Tal día como hoy 20 de marzo de 1179, se firma el "Tratado de Cazola", entre Alfonso II, de Aragón y Alfonso VIII de Castilla, sobre la delimitación de las zonas de la futura conquista.
Alfonso II de Aragón apodado “el Casto”, recibió la potestad regia tras el fallecimiento de su padre Ramón Berenguer IV a comienzos en 1162, pero no fue hasta 1164 cuando su madre la reina Petronila hizo la donación del reino en su favor.
El mayor poder territorial y militar de Castilla, supeditó la actuación de Alfonso II a los designios del rey castellano y sólo obtuvo de este, la renuncia del vasallaje aragonés sobre Zaragoza, impuesto por Alfonso VII a su padre Ramón Berenguer IV, mientras en la negociación de la futura expansión por el al-Ándalus Alfonso II cedió la conquista de Murcia a Castilla, a cambio de que Alfonso VIII suprimiera el vasallaje de los reyes de Aragón a Valencia, una vez la conquistaran.
El otro firmante, Alfonso VIII de Castilla, conocido también como “el de las Navas” al alcanzar la mayoría de edad, fue proclamado rey de Castilla en las Cortes de Burgos en 1170 y su primer objetivo fue recuperar los territorios perdidos durante su minoría de edad, para lo cual se alió con el aragonés Alfonso II.
El “Tratado de Cazola”- también llamado de Cazorla - fue el pacto donde se adjudicó a la Corona de Aragón la conquista de Játiva, Denia y desde el Castillo de Biar, levantado sobre un cerro desde el que domina la localidad de Biar– Alicante - hasta Calpe, quedando para Castilla lo situado al otro lado de este castillo, completando tratados anteriores sobre la misma materia.
Quedó claro que Aragón perdía el derecho a anexionarse el reino de Murcia, y se estipuló que los acuerdos se firmaban a perpetuidad y vinculaban a los sucesores, reforzándose con la cláusula: “Que ninguno de los dos quite o disminuya al otro algo de la parte a cada uno asignada, ni de otro modo uno de los dos maquine astutamente algún obstáculo contra la ya dicha división”.
En el Tratado de Cazola, ambos monarcas se reparten sobre el papel el territorio de al-Ándalus, pese a lo cual el mismo no tuvo resultados reales y el reino de Murcia - cuya conquista correspondía a Aragón - pasó ahora a Castilla y a cambio el rey aragonés se vio libre del vasallaje que debía a Alfonso VIII.
El incumplimiento por ambas partes de este tratado, al ocupar cada una de las dos coronas plazas asignadas a la otra, provocaría la firma de un nuevo tratado, el de Almizra en el años 1244, el cual sería igualmente incumplido.
La marcha de la reconquista se debió en cada momento, más a la fuerza militar de cada uno de los reinos, que a la fuerza jurídica de lo acordado en los tratados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario