Tal día como hoy 4 de septiembre de 1535, se produce el saqueo de la ciudad de Mahón por el pirata Barbarroja.
En la memoria colectiva de los españoles, Barbarroja fue solo un pirata sanguinario, pero la realidad es muy otra, ya que, aunque a veces fuese pirata, actuó también como corsario; almirante a las órdenes del Sultán turco e incluso su “cristianisima Majestad” Carlos V, intentó ganarlo – sin éxito – para su causa.
Aunque su actividad fue incesante, solo citaremos algunos hechos; en 1518 al mando de un ejército turco, conquistó Tlemecén y en 1521 atacó Baleares y capturó varias naves españolas que regresaban a Cádiz desde el Nuevo Mundo.
En 1531 se enfrentó con el almirante Andrea Doria, contratado por Carlos I, al que derrotó y de vuelta a Argel asaltó Trípoli y atacó de nuevo las costas de España.
En 1534 conquistó Lepanto - bajo dominio español - antes de tomar Túnez y causar la huida del sultán, el cual pidió auxilio a Carlos V y en 1535, una fuerza hispano-italiana de 300 galeras la recuperó, mientras Barbarroja que ya la había abandonado, hacía incursiones por las costas de España y destruía los puertos de Mallorca y Menorca, capturando galeras españolas y genovesas.
Dos años después arrebató Corfú a los venecianos lo que provocó que el papa organizara una "Liga Santa", la cual en 1538 fue vencida por Barbarroja en la Batalla de Préveza, asegurando el dominio turco sobre el Mediterráneo los siguientes 33 años.
Las continuas derrotas hicieron que en 1540 el emperador Carlos, contactase en secreto con él, con idea de sobornarlo, ofreciéndole, al parecer, nombrarle almirante general de la flota española, en detrimento de Andrea Doria y gobernador de los territorios españoles del Norte de África.
La negativa de Barbarroja enfureció a Carlos y en 1541 reunió un ejército, que contó incluso con la presencia de Hernán Cortes – héroe de la conquista de México – el cual al mando del mismo emperador, atacó y sitió Argel, pero una violenta tormenta hizo naufragar gran parte de la flota y aunque Solimán I y Carlos I firmaron una tregua, Barbarroja continuó –ahora como pirata- haciendo incursiones en los puertos europeos del Mediterráneo.
En 1545 se retiró a Estambul y como premio a sus servicios al Imperio Otomano, le otorgó el título de Baylar Bey o Comandante General, muriendo en 1546 con 71 años, en su palacio del Bósforo, según algunas fuentes por “unas recias calenturas” provocadas por las exigencias amorosas de su última y joven esposa.
Hoy se puede visitar su tumba en el cementerio de Besiktas de la capital turca.
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