Tal día como hoy 13 de enero del año 1951, el presidente Harry S. Truman anunció al pueblo estadounidense que había encomendado a la Comisión de Energía Atómica el desarrollo y producción de, entre otras, la bomba de hidrógeno.
“Es parte de mi responsabilidad como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas asegurar que nuestra nación sea capaz de defenderse frente a cualquier posible amenaza”, dijo para justificar la decisión de crear un arma que, teóricamente, sería cientos de veces más potente que las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, las relaciones entre Estados Unidos y la URSS se habían deteriorado significativamente y esto había conducido al mundo a una Guerra Fría en la que ambas superpotencias buscarían sobreponerse a su rival.
Truman, que había autorizado el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki, apostó por una política agresiva en la que Estados Unidos frenaría cualquier tipo de insurrección comunista - la llamada Doctrina Truman -. Cuando a mediados de 1949, cinco meses antes, la Unión Soviética consiguió detonar con éxito su propia bomba atómica Estados Unidos vio perdido su dominio armamentístico.
Es probable que este hecho, sumado al descubrimiento de que el científico alemán Klaus Fluchs era un espía soviético, fuera la razón por la que Truman se decidió a crear la bomba H.
En noviembre de 1952, Estados Unidos detonó el artefacto bautizado como Ivy Mike, la primera bomba de hidrógeno, en el atolón Enewetak de las islas Marshall. La energía liberada durante la explosión -10.4 megatones - desintegró una isla entera y creó un cráter de más de una milla de diámetro.(una milla =1609,344 metros)
El hongo nuclear que generó ascendió hasta la altura de 120.000 pies -36.576 metros-. A pesar del éxito conseguido, la alegría de los estadounidenses fue breve, ya que los soviéticos detonaron su primera bomba de hidrógeno, en noviembre de 1955.
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