Tal día como hoy 30 de enero de 1972 tuvo lugar en la ciudad de Derry - Irlanda del Norte - el llamado Domingo Sangriento. Durante una manifestación a favor de los derechos civiles organizada por la Asociación por los Derechos Civiles de Irlanda del Norte -NICRA en inglés - el Regimiento Británico de Paracaidistas enviado para controlar la situación abrió fuego indiscriminadamente contra grupos de manifestantes y provocó 14 muertes y decenas de heridos y detenidos.
En agosto de 1971 el gobierno norirlandés había aprobado medidas para poder encarcelar a personas sospechosas de pertenecer al IRA -Ejército de la República de Irlanda - sin juicio previo. Esta medida suscitó el rechazo de los movimientos nacionalistas y en defensa de los derechos civiles, por lo que se convocó una manifestación masiva que avanzaría desde el barrio católico de Derry hasta el ayuntamiento, pero las fuertes barricadas del ejército británico y, en un intento de evitar el derramamiento de sangre, los organizadores decidieron que la manifestación no saldría de Bogside.
Días antes, el gobierno de Irlanda del Norte había prohibido la celebración de manifestaciones y desplegó un potente cordón militar con el que contener a los 15.000 manifestantes que se esperaban.
Aunque la marcha comenzó de forma pacífica, los participantes eran tantos que acabaron por separarse y distribuirse por todo el barrio católico de Derry. Algunos de los manifestantes comenzaron a lanzar piedras y botellas a los militares, pero no se registró ningún disparo por su parte ni ningún enfrentamiento directo.
El gobierno británico había enviado al Regimiento Británico de Paracaidistas como refuerzo y fueron estos quienes sobrepasaron las barricadas y entraron al barrio de Bogside, abriendo fuego contra manifestantes desarmados y provocando 14 muertes - una de ellas meses después, debido a las heridas -, 14 heridos y decenas de detenidos.
En su momento, las autoridades británicas declararon que los soldados habían abierto fuego en respuesta a disparos de miembros del IRA, lo que suscitó las críticas de la comunidad internacional y aumentó la tensión y la violencia en Irlanda del Norte.
Sin embargo, en 2010 se publicó un informe encargado al juez Mark Saville en el que describía la intervención de los militares como “tan injustificada como injustificable”.
En el informe, fruto de una investigación de más de 10 años, se afirmaba que los soldados “perdieron su autocontrol y abrieron fuego contra civiles inocentes y desarmados”. Solo un soldado británico fue procesado por los hechos del Domingo Sangriento.
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