lunes, 20 de abril de 2015

El fusilamiento de Julian Grimau

Tal día como hoy 20 de abril de 1963, el dirigente comunista Julian Grimau, era fusilado a las afueras de Madrid.

Julián Grimau García, fue un político comunista, condenado a muerte y ejecutado en Consejo de Guerra por crímenes cometidos durante la Guerra Civil Española, como miembro de los servicios policiales y jefe de la Brigada de Investigación Criminal.

Era hijo de un inspector de policía y, en guerra civil, ingresó en el Partido Comunista en Barcelona, donde se dedicó a labores policiales, y tras la guerra se exilió en América Latina, estableciéndose posteriormente en Francia.

Según las acusaciones ante el tribunal militar que lo juzgó, Grimau cometió torturas, saqueos domiciliarios y asesinatos como jefe de la "checa" establecida desde principios de 1938 en la plaza de Berenguer el Grande de Barcelona. Acusaciones, de cuestionada credibilidad.

A partir de 1959, compartía la dirección del PCE con Jorge Semprún, siendo detenido en noviembre de 1962. conducido a la Dirección General de Seguridad y declarando en el juicio, que en la sesión de tortura a la que fue sometido, le arrojaron por la ventana esposado, fracturándose la frente y las muñecas, mientras la policía, declaró que en un momento de su interrogatorio se encaramó a una silla, abrió la ventana y se arrojó por ella.

Fue la última persona procesada y condenada en España como consecuencia de la guerra, y aunque el delito se consiguiese probar, técnicamente había prescrito tras los 25 años transcurridos.

En el juicio a Grimau, en abril de 1963, ejerció de fiscal un habitual de los juicios políticos que nunca había estudiado Derecho y desempeñaba el cargo, al declarar que sus títulos "se habían quemado durante la guerra", siendo su defensor la única persona con formación jurídica de la sala.:

Los delitos de torturas no fueron probados, pues los testigos declararon que conocían los hechos "de oídas", es decir por rumores o testimonios de terceros y el delito continuado de rebelión era improbable dado que Grimau había pasado más de 20 años fuera de España, pero tras apenas cinco horas de juicio, sin deliberación, se dictó como estaba previsto la condena a muerte.

Sobre el caso Grimau, hubo manifestaciones en varias capitales europeas y latinoamericanas que no afectaron al general Franco, que en su línea habitual la atribuyó a una "conspiración izquierdista con la clase política" y tras la sentencia, y aunque el papa Juan XXIII y el líder soviético Nikita Jrushchov, - lo que en este caso, no tenía precedentes – se dirigieron a Franco pidiendo conmutar la pena, este finalmente exigió una votación al gobierno de la decisión de ejecutar al dirigente comunista que se tomó por unanimidad.

Con la llegada de la democracia, en 1978, se abrió la posibilidad de revisar el caso Grimau y otras víctimas de la dictadura, pero los acuerdos conocidos como Pactos de la Moncloa, supusieron una especie de “Ley de Punto Final” y nada se hizo.

El 15 de abril de 2002, Izquierda Unida presentó una Proposición no de Ley, sobre la rehabilitación de la figura de Julián Grimau, que recibió los votos a favor de todos los partidos, excepto el Partido Popular, que gobernaba con mayoría absoluta.

Jorge Semprún, en su día dirigente del PCE, escribió en su libro “Autobiografía de Federico Sánchez”, que :“La participación de Grimau en la represión contra el POUM, quedaba claramente establecida por un testimonio que fue censurado en el libro del PCE sobre Grimau”, según documento al que él tuvo acceso, del propio Grimau, donde exponía con bastante detalle su labor, bastante despiadada, en Barcelona, contra “agentes de la Quinta Columna franquista”, pero también contra el Partido Obrero de Unificación marxista - POUM - disidente del “comunismo oficial”.

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