jueves, 31 de diciembre de 2020

Fernando VII y la Pragmática Sanción

Tal día como hoy 31 de diciembre de 1832, el rey Fernando VII de Borbón derogó el decreto real firmado por él mismo en septiembre por el cual reinstauraba la Ley Sálica y devolvía la posibilidad de acceder al trono a Isabel, su hija de dos años.

Los últimos años del reinado de Fernando VII estuvieron marcados por dos problemas: los intentos por instaurar un sistema constitucional de los liberales o de endurecer el Antiguo Régimen de los absolutistas y la cuestión de quién sucedería al rey en el trono tras su muerte.

Para 1830 Fernando se había casado por cuarta vez pero no había logrado tener descendencia alguna, por lo que todo apuntaba a que su hermano menor, Carlos María de Isidro, se convertiría en el nuevo monarca muy pronto. Sin embargo, ese mismo año nació Isabel de la unión de Fernando con María Cristina de Borbón.

Hasta entonces, y durante algo más de un siglo, la Ley Sálica establecía que en caso de que no hubiera hijos varones que pudieran heredar el trono, este recaería sobre algún pariente del monarca fallecido y las combinaciones eran tan variadas que apenas existía posibilidad de que una mujer subiera al trono.

Todo esto cambió el 29 de marzo de 1830, cuando Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción y suprimió esta ley, permitiendo a Isabel convertirse en reina y frustrando las expectativas de los más conservadores que apoyaban a Carlos María.

Tal fue su inquina que, aprovechando una enfermedad del rey durante el verano de 1832, un grupo de nobles y militares presionaron a la reina para que convenciera al rey de reinstaurar la Ley Sálica en lo que se conoce como los Sucesos de la Granja. Lograron su objetivo y durante unos meses Carlos María fue el heredero reconocido de Fernando VII, pero el estado de salud del rey mejoró y anuló esta medida el 31 de diciembre de ese mismo año.

La muerte de Fernando VII en 1833 haría que la regente María Cristina y, más tarde, Isabel de Borbón se apoyaran en los sectores más liberales mientras que los absolutistas y Carlos María de Isidro renegaban del derecho al trono de la princesa y daban comienzo a la Primera Guerra Carlista (1833-1840)


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