Tal día como hoy 7 de agosto del 338 a. C. tuvo lugar la batalla de Queronea, que supuso el dominio de Filipo de Macedonia sobre toda Grecia.
Se libró cerca de la ciudad griega de Queronea, entre las fuerzas macedonias y una alianza de polis – ciudades estado - griegas lideradas principalmente por Atenas y Tebas.
Filipo contaba con un poderoso ejército y abundantes recursos, lo que le convirtió en el “líder de Grecia”, siendo visto por muchas de las polis como una amenaza a su libertad, especialmente en Atenas donde el político Demóstenes lideró los esfuerzos para escapar a la influencia del rey macedonio.
Los detalles sobre la batalla son escasos, pero tras una larga lucha los macedonios aplastaron ambos flancos de la línea aliada y se hicieron con la victoria, siendo descrita como una de las más decisivas del mundo antiguo pues los ejércitos de Atenas y Tebas fueron aniquilados y no pudieron continuar su resistencia.
Después de esta batalla ningún ejército podría impedir el avance de Filipo, aunque él nunca tuvo intención de conquistar Grecia sino conseguir la alianza de los griegos para su planeada invasión del imperio persa, lo cual acabó siendo aceptado por todas las ciudades-estados griegas con la excepción de Esparta.
Como resultado de ello, se creó la “Liga de Corinto” que convirtió a todas las polis salvo Esparta que se negó a sumarse, en aliados activos de Macedonia con Filipo como garante de la paz, firmando la liga y declarando la guerra a Persia, una vez proclamado el rey macedonio “strategos”- general - de la próxima campaña militar.
Sin embargo, antes de iniciar los preparativos el rey fue asesinado el 336 a.C. por uno de sus guardaespaldas y sería su hijo Alejandro Magno, convertido en el nuevo rey de Macedonia, el que conquistase todo el imperio persa en el 331 a.C.
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