La Matanza, fue un ataque de Cortés que, de acuerdo a los cronistas, era una acción preventiva ante la sospecha de una emboscada en esta ciudad, enemiga de los conquistadores, resultando muertos en unas seis horas, de 5.000 o 6.000 cholultecas, en su mayoría civiles desarmados.
Cortés se percató de que los pueblos sometidos por los mexicas podrían ser grandes aliados e intentó ganárselos, para lo cual cuando llegaron mensajeros de Moctezuma con regalos, invitándoles a desplazarse a Cholula, donde podrían ser hospedados, aceptó, aunque la intención de Moztezuma era evitar la alianza de españoles y tlaxcaltecas.
Los tlaxcaltecas enemigos de los mexicas, enviaron entonces un embajador de paz a Cholula para dialogar con Cortés, pero los cholultecas como respuesta, desollaron el rostro del embajador y sus manos hasta los codos, pese a lo cual y ante la insistente petición de los mensajeros de Moctezuma, Cortés, decidió aceptar la invitación, a pesar de las advertencias tlaxcaltecas, que desconfiaban de un engaño.
Una pequeña comitiva, salió de la ciudad a recibir a Cortés y tras presentar regalos, se excusaron por no haber asistido a Tlaxcala, debido a la rivalidad con dicho pueblo, dando la bienvenida a los españoles, pero pidiendo que los tlaxcaltecas no entraran a Cholula.
Cortés ordenó a los tlaxcaltecas acampar fuera del recinto y solo españoles y totonacas entraron a Cholula, que era una gran ciudad “con más de 20.000 casas, y más de 400 torres”, mientras Moctezuma envió guerreros mexicas a las proximidades de la ciudad, para realizar una emboscada, planes que fueron revelados por una mujer anciana a Malintzin – la “india Malinche”, interprete y amante de Cortés - la cual informó a este de la situación.
Durante dos días, los cholultecas fueron hospitalarios, dando cobijo y alimentos a los españoles, pero al tercero, empezaron a rehuir el contacto, mientras los totonacas avisaron a Cortés que habían visto hoyos disimulados en las calles, para servir de trampa a los caballos, y habían advertido el sacrificio de niños a los dioses, lo cual siempre precedía el inicio de acciones bélicas.
Cortés dudó entre huir y volver a Tlaxcala o iniciar una acción por sorpresa, decidiéndose por la última opción y a la mañana siguiente, dijo a los gobernantes cholultecas que sabía del complot y tras un tiro al aire - señal de inicio de las hostilidades - tomaron desprevenidos a los cholultecas, y junto a sus aliados tlaxcaltecas y totonacas arremetieron con furia, matando y tomando cautivos, muriendo entre 5 000 y 6 000 cholultecas.
Los sobrevivientes pidieron clemencia a Cortés, pactando con ellos dejar de realizar sacrificios y actos de canibalismo y convertirse al cristianismo, lo que finalmente logró con presiones, mientras los guerreros mexicas enviados por Moztezuma se retiraron sin tener contacto con los españoles durante el resto de la marcha hacia Tenochtitlan.
Moctezuma siguió enviando mensajeros con valiosos regalos de oro, con intención de disuadir el avance español, lo cual solo fue un aliciente para despertar más si cabe la ambición en estos.
Años más tarde esta acción militar fue duramente criticada como injustificada por fray Bartolomé de las Casas y fray Toribio de Benavente, ambos defensores de los indígenas.
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