Tal día como hoy, 8 de marzo de 1576, era enterrado en Flandes ,Luis de Requesens, de quien pretendieron que fuese, la solución diplomática al problema de los Países Bajos.
De los muchos asuntos que atendió Felipe II durante su reinado, hubo uno al que no supo poner solución, que no acertó a encauzar ni llegó a comprender, quizás porque carecía del origen y las cualidades de su padre, para hacerlo.
Felipe II no era un rey cosmopolita, ni hablaba idiomas, ni compartía la cuna flamenca ni el acopio de poderes del emperador Carlos V. Para él Flandes, fue un problema heredado que sumó a los suyos y acometió conforme a sus principios. Por eso, cuando estalló la revuelta calvinista, envió como primera opción al duque de Alba, y permitió que éste iniciara una durísima represión, que no hizo más que agravar el asunto y sumar efectivos, a los rebeldes.
Con el nombramiento de un hombre tan opuesto al de Alba, como Luis de Requesens, Felipe II reconocía su error y trataba de enmendarlo. El nuevo gobernador, era un hombre más afable, paciente y conciliador que el duque, si bien adolecía de una salud precaria y verdaderas carencias militares.
El monarca enviaba a un hombre de perfil bajo, para encabezar una política conciliadora. No había dinero para sostener una rebelión, en tal estado de gestación. Requesens suprimió el Tribunal de Tumultos, órgano creado por Álvarez de Toledo, para juzgar y reprimir a los rebeldes, redujo los altos impuestos que recaudaba su antecesor, para sufragar la guerra y ofreció una amnistía a los rebeldes.
También intentó negociar con Guillermo de Orange, a quien propuso que los calvinistas, pudieran vender sus bienes y salir del país. Eran pobres argumentos. El príncipe no atendió a tales razones. Es probable que no hubiera atendido tampoco a otras. La rebelión, se encontraba en un punto de no retorno y, lo que era más importante, Holanda empezaba a tomar conciencia de país autónomo.
La muerte de Luis de Requesens, en medio de un preludio de revuelta entre los tercios a causa de los retrasos en las paga, invalidó por completo una solución diplomática que ya venía asfixiada.
La situación económica de la corona era tan precaria, que el cuerpo del gobernador permanecería tres días insepulto por falta de recursos.
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