Tal día como hoy 12 de marzo de 1535, en el actual Ecuador, el capitán Francisco Pacheco, perteneciente al ejército del conquistador español Francisco de Orellana y bajo las órdenes de Diego de Almagro, funda, con el objetivo de custodiar la frontera norte, abastecer de maíz, agua y alimento a los barcos españoles, una ciudad con el nombre de Muy Leal y Noble Villa Nueva de San Gregorio de Portoviejo, convirtiéndose en la primera ciudad ecuatoriana más antigua asentada en territorio costero.
La ciudad fue fundada el 12 de marzo de 1535 y sirvió como punto de avanzada de los conquistadores españoles para frenar a las naciones existentes en la zona como los mantas y los picoazá. Este asentamiento original de Portoviejo fue atacado e incendiado en repetidas ocasiones por piratas ingleses y franceses, por lo que poco a poco fue trasladándose hasta su ubicación actual.
Portoviejo fue fundada para custodiar la frontera norte de la Gobernación de Pizarro, abastecer de maíz, agua y alimento a los barcos españoles. Poco después se consolidó Santiago de Guayaquil, que en adelante sería el puerto principal de Quito, el centro de la Real Audiencia de Quito creada en 1563. Por sus servicios a la causa real, Portoviejo recibió más tarde el título de Muy Leal y Noble Ciudad de San Gregorio de Puerto Viejo, y era especialmente estimada por el Rey Don Carlos I de España, quien supo de esta hazaña y que fue hecha en nombre suyo.
La ciudad era la sede de Alcaldes, regidores del Cabildo y encomenderos del lugar, y también del convento de La Merced, donde residían los frailes mercedarios encargados de las doctrinas. Su antigüedad y categoría de Ciudad hizo que su gente tuviera aires de nobleza, por lo que protestaron varias veces contra los tenientes nombrados por los gobernadores que residían en Guayaquil.
A fines del siglo XVIII, la ciudad comenzó a expandirse debido a que la economía del Partido de Puerto Viejo, estaba creciendo por la producción de comestibles y sombreros de paja toquilla. Puerto Viejo era un partido, que formaba parte de la antiguas entidades del Corregimiento de Guayaquil y posteriormente en 1764 a la Provincia de Guayaquil. Dentro de este partido estaba la ciudad de españoles que según Cieza de León, se llamó originalmente Villa de San Gregorio de Puerto Viejo. A su alrededor existían varios pueblos de indios o reducciones, entre ellas «Picuazá».
Mucho antes que se asentaran los españoles, el área del actual Cantón Portoviejo fue ocupado por un pequeño pero muy complejo estado, que a su vez formaba parte de otros señoríos propios de la Costa septentrional andina. Este señorío fue identificado con el nombre Cancebí, palabra con que se designaba en forma general a los pueblos de estos territorios, y que fue recogida por los primeros Cronistas de Indias que recorrieron esta zona.
Este señorío de Cancebí fue además cónclave y área de reunión y deliberación de varios jerarcas de otros señoríos próximos, los cuales tenían entre sí pactos y acuerdos de orden comercial y político, muy comparables con acuerdos que actualmente tienen las naciones. El centro de reunión o centro de poder, estuvo en Cerro de Hojas, próximo al Picoazá actual, y el centro ceremonial o religioso en el cerro contiguo llamada Jaboncillo.
El señorío de Cancebí estaba constituido por un tejido de cacicazgos, cada uno de los cuales estaba integrado probablemente por redes de parientes y se dedicaban a tareas especializadas, tales como agricultura, elaboración de cerámica, trabajos en piedra, pesca, navegación, trato e intercambio de productos y tejido de telas de algodón. La sociedad toda estaba organizada en estratos, presidida por los sacerdotes, los caciques y el Señor Principal, quienes mantenían su poder político debido al control y acopio de ciertos productos de gran valor para el intercambio a larga distancia y que en algunos casos tenían además un gran valor sagrado.
Dos ejemplos de estos productos fueron la concha spondylus y las esmeraldas, halladas por los españoles en gran cantidad en territorios de Cancebí, una de cuyas deidades era a su vez, una gran piedra de esmeralda del tamaño de un huevo de paloma, según señalan las crónicas.
Cerca de donde está hoy Portoviejo se encontraban algunos cacicazgos. De hecho debió ser así, porque los españoles asentaban ciudades en lugares donde tenían acceso a mano de obra y fuerza humana, base de las encomiendas y justificación para la evangelización. Existe evidencia arqueológica de que el asentamiento de Cerro de Hojas y sus alrededores tenían unos 30.000 habitantes; hay vestigios en algunos lugares cercanos y es un hecho la existencia del pueblo de Charapotó. Algunos cronistas y documentos mencionan nombres de pueblos que todavía están vigentes en el cantón, tales como Picuazá, según lo menciona Cieza de León; o Pinpaguaci.
La pacificación y posterior fundación de Portoviejo fue planeada tanto desde San Miguel de Piura por vía marítima a bordo de dos naves como lo fue en el caso de Francisco Pacheco; y desde Quito por vía terrestre con la provisión entregada al capitán Pedro de Puelles por parte de Sebastián de Benalcazar.
Uno de los
conquistadores, Pedro de Alvarado, en una antigua carta menciona que
existía el pueblo indígena de Puerto Viejo. Cerca del lugar se
encontraba el pueblo de Marchán, que halló el conquistador
Benalcázar y el de Catarama. Esto muestra que se puede entender el
nacimiento de Portoviejo, sin conocer su historia aborigen.
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