domingo, 25 de abril de 2021

El atentado de ETA, en la calle Juan Bravo de Madrid

 

Tal día como hoy 25 de abril de 198,la explosión de un coche-bomba provocada por ETA al paso de un vehículo de la Guardia Civil causa la muerte de cinco agentes y heridas a siete en la madrileña calle de Juan Bravo.

Fuentes policiales señalaron que en el momento en que el Land Rover se encontraba a la altura del cruce de las calles de Juan Bravo y Príncipe de Vergara fue alcanzado de lleno, en su lado derecho, por la explosión de un potente artefacto, que se había colocado en un coche aparcado en la acera. El explosivo fue accionado mediante un mando a distancia, por lo que los autores materiales del atentado se podían encontrar a una distancia de entre 150 y 200 metros.

La explosión produjo la muerte instantánea de tres guardias civiles, dos de cuyos cadáveres quedaron destrozados y carbonizados en el interior del vehículo, del que salió despedido un tercero. Otro guardia civil fue trasladado al hospital Provincial, donde ingresó cadáver. Un quinto ocupante del coche fue internado en el hospital de la Princesa, "en situación crítica y con salida de masa encefálica", y falleció una hora después, según informaron en el hospital.

Los otros cuatro ocupantes del Land Rover, que resultaron heridos de gravedad. La explosión afectó a dos vehículos más que circulaban por detrás del Land Rover: un Renault 5, y un taxi, además de a otros cuatro automóviles más aparcados en las inmediaciones.

Cuatro civiles resultaron heridos que fueron ingresados en el hospital Provincial y en el hospital de la Princesa. Todos ellos fueron dados de alta y sus pronósticos médicos indicaban lesiones leves.

La explosión produjo importantes daños en la fachada de la clínica Nuestra Señora del Rosario, en cuya acera estaba situado el coche bomba. La llanta, de la rueda de respuesto del mismo vehículo, lanzada por la onda expansiva, produjo un boquete de un metro cuadrado en la pared del centro santario y se incrustó en uno de los quirófanos de la planta baja.

El artefacto produjo a su vez desperfectos en el inmueble situado enfrente de la clínica, en el número 25 de la calle de Juan Bravo. Tras el atentado, en el interior del Land Rover, la munición de los guardias civiles produjo pequeñas explosiones como consecuencia del fuego existente.

Tras la explosión, efectivos de la Policía Municipal se personaron en el lugar de los hechos. A continuación, la Policía Nacional montó un cordón de seguridad y especialistas en explosivos de la Guardia Civil procedieron a extraer muestras de los vehículos afectados para determinar la cantidad de explosivo utilizado. Posteriormente, servicios de bomberos y grúas procedieron a apagar el fuego y retirar los vehículos.

Una hora después de producirse el atentado, una quincena de personas empezó a dar gritos contra el Gobierno y contra ETA y vivas a Antonio Tejero y Jaime Milans del Bosch, condenados por la intentona golpista, del 23-F. Un joven de unos 25 años fue detenido por la policía, acusado por los presentes de haber dado vivas a ETA. El joven, según fuentes policiales, fue trasladado a la Brigada de Información, donde se le practicó un interrogatorio.

En la Dirección General de la Guardia Civil se instaló la capilla ardiente de los fallecidos, que fue visitada por diversas autoridades, entre ellas, el ministro del Interior, José Barrionuevo. Los Reyes, que acababan de llegar a Madrid ole su viaje a Gran Bretaña, se trasladaron a la Dirección General de la Guardia Civil, donde está previsto que se celebrara el funeral de cuerpo presente.

A primeras horas de la noche la Dirección General de la Guardia Civil impidió el acceso a la capilla ardiente a unas 200 personas, entre policías nacionales y guardias civiles, todos ellos de paisano, que trataban de rendir "su último homenaje a los fallecidos", según explicaron.


 

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