viernes, 24 de julio de 2015

Onésimo Redondo, un teórico del fascismo en España

 
Tal día como hoy 24 de julio de 1936 el jefe de la Falange castellana Onésimo Redondo, muere en el frente de Labajos (Segovia).

Onésimo fue un dirigente del Nacional-sindicalismo español - doctrina de inspiración fascista - al que durante el régimen franquista se le conoció como el "caudillo de Castilla".

Tras terminar sus estudios de Derecho, obtuvo plaza como lector de español en la Universidad de Mannheim, en Alemania, lo cual quizás tuviese importancia en su futura ideología política, ya que por entonces el Partido Nacionalsocialista Alemán estaba realizando un fuerte crecimiento hasta llegar a imponerse en Alemania.

Tras la proclamación de la II República, fundó en 1931, un grupo denominado “Juntas Castellanas de Actuación Hispánica”, inspiradas contra el sistema democrático, que en noviembre de ese mismo año, se fusionó en las JONS  -Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista- y adoptaron como emblema el yugo y las flechas de los Reyes Católicos. 

El objetivo de este nuevo partido - declaradamente antimarxista - era la creación de un Estado Nacional-sindicalista, de carácter totalitario, propugnando la acción directa y rechazando el sistema electoral, por considerarlo "liberal-burgués y corrupto”.

Tras tomar parte en la fracasada sublevación del general Sanjurjo, en 1934, se fusionaron a su vez con Falange Española, de José Antonio Primo de Rivera, con lo cual Onésimo pasó a un segundo plano.

En marzo de 1936 fue detenido en Valladolid y, liberado el 18 de julio por los militares sublevados,  para formar y dirigir en esta ciudad los primeros días del alzamiento militar la denominada "patrulla del amanecer", que se distinguía por fusilar a cerca de cuarenta personas diarias sin  previo juicio.

Posteriormente, encabezó un grupo armado de falangistas que marchó hacia Madrid y combatió en el Alto del León y el 24 de julio, en el pueblo segoviano de Labajos, murió en una emboscada organizada por un grupo de milicianos, al parecer al confundir con falangistas a militantes anarquistas de la CNT por el parecido de sus banderas.

El régimen franquista lo convirtió desde ese momento en uno de los "mártires de la Cruzada", dedicándole en el Cerro de San Cristóbal de Valladolid un monumento,varias veces atacado los últimos años.

Su demolición se ejecutó, en cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica,​ el 2 de febrero de 2016.​


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