Tal día como hoy 29 de enero de 1996 el teatro La Fenice de Venecia, cuyo impresionante escenario albergó óperas desde 1792, quedó reducido a cenizas al estallar un incendio que terminó por consumir el edificio a pesar de los esfuerzos del cuerpo de bomberos.
Fue precisamente un bombero fuera de servicio que pasó por allí y vio el humo quien dio la voz de alarma. Ese día el teatro estaba vacío por labores de mantenimiento y no hubo que lamentar víctimas mortales pero sí la pérdida de un edificio histórico.
Mientras se preparaban las labores de reconstrucción se llevó a cabo una investigación policial que buscaba aclarar los hechos que habían precedido al incendio y que iría acercándose cada vez más al absurdo.
Las primeras hipótesis apuntaron a un fallo técnico derivado de los trabajos de mantenimiento que se estaban llevando a cabo y que habían dejado al teatro temporalmente (y convenientemente) sin sistema anti-incendios pero al poco tiempo se relacionó con un mafioso que, queriendo reforzar su posición y acallar rumores sobre su homosexualidad, decidió dar un golpe que atrajera todas las miradas.
La última teoría apuntó a dos obreros que, para evitar una penalización por no haber cumplido sus objetivos laborales ese día, prefirieron quemar el teatro entero y cubrir sus huellas. Fueron juzgados y condenados, pero uno de ellos huyó un día antes de entrar en prisión.
Mientras tanto, el teatro fue reconstruido y reabrió sus puertas en 2003.
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