viernes, 24 de abril de 2015

El emperador Carlos V y la Liga de Esmalcalda.


Tal día como hoy 24 de abril de 1547, tiene lugar en Alemania la batalla de Mühlberg entre el emperador Carlos V y la Liga de Esmalcalda.


Los antecedentes de este hecho, debemos enmarcarlo a reforma luterana, que creó una escisión religiosa y también política en el seno del Sacro Imperio Romano Germánico, en donde los opositores y contrarios al emperador Carlos V, formaron una unión llamada la “Liga de Esmalcalda” desde la que desafiaron la autoridad imperial.


Tanto Calor V, como su hermano el archiduque Fernando, que sería el futuro emperador, unieron sus fuerzas a fin de presentar batalla contra la Liga, que por circunstancias políticas, contaban con el apoyo del protestante, duque Mauricio de Sajonia, con las que consiguieron reunir un contingente de, veteranos de los tercios españoles; el Tercio de Hungría, el de Lombardía, y el Nápoles, más lansquenetes alemanes, y tropas italianas y belgas, consiguiendo una suma total aproximada de efectivos de unos 44 000 soldados de infantería, a los que hay que añadir otros 7000 de caballería.


Por su parte., las tropas de la Liga, que estaban acampadas a orillas del río Elba, cerca de la ciudad de Mühlberg, habían destruido los puentes que comunicaban con la otra orilla y se consideraban protegidas por el río, cuya barrera les parecía infranqueable.


Sin embargo, el ejército imperial sabedor de su emplazamiento, en la madrugada del 24 de abril, aprovechando la nocturnidad, y la audacia de algunos arcabuceros españoles, que cruzaron el río a nado con la pólvora en alto, para evitar se humedeciese, más la eficacia de los pontoneros imperiales y el arrojo de los tercios españoles, enardecidos tras una arenga del Emperador, se abalanzaron por sorpresa sobre el desprevenido ejército protestante que, en su intento de ponerse a salvo con la huida, fue aniquilado, mientras sus jefes, Juan Federico y Felipe I de Hesse, eran apresados.


Tras la aplastante vitoria, “La Liga de Esmalcalda” quedó disuelta, siendo sus jefes encarcelados en el castillo de Halle y en recompensa a Mauricio de Sajonia, colaborador en la lucha, se le otorgó el cargo de elector, y Carlos V salió triunfante y reforzado en su poder imperial.


Sin embargo, poco le duró esta euforia, que fue muy efímera, ya que los príncipes alemanes se aliaron con el rey Enrique II de Francia, enemigo natural del emperador, en el Tratado de Chambord, y sus ejércitos tomaron las plazas imperiales de Metz, Houl y Verdún, al tiempo que los turcos conquistaban Trípoli y Mauricio de Sajonia, pese a la ayuda anterior, traicionaba la confianza de su emperador Carlos, y le atacaba por sorpresa en Innsbruck, de donde tuvo que escapar por los nevados pasos de los Alpes para salvarse en el refugio de sus tropas de Italia.


La precipitada huida de Innsbruck, en medio de la noche, supuso una humillación para el emperador y además después de eso, fracasó estrepitosamente al intentar recuperar la ciudad de Metz en 1553.


Finalmente, ante la fuerza de los hechos se alcanzó la solución definitiva en la Paz de Augsburgo de 1555, por la que el emperador se vio forzado a admitir, que cada príncipe podía determinar la religión de su territorio -“cuius regio, eius religio” - y desde entonces, la posición de Carlos V, quedó irremediablemente debilitada en el interior del Imperio.



No hay comentarios:

Publicar un comentario