Tal día como hoy 15 de abril de 1937, países de todo el mundo buscan intervenir en la Guerra Civil española y piden a todas las partes que se unan a las conversaciones de paz.
La intervención extranjera en la guerra civil española es el relato del papel que desempeñaron en la guerra civil española los diversos países que intervinieron en favor de uno de los dos bandos enfrentados -la Alemania nazi, la Italia fascista y el Portugal corporativista en favor del bando sublevado; y la Unión Soviética y México en favor del bando republicano,- y también el papel que desempeñó la política de «no intervención» seguida por Reino Unido, Francia y Estados Unidos.
Como ha destacado Enrique Moradiellos, «tanto los testigos y protagonistas de la época (fueran franquistas, republicanos o más o menos neutrales) como los historiadores y analistas posteriores (fueran más proclives a los primeros, a los segundos o a los terceros) han coincidido mayormente (casi unánimemente) en este punto clave: esa intervención exterior, bajo la forma de envíos de armas, municiones y combatientes o mediante apoyo financiero, diplomático o logístico, fue un aspecto relevante del conflicto civil español y representó un factor de importancia tanto en su desarrollo efectivo como en su desenlace final».
Hay una prueba positiva de la crucial importancia [de la intervención extranjera en la guerra civil española]: cuando el golpe militar parcialmente fracasado del 17 de julio de 1936 deviene en una verdadera guerra civil (tres días más tarde), ambos bandos contendientes optan por recurrir a la demanda de ayuda extranjera porque, simplemente, carecían de los elementos y pertrechos bélicos necesarios para librar un combate prolongado y de envergadura…
Por eso tuvo una importancia crucial y vital la decisión germano-italiana de intervenir en apoyo de las tropas de Franco, salvando una situación gravísima y permitiendo a este retomar la iniciativa estratégica y emprender la ofensiva militar con una seguridad, vigor y contundencia que ya nunca abandonaría.
Del mismo modo y con igual carácter crucial y vital, en el crítico mes de octubre de 1936, la decisión soviética de acudir en auxilio material de la República permitió la resistencia de Madrid frente al asedio franquista y sostuvo con posterioridad la estrategia defensiva del bando gubernamental hasta su postrero desplome más de dos años después.
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