El desplome de la bolsa de valores produjo una situación de verdadero pánico que provocó una posterior crisis bancaria en Estados Unidos y el mundo entero.
Desde marzo de 1929, el mercado bursátil vivía bruscas caídas, generalmente seguidas luego de recuperaciones, en las que se lograba igualar e incluso superar los índices previos.
Pero en poco tiempo, se sucedieron tres semanas de subidas constantes y se empezó a tener la sensación de que la Bolsa estaba sobrevalorada. El lunes de la semana anterior, el índice cayó 9,5 puntos y el martes algunos valores perdían tres puntos cada hora, vendiéndose ocho millones de títulos, pues faltaba dinero y aumentaban los intereses, llegando incluso al 20%.
El presidente del National City Bank, empleó todos los recursos del banco para comprar títulos y dar la sensación de normalidad, lo que hizo recuperar la confianza en el mercado.
El 24 de octubre, tras varias pequeñas bajadas, se produjo la primera gran caída, llegando a descender la Bolsa un 9%; pero en aquella ocasión no había ningún banco que comprara en bolsa ni tampoco un grupo de inversores que le pusiera freno.
El pánico fue tan grande que la policía debió clausurar el edificio y muchos millonarios y ricos inversores se lanzaron desde los rascacielos, incapaces de asumir la gran depresión que se avecinaba y que nadie quiso o supo ver.
No obstante el “Jueves Negro” no fue el peor día, pues la semana siguiente se produjo el “Martes Negro” (29 de octubre), donde el índice de la Bolsa descendió más que en ninguna otra jornada y continuó así hasta tocar fondo el mes de noviembre.
Así pues, en el “Jueves Negro” dio comienzo en realidad la caída en la Bolsa, la cual no se lograría recuperar y desencadenó posteriormente la Gran Depresión, que tuvo terribles efectos en casi todos los países, tanto ricos como pobres, aunque sufrieron mucho más – como siempre sucede - estos últimos.
Se la considera - hasta hoy - la peor crisis bancaria y económica en los Estados Unidos y el mundo.
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