Tal día como hoy, 20 de febrero de 1777, el Rey Carlos III prohibía el baile en el interior de las Iglesias.
Por diversos motivos, durante siglos, algunas fiestas religiosas iban acompañadas de espectáculos que incluían danzas y bailes, en una especie de mezcla y fusión de elementos religiosos y profanos.
Tales espectáculos, ya fueron prohibidos por el Consejo de Castilla en el año 1533. También a finales del S. XVII cuando el Rey Carlos II impidió en 1695, mediante Real Cédula, la entrada de danzas y tarascas en los templos y lugares sagrados, así como su participación en las procesiones.
Más tarde, en mayo de 1699, el Rey Carlos II firmó una nueva Real Cédula, en la que establecía que únicamente los hombres participarían en las danzas, pero que estas no podían realizarse en el interior de las Iglesias, ni durante la celebración de una misa ni durante las horas canónicas. Tampoco en otros lugares, que no fueran el presbiterio o el coro.
De esta forma, se mantuvo esta realidad hasta el 20 de febrero de 1777 que, el Rey Carlos III de España dictaba una pragmática, en la que exhortaba a los obispos españoles a que no permitieran, “espectáculos que no sirven de edificación y pueden servir a la indevoción y al desorden, en las procesiones de semana santa, Cruz de mayo, rogativas, ni en otras algunas” y encarecía que las fiestas y procesiones, finalizaran “antes de ponerse el sol, para evitar los inconvenientes que pueden resultar, de lo contrario”.
El propio Carlos III dispuso, el 21 de junio de 1780, por Real Pragmática que “… en ninguna Iglesia de estos mis Reinos, sea Catedral, Parroquial, o Regular, haya en adelante tales danzas, ni gigantones, sino que cese del todo esta práctica, en las procesiones y demás funciones eclesiásticas, como poco conviene a la gravedad y decoro que en ellas se requiere".
De aquellas antiguas costumbres, que mezclaban elementos religiosos y paganos, se han mantenido algunos vestigios. Entre ellos se encuentran los llamados ‘seises’, que cantan y bailan ante el Santísimo, en la festividad del Corpus en ciudades como Sevilla, o la "tarasca", que sigue saliendo en procesión, por las calles de Granada
En resumen, la prohibición de fiestas en el interior de las iglesias por parte de Carlos III en 1777, fue parte de un esfuerzo más amplio para regular y controlar, diversas formas de expresión cultural y entretenimiento, en la España del siglo XVIII.
Aunque estas medidas reflejaban las preocupaciones del monarca, por mantener el orden y la moralidad pública, también generaron controversia y resistencia, entre aquellos que valoraban estas tradiciones, como parte de su patrimonio cultural y religioso.
Relación efemérides históricas; cuentos, reflexiones, poesias...
miércoles, 19 de febrero de 2025
Cuando el Rey Carlos III prohibió bailar en las Iglesias
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