Tal día como hoy, 30 de marzo de 1282, en Palermo - Sicilia-, una revuelta -las Vísperas sicilianas- origina la expulsión de los Anjou de la isla..
Por Vísperas sicilianas se conoce, al acontecimiento histórico, de la matanza de franceses en Sicilia en el año 1282, que acabó causando, el fin del reinado de Carlos de Anjou en la isla, sustituido por los reyes de Aragón.
El 30 de marzo de 1282, cuando las campanas de las iglesias de Palermo llamaban al oficio de vísperas, se produjo un levantamiento del pueblo de Palermo, que masacró la guarnición francesa, -angevina- presente en la ciudad. El levantamiento se extendió a otras localidades de la isla, como Corleone y Mesina, hasta que se expulsó, completamente, de la isla a los franceses.
En la primavera de 1282, Carlos de Anjou se preparaba, en Nápoles, para encabezar una cruzada contra el Imperio bizantino y tomar Constantinopla. Se consideraba heredero de los príncipes cruzados y, como tal, pretendía restaurar, el desaparecido Imperio Latino. Así, en aguas del puerto de Mesina , esperaban las escuadras napolitana y provenzal ,listas para zarpar a comienzos de abril.
Pero un inesperado suceso, le obligó a cambiar de planes: el 30 de marzo estalló en Palermo una gran insurrección contra los franceses. Existen distintas versiones sobre cómo se desencadenaron los hechos.
La versión tradicional, sitúa la chispa que encendió la revuelta en la iglesia del Espíritu Santo de Palermo, en la que se festejaba el lunes de Pascua y numerosos habitantes de la ciudad, se habían reunido para asistir a los oficios vespertinos. En la plaza, junto al templo, los fieles esperaban la hora de iniciar las vísperas cuando llegó un grupo de franceses borrachos.
Uno de ellos, un sargento, se dirigió a una joven casada y empezó a molestarla. Su esposo, furioso, sacó un cuchillo y lo apuñaló. Los demás franceses acudieron a socorrerlo y a vengarlo, pero los palermitanos, más numerosos, los rodearon y les dieron muerte, justo en el momento en que las campanas de la iglesia y las de toda la ciudad, empezaban a tocar.
Existe otra versión que sostiene, que el levantamiento estaba planeado y que quienes lo habían organizado, habían dispuesto que la señal para la sublevación, sería el tañer de las campanas de vísperas.
Sea como fuere, iniciada la rebelión, la ira popular recorrió las calles de Palermo. Al grito de "¡Muerte a los franceses!", los habitantes de Palermo, asesinaron a los cerca de 2000 franceses, que se encontraban en la ciudad, incluyendo a ancianos, mujeres y niños.
En las jornadas siguientes, el levantamiento se extendió, en primer lugar, por las villas y ciudades cercanas, y después, por toda la isla. Únicamente Mesina ,se mantuvo del lado de los angevinos, aunque finalmente se unió en abril, a la rebelión.
Una vez hubieron conseguido su independencia, los sicilianos pretendieron establecer un gobierno republicano, organizado en comunas, o en ciudades libres inspiradas en el modelo de la Italia central y septentrional. No obstante, dada la situación de indefensión, estas comunas,no podrían sobrevivir por sí solas. Primero se solicitó la tutela del Papa. Este, Martín IV, de origen francés, rechazó tomar bajo su protección, a la Sicilia que había expulsado, al rey Carlos de Anjou.
Una delegación del Parlamento siciliano , fue al encuentro del rey Pedro III de Aragón en el norte de África - en el mes de agosto- y le ofrecieron la corona.
Pedro III de Aragón ,se dirigió a la isla y desembarcó en Trápani, el 29 de agosto; el día 30 entró en Palermo. El obispo de Cefalú le coronó como rey el 8 de septiembre. Los sicilianos ,al servicio del rey Pedro, fueron vencidos en Magliano di Marsi, aunque los angevinos, sufrieron una derrota definitiva en Mesina; perdieron en esta batalla a unos 10 000 soldados.
Todas las ciudades de la isla, así como las de Malta, se sometieron al rey Pedro, si bien Carlos de Anjou ,seguía conservando el sur de Italia, en el que continuaba llamándose rey de Sicilia, a pesar de no dominar ese territorio.
La guerra prosiguió, tras las muertes de Carlos I de Anjou y de Pedro III de Aragón, sostenida por sus herederos Carlos II "el Cojo", por la parte angevina, y Alfonso III y Jaime II por la aragonesa.
Finalmente, tras el agotamiento del ejército angevino, se firmó en 1302 la Paz de Caltabellota, que supuso la independencia de Sicilia, bajo el gobierno de Fadrique, hermano de Jaime II de Aragón. Nápoles permaneció en manos de la dinastía angevina.
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