jueves, 10 de febrero de 2022

ETA asesina a un magistrado del Tribunal Supremo

 

Tal día como hoy 10 de febrero de 1997 el magistrado del Tribunal Supremo Rafael Martínez Emperador era asesinado de un tiro en la nuca por un miembro de la banda terrorista ETA. Martínez Emperador no llevaba escolta y no estaba relacionado con la lucha antiterrorista.

El Magistrado Rafael Martínez Emperador, de 74 años, nació en Madrid, estaba casado y tenía tres hijos. A diferencia de otros jueces, no llevaba escolta

El 10 de febrero de 1997, en torno a las 14:30 horas, Rafael fue a su casa para recoger unos documentos antes de dirigirse hacia el aeropuerto de Barajas con destino a Barcelona, donde iba a impartir una conferencia.

Fue asesinado de un tiro en la nuca en la puerta de su casa. El día del atentado se cumplían nueve años desde su nombramiento como Magistrado para la Sala 4 del Tribunal Supremo. Tuvo un emotivo funeral en el Salón de Pasos Perdidos del Tribunal Supremo.

En el año 2009 el etarra Javier Abaunza Martínez fue condenado a 35 años de cárcel por dicho suceso, si bien no se llegó a esclarecer si fue él mismo quien disparó el arma, o algún otro miembro del comando Madrid de ETA que lo acompañara.

En 1950 se licenció en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, en la que obtuvo en 1983 el doctorado con la calificación de sobresaliente cum laude. En 1953 ingresó en la carrera judicial y en 1964 fue nombrado magistrado de trabajo.

En el orden social de la jurisdicción desarrolló desde entonces una influyente actividad judicial; primero en la instancia (Lugo, Ciudad Real, Gerona y Madrid); luego, en el Tribunal Central de Trabajo, desde 1975 hasta 1988, con períodos de excedencia por desempeño de otros cargos, y, finalmente, en el Tribunal Supremo (Sala de lo Social) desde 1988 hasta su fallecimiento en 1997.

Miembro nato en la Comisión General de Codificación en 1976-1977. Desempeñó cargos destacados en la Administración laboral, participando desde estos puestos en la elaboración de las normas laborales de la transición democrática, en particular en la legislación sobre el derecho de asociación sindical y de relaciones de trabajo. Ejerció también la docencia en la Universidad Complutense de Madrid y en la Escuela de Práctica Jurídica.

Autor de numerosos estudios, su importancia en la doctrina laboralista es especialmente significativa en los campos de la contratación temporal, la descentralización productiva, las relaciones colectivas de trabajo y el proceso social.

Pueden citarse, entre sus obras más significativas, las monografías sobre la responsabilidad empresarial en las contratas de obras y servicios, la intervención administrativa en materia de convenios colectivos, los problemas de contratación temporal, su estudio sobre las partes del convenio colectivo y los artículos sobre los recursos laborales publicados entre 1989 y 1991.

 

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