domingo, 21 de diciembre de 2025

La muerte de Gustavo Adolfo Bécquer, el gran poeta del posromanticismo

Tal día como hoy, 22 de diciembre de 1870, fallecía el poeta español Gustavo Adolfo Bécquer, el gran poeta del posromanticismo.

Gustavo Adolfo Bécquer, es considerado el gran poeta del posromanticismo español, por haber adaptado los temas románticos a un estilo más íntimo, personal y sencillo, influenciando a poetas posteriores. 

Su obra más famosa, las Rimas y Leyendas, combina sus rimas (lírica intimista) con sus leyendas (prosa con elementos fantásticos, de misterio y terror), y aunque su poesía no fue bien recibida, por la crítica de su época, sí tuvo un gran éxito popular. 

Hijo y hermano de pintores, Bécquer llevaba el arte en la sangre. A los diez años quedó huérfano. Su infancia y adolescencia, las pasó en Sevilla, ciudad en la que estudió, humanidades y pintura.

En 1854 se trasladó a Madrid, con la intención de hacer carrera literaria, sin embargo, el éxito no le sonrió. Para poder vivir, hubo de dedicarse al periodismo y hacer adaptaciones, de obras de teatro extranjero, con la ayuda de su amigo Luis García Luna.

En 1858, durante una estancia en Sevilla, estuvo nueve meses en cama, a causa de una enfermedad que a día de hoy se desconoce. Durante la convalecencia, en la que fue cuidado por su hermano Valeriano, publicó su primera leyenda, "El caudillo de las manos rojas".

En 1861 contrajo matrimonio con Casta Esteban, hija de un médico con la que tuvo tres hijos. El matrimonio nunca fue feliz y el poeta, se refugió en su trabajo. Se iniciaba así su etapa más fructífera, con la composición de crónicas periodísticas, la mayor parte de sus "Leyendas" y la redacción de "Cartas literarias a una mujer", obra en la expone sus teorías sobre la poesía y el amor.

Su situación económica mejoró a partir de 1866, año en que obtuvo el empleo, de censor oficial de novelas, lo cual le permitió dejar sus crónicas periodísticas y concentrarse en sus ‘Leyendas’ y ‘Rimas’, publicadas en parte en el semanario "El museo universal". Poco le duró su nueva vida, pues la revolución de 1868, le dejó sin trabajo en un año en el que su esposa, también le abandonó.

El duro revés que sufrió Bécquer, hizo que se trasladase a Toledo con su hermano Valeriano. Allí acabó de reconstruir el manuscrito de las ‘Rimas’, cuyo original había desaparecido, cuando su casa fue saqueada, durante la gloriosa revolución de 1868.

En 1870 regresó a Madrid, para ocupar el cargo de director de la revista "La Ilustración de Madrid" y, en noviembre de 1870, el de una nueva publicación, "El entreacto". Apenas pudo publicar en este último periódico, pues la tuberculosis se lo llevó el, 22 de diciembre de 1870.

Fue enterrado al día siguiente, en el nicho número 470 del Patio del Cristo, en el cementerio de la Sacramental de San Lorenzo y San José de Madrid. El 9 de abril de 1913 los restos de Gustavo y Valeriano, fueron trasladados por tren a Sevilla y fueron sepultados en la cripta de la universidad, que recibe el nombre de Panteón de Sevillanos Ilustres. 

El deseo de Bécquer, manifestado en vida, fue ser enterrado en Sevilla, junto al Guadalquivir​ y en 2013 fue colocado un cenotafio, dedicado a Gustavo Adolfo Bécquer junto al río Guadalquivir, en el Parque del Alamillo.

El 23 de diciembre de 1870, el pintor José Casado del Alisal, gran amigo del poeta, ofreció su estudio como sede de una reunión, para dar a conocer la obra de Bécquer y ayudar económicamente a su familia. La prensa difundió la convocatoria. La reunión tuvo lugar el 24 de diciembre. 

Se creó una comisión para editar las obras de Bécquer, en la que estuvieron José Casado del Alisal, Eduardo Cano, Augusto Ferrán, Narciso Campillo y Eduardo de Mariátegui. El 29 de diciembre comenzó la preparación de los textos. Las Rimas estaban agrupadas en el "Libro de los gorriones". Con respecto a la prosa, Ramón Rodríguez Correa, ayudó a recopilar textos olvidados, publicados en diarios o revistas, la mayoría sin firma. 

Las Obras de Bécquer, comenzaron a venderse en el verano de 1871 y los beneficios económicos fueron para las viudas de Gustavo y Valeriano. En el aspecto económico, se recogieron donaciones en Madrid y Sevilla. Destacaron las donaciones, del ingeniero Manuel Pastor y Landero de 2000 reales, del rey Amadeo I de Saboya, de 1000 reales, y del político Manuel Silvela, de 500 reales.

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