domingo, 8 de septiembre de 2024

Vida y muerte del anarquista español Joaquín Penina

Tal día como hoy, 9 de septiembre de 1930: en Rosario - Argentina- la dictadura de Uriburu fusila sin juicio, al albañil anarquista español, Joaquín Penina.

Joaquín Penina era oriundo de Gironella, una aldea de la comarca de Berguedá, provincia de Barcelona , España. Se supone que nació en 1901. Cuando llegó a Rosario, en 1925, ya militaba en el Movimiento Obrero Anarquista. Se dedicaba a la albañilería, a la colocación de mosaicos en pisos y paredes.

En Rosario, la industrializada ciudad del surde Argentina , el movimiento anarquista ganaba cada vez más espacios; impulsado por los obreros que llegaron de España y de Italia, un cambio radical atravesó a las estructuras, sindicales incipientes y muchas de ellas estuvieron dominadas por el anarquismo, hasta entrados los años cuarenta.

Llegó a la ciudad de Buenos Aires el año 1922 a los 23 años de edad. Poco después de llegar, entró en contacto con los anarquistas del gremio de la construcción y por motivos que se desconocen, se trasladó a vivir a Rosario. Se afilió al gremio de los albañiles y, más tarde, comenzó a militar en la Federación Obrera Local Rosarina, que reunía a varios sindicatos.

En 1927 conoció por primera y única vez, las cárceles del sur provincial: fue detenido en medio de las protestas tras las ejecuciones, de Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti.

Para entonces, Penina era un activo propagandista:y  fue uno de los promotores de las huelgas de 1928, que paralizaron casi todas las actividades, productivas y comerciales desde Villa Constitución hasta el norte de Rosario. Esto  le ganó el respeto y el afecto de sus compañeros

El 6 de septiembre de 1930, el general José Félix Uriburu perpetró el primer golpe de Estado, en la historia de la joven democracia argentina. En ese momento el joven albañil Joaquín Penina, de 29 años, vivía en una habitación de pensión, en calle Salta n.º 1581

Poseía una biblioteca, en la que convivían obras literarias con diarios y revistas políticas. El albañil prestaba esos textos a sus compañeros, o se los vendía a precios de ganga. Esa militancia subterránea, camuflada por una improvisada actitud de bibliotecario, le permitió a Penina, entrar en contacto con los cuadros más lúcidos, o instruidos del anarquismo rosarino. 

Trabajó como vendedor de diarios del periódico "La Protesta" y como integrante de la oficina de distribución en Rosario, de literatura anarquista proveniente de España y de Buenos Aires.

El 7 de septiembre de 1930, un día después del golpe d estado de Uriburu, se publicó el bando que disponía "pasar por las armas" a quienes participaran de la difusión de propaganda, opositora al gobierno y a las autoridades de facto. En los meses que siguieron al golpe, y aún durante buena parte del año siguiente, comunistas y anarquistas, afiliados, o dirigentes gremiales muchos de ellos, serían perseguidos, capturados, torturados en algunas ocasiones, y luego fusilados formalmente y según lo establecido por decreto.

El 9 de septiembre de 1930, Penina fue detenido de manera ilegal -sin orden de detención.- junto a dos compañeros suyos, Porta y Constantini. Quizá había un cuarto detenido, de apellido González, desvinculado de toda actividad política. 

Le adjudicaron la autoría del panfleto que repartía  y hasta la responsabilidad de imprimirlo. Penina tenía un mimeógrafo, pero estaba roto desde al menos dos meses antes del golpe.

Por motivos que no fueron esclarecidos, el 11 de septiembre de 1930, la Policía libera a Porta y a Constantini. En cambio, a Joaquín Penina, lo llevaron a los barrancos del río Paraná, junto al Puente de Saladillo, donde lo fusilaron. 

El Poder Judicial, rechazó los hábeas corpus y los recursos de amparo, presentados por los compañeros de Penina, Posiblemente lo fusilaron en las barrancas del Paraná.

El cuerpo de Penina nunca apareció, aunque dos años después una investigación del diario Democracia, averiguó dónde fue sepultado como cadáver No identificado. Este secuestro inauguraría la tradición argentina, de las desapariciones forzadas de personas, que alcanzaría su más brutal expresión, en los años setenta.

El capitán Sarmiento, que dirigió el fusilamiento, murió en un atentado en el año 1932 cuando viajaba  de San Juan hacia El Marquesado. Según la investigación, el auto del Capitán fue interceptado por dos personas, que lo apuntaron con armas y le gritaron: antes de dispararle "¡Acuerdate de Penina!»"

El 17 de septiembre de 1999, se inauguró la plazoleta Joaquín Penina. Se instaló una placa donde nombra a Penina como "obrero ejemplar y hombre de paz".


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