lunes, 15 de junio de 2015

Las primeras elecciones democráticas tras la dictadura franquista

Tal día como hoy 15 de junio 1977, tras la muerte del dictador Francisco Franco, tienen lugar las primeras elecciones democráticas.

El resultado electoral fortaleció la incipiente democracia, con un sistema de partidos similar a cualquier país europeo y sobre todo, permitió a las nuevas Cortes iniciar un proceso constituyente para dar al país una Constitución de consenso.

Para llegar a aquello, Adolfo Suárez, presidente del Gobierno, tuvo que esquivar importantes dificultades con habilidad y firmeza, especialmente la legalización del Partido Comunista durante la Semana Santa de 1977.

El diseño del sistema electoral designado por su partido, consiguió equilibrar las enormes diferencias de población que existían entre las 52 circunscripciones y junto a una atractiva oferta política de centro consiguió mantenerse en el poder.

El 15 de abril, se convocaron las elecciones generales para el 15 de junio a las que Adolfo Suárez, anunció su candidatura por UCD y a él se añadieron los llamados “hombres de Suárez”, conocidos como “azules”, procedentes del franquismo encabezados por Martín Villa, que presumían de ser autores de la reforma política aprobada en el referéndum de 1976.

Concurrieron 5.343 candidatos, pero la disputa electoral se fue circunscribiendo a la Alianza Popular de Fraga, la UCD de Suárez, el PSOE de Felipe González, el PCE de Santiago Carrillo, así como formaciones nacionalistas de País Vasco (PNV) y Catalunya, con Convergència de Jordi Pujol

Alianza Popular representaba el voto franquista, encabezados por Fraga Iribarne, que se empeñaron en rememorar el pasado y el miedo, no contribuyendo a crear una imagen moderada.

La campaña más eficaz fue la del PSOE, con un aparato dedicado a realizar estudios de opinión y elaborar estrategias políticas, que aprendieron de otros países, aplicando modernas técnicas electorales, lo que les permitió darse a conocer y movilizar a miles de ciudadanos para convertirse en la fuerza mayoritaria de la izquierda, pese a su escasa actividad durante el franquismo.

Otro acierto de Suárez fue permitir la presencia del PCE, demostrando una gran visión política y táctica, pues propiciando su legalización logró dos objetivos: los comunistas eran la prueba definitiva de la transición y la democracia de las elecciones y a la vez dividía más a la izquierda.

La campaña comunista fue escasa en medios e ideas, con una publicidad lúgubre, subrayando su pasado de oposición al franquismo, pero con dificultades para olvidar los recelos de buena parte de la sociedad española, influida por la propaganda durante 40 años, mientras la ultraderecha no obtiene ningún escaño.

Se eligió un día laborable para votar y la jornada fue bastante tranquila, concurriendo el 78,89% del censo, evidenciado los resultados una mayoría cómoda de UCD, con 166 escaños que le permitió formar nuevo gobierno, mientras el PSOE obtenía 118 diputado; el PCE, 20 escaños, y Alianza Popular 16, ambos con resultados muy por debajo de sus expectativas, mientras en el País Vasco y Catalunya se confirmaba el protagonismo de los nacionalistas moderados.

Cuarenta y un años después de las últimas elecciones generales en España, ocurridas durante la Segunda República, los españoles volvieron a decidir su destino en las urnas, apostando por la moderación al votar a los partidos de centro-derecha y centro-izquierda.

Hoy, esta tendencia esta cambiando y se tiende a una mayor radicalización política, que abre un escenario nuevo, en donde parece reducirse la importancia de los dos grandes partidos, PP y PSOE, hasta ahora hegemónicos.



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