jueves, 18 de septiembre de 2025

El Tratado de los Toros de Guisando

Tal día como hoy, 19 de septiembre de 1468, era ratificado en la provincia de Ávila, el Tratado de los Toros de Guisando, en el que Enrique IV de Castilla, reconocía a su hermanastra Isabel, como heredera al trono castellano.

El Tratado de los Toros de Guisando, firmado en 1468, marcó un punto de inflexión, en la sucesión al trono de Castilla, reconociendo a Isabel I como heredera al trono, en lugar de Juana "la Beltraneja". 

Este tratado, aunque no fue un tratado formal en sí, sino más bien un acuerdo o juramento, se realizó junto a los famosos verracos, de piedra de Guisando, en Ávila .

Este Tratado fue una de las grandes causas, de la Guerra de Sucesión Castellana, entre Isabel de Trastámara y Juana "la Beltraneja". Un conflicto cuya semilla, ya se había plantado, varios años antes.

Las sospechas de que la hija de Enrique IV, fuese ilegítima y el trato de favor del Rey con nobles, como los Mendoza o su valido Beltrán de la Cueva, hizo que un grupo de nobles castellanos, se revelase en la conocida "Farsa de Ávila", ceremonia en la que depusieron simbólicamente, a Enrique IV y entronizaron en su lugar a su hermanastro, el infante Alfonso de Castilla.

Tras la muerte de Alfonso - tal vez envenenado- en 1468, este grupo de nobles, comenzó a apoyar las pretensiones de su hermana Isabel, quien prefirió pactar con su hermanastro, el Rey Enrique IV. Isabel llegó a un acuerdo, que se formalizó el 19 de septiembre de 1468, al ratificar el Tratado, de los Toros de Guisando.

Mediante este acuerdo, Isabel era proclamada princesa de Asturias y reconocida, como heredera de la Corona de Castilla, situándose en la línea sucesoria, por delante de la hija del Rey, Juana "la Beltraneja", además de recibir un amplio patrimonio. 

A cambio, Isabel debía permanecer leal a Enrique IV y casarse, con el consentimiento previo del Rey, condición esta última que no llegó a cumplir, al casarse en secreto, con Fernando II de Aragón en 1469.

Tras contraer matrimonio, sin el permiso del Rey, Isabel fue repudiada y Enrique IV volvió a reconocer, los derechos de su hija Juana, en la Ceremonia de la Val de Lozoya. Un cambio de parecer, que a su muerte sumió a Castilla, en una cruenta guerra civil.

Este pacto fue crucial, en la lucha por la sucesión al trono de Castilla y marcó un punto de inflexión, en la vida de Isabel, allanando su camino al reinado. No se conserva el documento original del pacto, lo que ha generado debate entre los historiadores, sobre su existencia y autenticidad

El lugar exacto, donde se firmó el pacto también es discutido, aunque se sabe que fue en las cercanías de los Toros de Guisando,  en la Venta Juradera, cerca del monumento de los toros de Guisando .

Aunque hoy en día, solo se conservan vestigios de la venta, el lugar fue estratégico y sirvió de escenario, para este trascendental acuerdo, que sentó las bases para el reinado, de Isabel la Católica y, por ende, de la España moderna.

 

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