lunes, 28 de marzo de 2022

“Don Juan Tenorio”

 

Tal día como hoy 28 de marzo de 1845 la ciudad de Madrid fue testigo del estreno de una de las obras más conocidas y representativas del teatro español, máximo referente del movimiento del romanticismo sobre el escenario: Don Juan Tenorio, de José de Zorrilla.

Con un tono religioso-fantástico y tomando como base para algunos elementos El burlador de Sevilla y convidado de piedra de Tirso de Molina, José de Zorrilla nos presenta el mito del legendario don Juan Tenorio, conquistador habilidoso con la espada y mujeriego que es desafiado a seducir a la novicia doña Inés por su rival don Luis Mejía.

La acción transcurre en la Sevilla de 1545, en los últimos años del rey Carlos I de España y nos permite ver cómo el amor entre doña Inés y don Juan se consuma con las peleas de este, don Luis y don Gonzalo (padre de Inés) de fondo. El primer acto termina con don Juan matando a sus rivales y huyendo a Italia para salvar la vida. A su regreso a Sevilla cinco años después, don Juan descubre que Inés murió y se le aparece el espíritu de don Gonzalo para llevarlo consigo al infierno por sus pecados. En el último momento, el alma de doña Inés aparece e intercede por su amado.

La Primera parte transcurre en la noche de Carnaval. Hace un tiempo don Juan y don Luis Mejía habían hecho una apuesta doble, la cual trataba sobre «quién de ambos sabía obrar peor, con mejor fortuna, en el término de un año» y «quien de los dos se batía en más duelos y quién seducía a más doncellas». La historia inicia un año después de esa apuesta, por lo tanto, don Luis Mejía y don Juan se vuelven a encontrar en la hostería del Laurel de Buttarelli, en Sevilla, donde comparan sus hazañas.

La apuesta se ha vuelto un gran escándalo en Sevilla, sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta lo que sucede. Durante la noche, arriban a la Hostería del Laurel, la propiedad de Buttarelli, en busca de conocer a fondo los detalles de dicha apuesta ceremonia

Don Gonzalo, padre de doña Inés, se ha enterado de la apuesta, y va a la hostería a asegurarse de lo que ha oído. Igualmente don Diego, padre de don Juan, quiere ver “el monstruo de liviandad a quien pude dar el ser”.

Los rivales cuentan los muertos en batalla y las mujeres seducidas y al finalizar don Juan queda como vencedor, sin embargo don Luis lo vuelve a desafiar diciéndole a don Juan que lo que le falta en la lista es “una novicia que esté para profesar”, entonces don Juan le vuelve a apostar a don Luis que conquistará a una novicia, y que además, le quitará a su prometida, doña Ana de Pantoja.

Don Luis, ante las palabras del otro, envía a su criado, Gastón, a avisar a la justicia; mientras que don Juan hace lo mismo con Ciutti. Al oír el desafío, el comendador don Gonzalo de Ulloa, padre de doña Inés, que llevaba en un convento desde su infancia y estaba destinada a casarse con don Juan, deshace el matrimonio convenido.

A la hostería llegan dos rondas de alguaciles que ponen bajo arresto a los dos nobles. Don Luis logra salir de la cárcel y va con doña Ana para suplicarle que se mantenga firme ante don Juan, que irá tras ella. Don Juan también sale, y en la calle de la casa de doña Ana, hace encerrar a don Luis. Luego, conversa con Brígida, la beata comprada del convento, que le explica cómo entrar en el convento sin ser visto.

La última acción de don Juan, para asegurar la apuesta, es llamar a Lucía, la sirvienta de doña Ana, para pedirle que abra las puertas de la casa a cambio de dinero y a las diez de la noche. Lucía accede.

En tanto, doña Inés lee una carta de don Juan, en la que declara abiertamente su amor hacia ella. Cuando ha concluido, don Juan penetra en la celda, lo que provoca que se desmaye. Don Juan la toma y la lleva a su casa. Don Gonzalo llega tiempo después, a contarle a la madre abadesa que la dueña de doña Inés está comprada, y teme por su bienestar. Aparece entonces la hermana tornera, anunciando la desaparición de doña Inés.

En la casa de don Juan, doña Inés cae en las redes del galán. Unidos por su amor, están dispuestos a todo. En ese momento, llega don Luis, que quiere matar a don Juan. Casi después, llega don Gonzalo, con gente armada. Don Juan manda a don Luis a una habitación contigua para que espere.

Don Juan se humilla ante don Gonzalo suplicando que le conceda a su hija a cambio de pruebas que él mismo dispone. Don Gonzalo se niega. Don Luis sale del cuarto y trata de aliarse con el comendador para matar a don Juan, pero finalmente resulta ser este último el asesino, dándole un balazo a don Gonzalo y una estocada a don Luis. Don Juan huye de Sevilla en un bergantín hacia Italia​

Cinco años después de la acción anterior, don Juan vuelve a Sevilla, buscando el antiguo palacio de la familia de los Tenorio y encontrando en su lugar el cementerio donde están enterrados don Luis y el Comendador, además del resto de las víctimas muertas a manos de él. Admirando las estatuas, don Juan descubre un sepulcro inesperado, el de doña Inés, que había muerto de pena al comprender que don Juan y ella jamás podrán estar juntos a pesar de amarse profundamente.

Llegan al lugar Centellas y Avellaneda, la presencia de estos dos viejos amigos hace que don Juan los invite a su casa a cenar junto con el espíritu de don Gonzalo, de donde viene la idea de haberse basado Zorrilla en El convidado de piedra de Tirso de Molina. Más tarde mientras se encuentran cenando, suena un aldabonazo y hace su aparición el espectro del Comendador, que acude con el objetivo de conducir a don Juan al infierno. Sin embargo doña Inés intercede y logra que ambos suban al Cielo entre una apoteosis de ángeles y cantos celestiales. 

José de Zorrilla tenía pocos años cuando se estrenó su Tenorio y, a pesar de su relativa juventud, era un personaje bien conocido en el Madrid literario. Desde entonces, Don Juan Tenorio ha pasado a ser un clásico de la literatura española y su recuerdo se mantiene vivo debido a que es costumbre, en numerosos municipios de España, representar esta obra en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre (Noche de difuntos). Esta tradición se debe a que el último acto de la obra, el de la muerte y salvación de don Juan, tiene lugar esa noche.

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