lunes, 13 de marzo de 2023

Breve historia del Monumento al Cristo Redentor de los Andes

 

Tal día como hoy 13 de marzo de 1904, en Las Cuevas, localidad argentina del Departamento Las Heras,, situada en la Cordillera de los Andes en el límite entre Argentina y Chile, los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países junto a otras autoridades civiles, eclesiásticas y militares, inauguran el monumento del Cristo Redentor que será un símbolo de la amistad entre los dos pueblos.

En el monumento reza una inscripción con un mensaje del Papa Pío XII, que es leído en este acto por el obispo de San Carlos, y que dice: "Se desplomarán primero estas montañas antes que chilenos y argentinos rompan la paz jurada al pie del Cristo Redentor".

Esta simbólica ceremonia pone fin a los tensos desacuerdos surgidos entre ambas partes que por cuestiones fronterizas han estado a punto de desencadenar un terrible conflicto bélico.

El monumento al Cristo Redentor es una obra realizada por el escultor argentino Mateo Alonso que fue erigida en el paso de Uspallata, junto en la línea de la frontera argentino-chilena a 3854 metros de altitud, por iniciativa de monseñor Marcolino Benavente, obispo de Cuyo.

Inaugurado el 13 de marzo de 1904, el Cristo Redentor sirvió para conmemorar la superación pacífica de un conflicto por cuestiones de límites que había llevado a ambos países a estar al borde de la guerra. Un fragmento del discurso del obispo de Ancud, Ramón Ángel Jara, dado durante ese día, resume la intención y el simbolismo del monumento:

"Se desplomarán primero estas montañas, antes que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor". Esta frase se encuentra hoy reproducida al pie del Monumento.

La historia cuenta que en aquel entonces los dos países estaban decididos a iniciar una disputa. El conflicto generado por la falta de definición de los límites ya venía de largo y llegó a un punto tan crítico que cada uno por su lado había comenzado a preparar sus armas y fortalecer su ejército.

Tras la firma de los tratados para frenar el conflicto, la armonía chileno-argentina buscó ir más allá de los papeles. El obispo de Cuyo, monseñor Marcolino del Carmelo Benavente, propuso extender el mensaje que en ese momento el Papa León XIII dirigió al mundo en su encíclica en pos de la paz mundial. 

Así, con el objetivo de que tanto la imagen como el mensaje de Jesús se impusieran por sobre la violencia que implica la guerra, Benavente, junto a Ángela Oliveira Cézar de Costa, organizó colectas y hasta consiguió el bronce de antiguos cañones para erigir la estatua.

Hay una réplica del monumento en el Palacio de la Paz, en La Haya, donde preside la Corte Internacional de Justicia. La obra fue declarada Monumento Histórico Nacional y Patrimonio Cultural de la Nación por el gobierno argentino en 2003. 

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