jueves, 3 de diciembre de 2020

Cuando Espartero ordenó el bombardeo de Barcelona

 

Tal día como hoy 3 de diciembre de 1842, tras días de sublevación armada y violencia en las calles de Barcelona, el general y regente de España Baldomero Espartero ordenó a su oficial en la Ciudad Condal, Antonio Van Halen, que los cañones del castillo de Montjuic abrieran fuego y bombardearan Barcelona.

La mayor ciudad de Cataluña llevaba siendo un polvorín desde hacía tiempo. El descontento social de prácticamente todas las clases (los obreros y trabajadores reclamaban más derechos y mejores condiciones, los propietarios y burgueses acuerdos comerciales más ventajosos…) se acumuló en Barcelona a la espera de una ocasión para lograr sus exigencias, aunque fuera por la fuerza de las armas.

Además, en la política catalana había tanto partidos progresistas que buscaban librarse de Espartero y poner en el trono a Isabel II y republicanos que directamente demandaban la instauración de un estado catalán. La insurrección de 1842 comenzó, según documentos de la época, cuando un grupo de trabajadores se negaron a pagar los impuestos exigidos por meter alimento o bebida en la ciudad.

Lo que comenzó como una escaramuza derivó rápidamente en un enfrentamiento armado en toda regla. Las barricadas se alzaron por toda la ciudad y el ejército se vio superado y tuvo que refugiarse en Montjuic a la espera de auxilio mientras que los rebeldes se organizaban en torno a una especie de gobierno provisional encabezado por los republicanos.

Espartero en persona viajó hasta Barcelona para controlar la situación e incluso llegó a rechazar una propuesta de negociación. En su lugar, ordenó el bombardeo de la ciudad como medio para asegurar la rendición total.

Durante el ataque se lanzaron 1.104 proyectiles, se destruyeron 462 edificios y murieron entre 20 y 30 personas. Los incendios se extendieron por toda la ciudad y la represión posterior se llevó a cabo con ejecuciones, arrestos indiscriminados y nuevos impuestos para reconstruir las partes destruidas de la ciudad.

Esta acción tan arriesgada, aunque cumplió los objetivos de Espartero, le hizo perder el apoyo de los catalanes y deterioró la imagen que los sectores liberales de España tenían de él.


 

 

1 comentario:

  1. Gracias, he descubierto por casualidad este blog y me parece muy interesante y , lo que es más importante, imparcial

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