Tal día como hoy, el 27 de abril de 2015, se declara el toque de queda en Baltimore (Estados Unidos) para tratar de frenar los disturbios desencadenados a causa de la muerte del joven afroamericano Freddie Grey, ocurrida el 19 de abril tras estar una semana en coma por las graves lesiones sufridas a manos de la policía durante su traslado en un furgón policial.
El fallecimiento del joven, arrestado por llevar un cuchillo, reabrió la fractura racial y las acusaciones de brutalidad policial en Baltimore.Las autoridades de Baltimore (Maryland) se vieron obligadas a requerir refuerzos policiales y el envío de la Guardia Nacional para hacer frente a una jornada de disturbios que se desencadenaron tras protestas pacíficas por la muerte de un joven negro.
Incendios, saqueos de tiendas y altercados con la Policía sumieron a Baltimore en el caos y un toque de queda, poco después del entierro de Freddie Gray, joven negro que falleció, tras sufrir heridas graves bajo custodia policial.
Al filo de la medianoche, el comisario de la Policía de Baltimore, Anthony Batts, lamentó el "vergonzoso" desenlace de las protestas iniciadas contra la brutalidad policial y atribuyó los altercados a "estudiantes de secundaria", que asaltaron negocios, provocaron incendios e hirieron a 15 policías.
Ante el temor de que continúasen los disturbios, las autoridades de Baltimore, una ciudad de más de 600.000 habitantes, pidieroan ayuda a la Policía de Washington.Además, la ciudad decretó un toque de queda, desde las 10 de la noche hasta las 5 de la mañana, mientras que escuelas y algunos negocios permanecieron cerrados hasta que se restablezca el orden.
En el noroeste de la ciudad, grupos de jóvenes asaltaron la tienda de una gasolinera sin la oposición de los empleados, mientras coches patrulla y vehículos blindados se desplazaban por las calles vacías para responder a las emergencias que se han ido declarando por toda la ciudad.
Al menos una farmacia y varios coches de policía fueron pasto de las llamas a causa de los disturbios. Todo empezó de manera pacífica. En lo peor de los disturbios, pastores de las iglesias de los barrios afectados salieron a la calle para pedir calma a los jóvenes, algunos de los cuales eran miembros de bandas de los barrios más depauperados de la ciudad, que cuenta con dos tercios de población negra.
Los disturbios, que se saldaron con 27 detenidos, comenzaron poco después del entierro de Freddy Gray, de 25 años, y cuya familia lamentó que el caos y elementos criminales hayan ensombrecido la denuncia pacífica . La protestas cristalizaron por un problema que un gran número de afroamericanos en Baltimore consideraba cotidiano: la mayor presión policial contra los negros.
La muerte de Gray, que agonizó durante una semana en un hospital con la columna rota tras una detención, se suma a otros fallecimientos en todo el país de afroamericanos desarmados a manos de la policía. En una conferencia, el abogado de la familia Gray, William Murphy, dijo que el problema de la brutalidad policial es un asunto de derechos humanos.
Rodeado de varias decenas de representantes de la comunidad negra y miembros de bandas que han condenado la violencia, Murphy preguntó cuántos de los presentes habían sido víctima de brutalidad policial; casi ninguna mano quedó sin alzar.
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