Tal día como hoy 16 de septiembre de 1492 las tres carabelas de Colón llegan a una parte del Océano Atlántico cubierta de algas, que después sería denominada “Mar de los Sargazos”.
El mar de los Sargazos es una región del Atlántico, que en los siglos XVII al XVIII tuvo la triste fama de ser lugar de cementerio de buques de navegación a vela y su superficie abarca parte del llamado “Triángulo de las Bermudas”.
El sector, de unos 3.500.000 km², se caracteriza por la ausencia de vientos y corrientes marinas, así como por la abundancia de plancton y algas, que forman verdaderas “praderas” marinas superficiales que constituyeron, junto a las “calmas chichas”, un formidable escollo para la navegación desde la época del descubrimiento de América.
El área, de forma ovalada, es de bordes difusos y sus límites los constituyen las corrientes oceánicas del Golfo, el Atlántico norte y las Ecuatoriales.
Fue uno de los descubrimientos de Cristóbal Colón en su primer viaje a América y en el siglo siguiente se comenzó a gestar su fama como cementerio de barcos.
Los navegantes portugueses fueron quienes pusieron el nombre tanto al alga como al mar, ya que los conjuntos de vejigas de gas que las mantienen a flote, les parecieron racimos de uvas de una variedad denominada “salgazo”.
Con frecuencia, los barcos se veían frenados por estas algas, e incluso llegaban a quedar atascados en ellas, lo que daba a las tripulaciones tiempo de sobra para estudiar la planta y posteriormente darle nombre.
Una de las leyendas relativas a este mar partió de una creencia errónea, según la cual la abundancia de algas era señal de bajíos, lo que les llevó a ubicar allí el “continente hundido de la Atlántida”.
En realidad, la zona tiene una profundidad media de más de 450 metros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario