domingo, 10 de agosto de 2025

El día que salió de Jaén, el llamado "primer tren de la muerte"

Tal día como hoy, 11 de agosto de 1936: parte de Jaén el primer "tren de la muerte", con prisioneros destinados a la cárcel de Alcalá de Henares. El tren sería interceptado por milicianos armados, asesinando a varios de los detenidos, entre ellos, políticos, el jefe local de la Falange y cuatro religiosos.

Hacía solo 25 días, que la sublevación militar había fracasado y muy pronto las cárceles de Jaén, estuvieron repletas de detenidos, lo que obligó a convertir la catedral en prisión. En ella se hacinaban más de 800 detenidos, acusados de simpatizar con la rebelión militar, a los que se iban a sumar los detenidos, por las tropas del general Miaja en Adamuz.

La noche del 30 de julio, medio centenar de presos fueron linchados en la cárcel de Úbeda, por una violenta multitud que había asaltado la prisión. Este suceso llevó al gobernador civil de Jaén Rius Zunón, consciente de su incapacidad de frenar a una turba, de milicianos sedientos de sangre, a hablar con Pedro Villar Gómez, director general de Prisiones, para trasladar a los detenidos de Jaén por ferrocarril, a la prisión de Alcalá de Henares.

Para el traslado se organizaron dos trenes, que debían partir hacia Madrid los días 11 y 12 de agosto de 1936. Entre los trasladados, no había militares y civiles directamente vinculados al golpe de estado, sino personas señaladas, por los regidores de los municipios de Jaén, por su adscripción ideológica derechista y por ser católicos, más los detenidos en Úbeda.

El 11 de agosto salió el primer tren, con 322 presos escoltados por medio centenar, de guardias civiles y milicianos. Embarcaron en la estación de Espeluy llegando a Madrid al día siguiente. 

Durante el viaje, el tren fue recibido en cada parada, por masas de exaltados frentepopulistas, siendo algunos de los detenidos atacados y amenazados, por las turbas congregadas en los andenes, aunque el tren logró llegar a la estación del Mediodía de Madrid, con todos sus presos vivos.

Al salir de la estación camino de Alcalá de Henares, el tren fue detenido por los ferroviarios anarquistas, de la estación de Atocha. En esta estación se había fundado una checa de la CNT, integrada por ferroviarios aragoneses, liderados por Eulogio Villalba Corrales.

Once de los presos, principalmente terratenientes y figuras prominentes de la derecha jienense, fueron sacados del convoy por los milicianos, a las órdenes de Villalba Corrales para ser llevados a una tapia cercana y asesinados. Los restantes 311 presos, lograron llegar a la prisión de Alcalá de Henares.

Entre estas 11 víctimas se encontraban: José Cos Serrano, presidente de la Federación Provincial de Labradores de Jaén, y antiguo diputado del Partido Agrario; León Álvarez Lara, diputado por el Partido Agrario; Carmelo Torres Romero, jefe local de Falange en Jaén; dos sacerdotes y dos monjas.

El segundo tren partió de Jaén el 12 de agosto con 245 presos, escoltados por 50 guardias civiles a las órdenes del alférez Manuel Hormigo Montero. Esta vez el tren evitó su paso por Atocha, para no caer los presos, en manos de Villalba Corrales y sus milicianos.

En el tramo de vía de la estación de Santa Catalina-Vallecas un grupo de milicianos anarquistas paró el convoy y desenganchó la locomotora. 

El jefe de estación y el alférez Hormigo, que mandaba la escolta del convoy, hablaron por teléfono con el Director General de Seguridad, Manuel Muñoz Martínez, informándole que los anarquistas, habían parado el tren y les apuntaban con tres ametralladoras, a la altura de El Pozo del Tío Raimundo. Manuel Muñoz ordenó a los guardias civiles, que abandonasen a los presos a su suerte. 

Luego se justificaría diciendo que, "la poca autoridad que aún conservaba el gobierno de la república  se vendría abajo, si las exiguas fuerzas de orden público, acababan siendo arrolladas en un enfrentamiento con el pueblo armado".

Una vez se retiraron los guardias civiles, los milicianos comenzaron a asesinar con total impunidad, a gran parte de los presos que transportaba el tren.

Mientras, en Barcelona, los generales golpistas Manuel Goded y Álvaro Fernández Burriel eran ajusticiados, por su participación en la sublevación militar golpista, contra la Segunda República española.

La sangrienta y cruel Guerra Civil Española, había comenzado...

 

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