viernes, 3 de mayo de 2024

Ordenan cerrar los Juegos Florales de Barcelona, porque no había ninguna bandera española

Tal día como hoy, 4 de mayo de 1902, Enric Bargés Pombo —capitán general de Catalunya— ordenaba cerrar los Juegos Florales - Jocs Florals en catalán -. momentos antes de la ceremonia inaugural..

La causa que pretendía justificar aquella decisión, era que, en la sala donde se tenía que celebrar la ceremonia inaugural, “no había ninguna bandera española, y que en cambio había veintidós banderas catalanas”.

Según la prensa, momentos antes de la inauguración, prevista para la una del mediodía en la Casa de la Llotja, un funcionario nombrado Iñiguez se presentó y amenazó el alcalde Joan Amat Sormaní ,con que si no izaba la bandera española en un sitio destacado de la sala, procedería a suspender aquel acto.

También según la prensa, acto seguido el alcalde Amat se reunió en una sala próxima, con el abogado Francesc Matheu Fornells, presidente del comité organizador de los Jocs Florals, con el médico Josep Maria Roca Heras, presidente de la entidad promotora de los Jocs Florals Unió Catalanista y con el cardenal Salvador Casañas Pagès, obispo de Barcelona y protector de los Jocs Florals.

Después de una breve deliberación, y ante la amenaza del capitán general, decidieron izar la bandera española, que había traído el funcionario Iñiguez. La prensa relata que cuando los cargos directivos izaron la bandera española, el público respondió con una sonora protesta. Acto seguido “la bandera fue arriada, y entonces sonaron aplausos”.

Sería entonces cuando Iñiguez, “por orden superior”, ordenaría suspender la ceremonia. Según la prensa, de nada valió que poco después, el alcalde Amat y el obispo Casañas se desplazaran hasta la capitanía general, para convencer a Bargés de la naturaleza estrictamente cultural del acto. 

El capitán general, no solo se negó a atender las explicaciones de los máximos representantes civil y eclesiástico de Barcelona sino que, además, ordenó la detención y encarcelamiento, de los activistas culturales Enric y Joan Mariné Santaló y Ramon Salt Argemí, según la prensa, directamente relacionados con la protesta:  “Estos detenidos quedaron a disposición de la autoridad militar, que el mismo día de los hechos, nombró juez especial para instruir el sumario".

Según la prensa de la época, la justicia militar finalmente, acabó por archivar el procedimiento iniciado.


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