No existe un claro consenso sobre el lugar de su nacimiento; algunos cronistas lo sitúan en Granada y otros en Córdoba en el año 1509. A Granada llegó su padre para ejercer la abogacía, y se cree que esta ciudad es la que con mayor probabilidad, fue la cuna de Jiménez de Quesada, puesto que, como dice el cronista Juan Rodríguez Freyle, al territorio que conquistó le puso el nombre de Nuevo Reino de Granada por la semejanza que encontró entre el altiplano Cundiboyacense ,con los campos y vegas de Granada.
De lo que no hay duda, es de su estancia en Italia como soldado, hasta que en el año 1530 regresa a la península, para comenzar la carrera jurídica, en la ciudad de Granada.
Terminados los estudios con gran brillantez, el título de licenciado y su gran fama como combatiente, permiten a Gonzalo Jiménez de Quesada, ocupar un puesto de letrado en la Real Cancillería de Granada, un cargo que le llevaría al nuevo mundo.
Al otro lado del Atlántico, el nuevo gobernador de Santa Marta, Pedro Fernández de Lugo, le otorga el cargo de justicia mayor y teniente general de la expedición, que finalmente alcanzó las llanuras de la meseta de Cundinamarca, las ricas y tan buscadas tierras por los españoles, que todos los conquistadores que habían partido en su búsqueda, habían fracasado en el intento.
Allí, tras superar numerosos peligros, Gonzalo Jiménez de Quesada se encontró a la civilización artesana y agrícola de los chibchas, a los cuáles sometió sirviéndose más de la razón que de la espada. Además, la labor de los españoles fue facilitada, por el hecho de que la cruz era un signo sagrado para los nativos, que, como en otros lugares, consideraron a los recién llegados hijos del Sol, el dios al que veneraban.
El 5 de agosto de 1538, el licenciado Gonzalo Jiménez de Quesada, fundaba la ciudad de Santa Fe de Bogotá, la que había de convertirse en la capital del Reino de Nueva Granada.
La importancia estratégica y la extensión de los territorios conquistados, podían compararse con las del México ocupado por Hernán Cortés, pero desgraciadamente la metrópoli estaba ya cansada de gestas y muy necesitada de riquezas.
A comienzos de 1539 llegaron a Bogotá dos nuevas expediciones. La de Sebastián de Belalcázar procedente de Perú, y la del alemán Nicolás Federmann, que había partido de Venezuela. Los tres capitanes, estuvieron a punto de entablar una guerra por estos territorios, pero al final determinaron regresar juntos a España, para que el monarca decidiese a quién correspondía la gobernación de Nueva Granada.
A pesar de que todo el mérito correspondía a Quesada y de que él era el único que había actuado legítimamente, por orden superior, el Consejo de Indias resolvió no otorgar a ninguno de los tres, el ansiado título de gobernador.
Pasaron ocho años, para que Gonzalo Jiménez de Quesada obtuviese su recompensa, esta fue el nombramiento honorífico de Mariscal del Reino de Nueva Granada. Jamás conseguiría un mando con jurisdicción, sobre las tierras que había conquistado.
Gonzalo Jiménez de Quesada regresó nuevamente a Santa Fe de Bogotá en 1550 y emprendió por la región de los Llanos orientales, una expedición en busca de los tesoros de "El Dorado" que resultaría un auténtico fracaso. Viejo, enfermo y arruinado, se retiró en Suesca.
Los últimos años de su vida los dedicó a escribir una serie de obras de las cuales se ha perdido la mayor parte. Su última lucha, la más larga que enfrentó, fue contra un enemigo invencible, la lepra.
Esta terrible enfermedad acabó con su vida el día 16 de febrero de 1579, Sus hombres le rindieron honores de adelantado, pues consideraban que él y sólo él, había descubierto y conquistado las tierras de Nueva Granada.
Un aspecto interesante de la vida de Jiménez de Quesada, es su afición por la poesía, testimoniada por Juan de Castellanos en las Elegías de varones ilustres de Indias, y su actividad como escritor. Su obra más conocida es "El Antijovio", refutación a un libro contra los españoles, del italiano Paulo Jovio, arzobispo de Nochera. Según consignó Jiménez de Quesada en el prólogo, escribió esta obra, de 55 capítulos, entre el 29 de junio y el 30 de noviembre de 1567.
Se conservan, además, "Indicaciones para el buen gobierno", "Memoria sobre los descubridores y conquistadores que entraron conmigo a descubrir y conquistar este Nuevo Reino de Granada" y algunas cartas y cláusulas de su testamento; el resto de su obra está perdida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario