sobreviviesen a ella.
Durante la Conquista de América fue contagiada por los europeos a los indígenas, que carecían de defensas ante esta enfermedad desconocida para ellos, causando un colapso demográfico en las poblaciones nativas.
La viruela fue devastadora en la Europa del siglo XVIII, época especialmente terrible, ya que la tasa de población creció de forma desmesurada, haciendo más fácil la propagación de la enfermedad.
La británica lady Montagu - que en su propia piel mostraba las cicatrices de la viruela, y había visto morir a su hermano por ella - en un viaje a Turquía en 1717, observó que los que se pinchaban con agujas impregnadas en pus de “viruela de las vacas” no contraían nunca la enfermedad y trajo a su vuelta a Inglaterra la práctica de la inoculación como profilaxis contra la enfermedad. Hizo inocular a sus propios hijos, y se enfrentó a los prejuicios que había contra tal práctica por parte de la clase médica.
La vacuna fue desarrollada en 1796 por el médico británico Edward Jenner. En España, el cirujano Francisco Javier de Balmis fue pionero en su estudio y dirigió la “Real Expedición Filantrópica de la Vacuna” para aplicarla a lo largo del entonces Imperio Español, estando considerada la primera expedición sanitaria internacional de la historia.
En los Estados Unidos, el último caso de viruela se registró en 1949, mientras que el último caso ocurrido en forma natural en el mundo fue en Somalía en 1977.
Una vez que la enfermedad se erradicó en todo el mundo, se suspendió la vacunación de la población, manteniéndose los virus en dos laboratorios, en estado criogénico; el Instituto VECTOR de Rusia y el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta en Estados Unidos.
Muchos biólogos han insistido en eliminar esas muestras, para prevenir que alguna de ellas salga del estado de congelación en que se encuentran, ya que un ataque terrorista con este virus, sería catastrófico, pues encontraría a la población desprotegida, porque al no haberse vacunado tampoco tendrían los anticuerpos.
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