sábado, 18 de julio de 2015

El desastre de Alarcos

Tal día como hoy 18 de julio de 1195 las tropas del califa Abū Yūsuf, se encuentra con las cristianas en Alarcos - Ciudad Real - a los que al día siguiente, infringen una total derrota.

La batalla o el “desastre de Alarcos”, tuvo lugar entre las tropas de Alfonso VIII de Castilla y las almohades de Yusuf II, saldándose con la derrota para los cristianos, que frenó la reconquista hasta la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212.

En 1177, Alfonso VIII conquistó Cuenca y poco después empezó a levantar la ciudad de Alarcos, pero aún sin terminar su muralla, una expedición del arzobispo de Toledo, saqueó las cercanías de Sevilla, lo que enfureció a Yusuf que decidió castigar a los castellanos.

Al parecer para complicarlo más, Alfonso VIII de forma imprudente, retó a Yusuf en tono altanero y este, lo trasmitió a sus tribus de África obteniendo en respuesta en  junio de 1195,  logrando reunir un ejército de más de 30.000 hombres, con todo tipo de mercenarios, incluso contando con las fuerzas cristianas de Pedro Fernández de Castro "el Castellano", que combatió para los almohades.

Cuando el mes de julio el ejército almohade fue avistado, era tan numeroso “que no llegaron a saber cuántos lo formaban”, pero otra vez de manera imprudente, Alfonso VIII decidió presentar batalla con solo unos 15.000 hombres en lugar de esperar a las tropas leonesas de refuerzo.

Abū Yūsuf – menos impulsivo que el castellano - prefirió esperar el resto de sus fuerzas y la madrugada del 19 de julio el ejército almohade se puso en marcha.

La carga cristiana, un tanto desordenada pero impetuosa, no se hizo esperar y a tres horas del inicio, los sarracenos, haciendo uso de su caballería ligera y su superioridad numérica, rebasaron a los cristianos por los flancos y atacaron por la retaguardia, lo que acabó por cerrar el cerco a estos, que,  rodeados, hubieron de huir con infinidad de bajas, mientras a los supervivientes, se les permitió marchar 

Aceptar la batalla, fue una imprudencia de Alfonso VIII, pues las tropas de Yusub eran muy superiores, pero el rey, en la plenitud de su vida, no pensó en ningún instante retroceder ante el enemigo, prefiriendo morir antes que contemplar el gran catástrofe que se avecinaba, debiendo ser sacado en contra de su voluntad, del campo de batalla.

Como consecuencia de la derrota, los almohades llegaron hasta las proximidades de Toledo, y afortunadamente para Castilla, Abu Yusuf volvió a Sevilla para restablecer sus numerosas bajas.

En los dos años siguientes, las tropas musulmanas asolaron Extremadura, el valle del Tajo, La Mancha y las proximidades de Toledo, aunque fueron rechazadas por Pedro Fernández de Castro "el Castellano", que tras la batalla se cambió de bando y pasó a servir a Alfonso IX de León, quien le nombró su Mayordomo.

Estas expediciones no aportaron más terreno para el califa que, enfermo volvió al norte de África, donde murió, por lo que las consecuencias fueron poco duraderas y cuando el nuevo califa Muhammed al-Nasir intentó frenar el nuevo avance cristiano, fue derrotado de forma absoluta en la batalla de las Navas de Tolosa, y el Imperio Almohade se derrumbó pocos años después.


No hay comentarios:

Publicar un comentario