sábado, 24 de junio de 2023

La Batalla de San Mamede y la creación del reino de Portugal

 

Tal día como hoy 24 de junio de 1128 tuvo lugar la Batalla de San Mamede, cerca de la ciudad lusa de Guimaraes, que enfrentó al ejército de Alfonso I de Portugal con el de su madre, Teresa de León. Esta pugna familiar se originó para dirimir quién se quedaba con el Condado Portucalense.

Antes de la fundación del reino de Portugal, en este territorio había dos Condados Portucalenses: uno situado en la zona del Douro, después de la conquista de Oporto, y dependiente de Galicia; y otro localizado en el sur de Galicia y que llegaba hasta Coimbra, gobernado por León y que Alfonso VI cedió a Enrique de Borgoña —padre de Alfonso I de Portugal— en agradecimiento por su ayuda militar.

Después de la muerte de su padre, la relación de su madre con el conde gallego Fernando Pérez de Traba enfrentó a madre e hijo hasta tal punto que acabaron peleando en el campo de batalla por las posesiones heredadas, que también pretendía el obispo de Santiago de Compostela, Diego Gelmírez. El joven Alfonso ganó el enfrentamiento y sentó las bases de su futuro reinado.

Alfonso Henriques fue el creador del Reino de Portugal. Después de luchar contra su madre en la Batalla de San Mamede siguió combatiendo con los reinos cristianos y también contra los musulmanes. Tras derrotar a estos últimos en Ourique, se autoproclamó primer rey de Portugal en 1139.

Solo cuatro años más tarde Alfonso VII de León reconoció al nuevo reino con la firma del Tratado de Zamora. El monarca leonés le cedió el señorío de Astorga para intentar mantener el vasallaje, pero Alfonso no buscaba otro fin que la independencia, y para ello jugó la baza del clero, que siempre apoyó sus campañas.

El nuevo rey portugués impulsó una misión para conseguir el reconocimiento papal de la iglesia lusa como piedra angular de la nueva nación. Su gobierno se caracterizó por los numerosos combates para ampliar las fronteras. En 1147 consiguió liberar del poder musulmán las ciudades de Santarém y Lisboa.

Gracias al apoyo de Alfonso VIII de Castilla, evitó ser invadido por los leoneses. Poco antes de morir vio cumplido su gran sueño: Roma legitimó su reino con una bula papal.

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