Tal día como hoy, 16 de enero de 1556 el rey Carlos I de España y V de Alemania cedió la corona a su hijo Felipe II, a los 29 años de edad, pasando a ser el monarca más poderoso de la época.
Hijo de Carlos I de España y V de Alemania y de Isabel de Portugal, Felipe II perteneció a la dinastía de los Austrias. Desde bien pequeño se le preparó para reinar. En 1555, Carlos I enfermó decidió dejar el poder en manos de su hijo y de su hermano. En octubre de ese mismo año, tuvo lugar la ceremonia en la que entregó a Felipe la Corona de los Países Bajos. Así inició el reinado de Felipe II.
Al año siguiente, 1556, su padre también le dio las Coronas de Aragón y de Castilla. Fue así como se convirtió en Rey de todo el territorio español, “en el que no se ponía el sol”. Por su parte, su tío, Fernando I de Habsburgo, heredó el poder que tenía el Imperio de Carlos V en Alemania. Ambas Coronas tuvieron una política de defensa mutua, puesto que sus reyes eran familia.
Con 29 años, Felipe II tomó posesión de su cargo como Rey de España siendo también rey consorte de Inglaterra, pues por aquel entonces estaba casado con Maria Tudor. Considerado por los historiadores como el monarca más poderoso de su tiempo, fue conocido como “el Prudente”.
Para muchos, el rey fue un hombre culto e inteligente, aficionado al arte y a la arquitectura. Para otros, sobre todo para sus entonces enemigos, Felipe II no era más que otro fanático de la religión obsesionado con extender sus dominios.
Ambas cosas eran ciertas. Felipe II fue un gobernante profundamente sensible con el arte y de extraordinaria inteligencia. Esto, sin embargo, no le hacía carecer de un profundo sentimiento religioso que le hizo permitir muchos excesos a la Inquisición.
El reinado de Felipe II confirió a España el título de mayor potencia europea y, posiblemente, el de país más poderoso de su tiempo. Fue este monarca el que estableció la capital en Madrid en 1560.
Para muchos historiadores, Felipe II fue quien configuró la monarquía hispánica o hispana. Heredó una gran cantidad de territorios a lo largo y ancho del globo, cada uno con diversos gobiernos. Durante los más de 40 años de reinado, se produjeron grandes batallas. La mayor parte de ellas estaban motivadas por los deseos de Felipe II de extender los dominios de la Corona.
Cuatro fueron las mujeres con las que se desposó Felipe II a lo largo de su vida. La primera de ellas fue Manuela de Portugal (1543-1544), con la que nació el príncipe Carlos. El segundo matrimonio fue con su tía, María Tudor, reina de Inglaterra (1554-1558), con quien no tuvo hijos.
En terceras nupcias, con la francesa Isabel de Valois. Para muchos, este fue su matrimonio más feliz y ella su esposa más querida. Con ella tuvo cinco hijas, de las que solo sobrevivieron dos: Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela.
En 1568 murieron su hijo Carlos y su esposa Isabel. Al quedarse viudo y no tener descendencia directa, Felipe II se casó por cuarta vez. Fue con su sobrina, la archiduquesa Ana de Austria, con la que tuvo cuatro hijos y una hija: Sus tres primeros hijos fallecieron antes que Felipe II, por lo que el heredero al trono fue su cuarto hijo: Felipe, que sería Felipe III.
Convertido en el monarca más poderoso de su tiempo, Felipe II quiso transformar su poder en una monarquía universal. Sin embargo, no lo tuvo nada fácil.
Las revueltas en los Países Bajos fueron apoyadas por los ingleses. El monarca español mandó a su armada a Inglaterra como castigo por apoyar a los insurgentes. Contrario a lo que se esperaba, en 1588 la “Gran Armada” de Felipe II fracasó.
Rápidamente los ingleses rebautizaron como “Armada Invencible” al ejército naval español. Este fue, sin duda, uno de las mayores humillaciones y fracasos del monarca. Años después se reconstruyó la flota, pero la posibilidad de dominar todo el Atlántico se esfumó.
Los últimos años de su vida los pasó en El Monasterio de El Escorial. Allí mismo murió el 13 de septiembre de 1598. Dejó su reino, con bastantes frentes abiertos, a su hijo Felipe III.
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